LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL IDIOMA TURCO

Las lenguas son una auténtica reserva de conocimiento e historia, encarnan la sabiduría cultural única de un pueblo; nos muestran las posibilidades de comunicación de los seres humanos entre sí, tanto dentro de la misma comunidad lingüística, como entre comunidades de lenguas y culturas diferentes. El idioma turco es uno de los más modernos. Aquí su presentación pedagógica.

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El turco pertenece a la familia lingüística de las lenguas túrquicas. La lengua turca se encuentra regulada por la Türk Dil Kurumu (Sociedad de la Lengua Turca, TDK) la cual provee de interesante información acerca de cómo la designación del idioma fue cambiando en el tiempo. El idioma turco es uno de los más antiguos del mundo. Durante el transcurso de su historia ha cambiado y evolucionado. De acuerdo con el filólogo Gencan1, existen tres períodos importantes en la historia del idioma turco: antes del Islam, luego del Islam, y el turco moderno que inició a partir de la reforma lingüística de 1928.

Desde su nacimiento ha usado diferentes alfabetos y ha sido la lengua de todo el Imperio Otomano. Durante siglos, el turco ha recibido numerosos arabismos léxicos y sintácticos, así como una clara influencia del persa. Turco, persa y árabe pertenecen a principios etimológicos diferentes. Por estas razones, durante el siglo XIX se empezó a llamar por una reforma del idioma, el cual sería más fácil de leer y escribir. Estos cambios de nomenclatura enmarcarán el estudio que aquí nos ocupa.

UNA VOZ PROPIA Y MILENARIA

Comencemos por los pilares del idioma oficial de la República de Turquía: el turco2, el cual pertenece a la familia lingüística de las lenguas túrquicas de lenguas altaicas; junto con el azerbaijano, gagauzo y turcomano. Decimos que es una lengua altaica ya que originalmente el turco proviene geográficamente del Macizo de Altái, una cadena montañosa ubicada en Asia central.3 Los pueblos nómades de la zona expandieron y llevaron junto a ellos su lengua, específicamente hacia los países de Asia menor: Azerbaiján, Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán, entre otros. En la actualidad, el turco es el idioma nacional de Turquía y de las minorías turcas que viven en Asia central, los Balcanes y el Oriente Próximo.

Según el Instituto de Estadística turco (TurkStat), Turquía cuenta con una población de más de 75 millones de personas.4 De acuerdo con la información suministrada por Ethnologue, el idioma turco tiene más de 46 millones de hablantes en Turquía, y más de 50 millones en conjunto con otros países del mundo (Azerbaiján, Bulgaria, Egipto, Georgia, Irán, Kazajstán, Kyrgyzstan, Macedonia, Rumania, Rusia, Serbia, etcétera)5.

EL CAMBIO DEL MODELO ALFABÉTICO

La construcción del Estado de ningún modo es una tarea simple. Peor aún, la creación de un nuevo Estado a partir de los despojos de un antiguo régimen, lo cual implica un reto todavía mayor. Cuando el imperio otomano se disolvió, los turcos debieron construir su nación a partir de las ruinas del sultanato.

Uno de los cambios más difíciles de hacer dentro de una sociedad es probablemente una reforma lingüística. La mayoría de las naciones no lo han hecho jamás, y generalmente se prefirió un acercamiento gradual. Turquía, sin embargo, es el ejemplo de las reformas más vastas y veloces. En 1928, el gran líder de la república turca moderna, Atatürk, decidió que el alfabeto árabe, el cual era usado por los turcos durante miles de años, debería ser reemplazado por el alfabeto latino. La reforma lingüística de Atatürk (que incluye la escritura, la gramática y el vocabulario) se encuentra entre las reformas de más amplio alcance de la historia de la humanidad.6

“La necesidad de una reforma en el Estado Otomano fue reconocida por primera vez en el siglo XVII cuando el estado comenzó a perder su fortaleza. Las reformas de ese siglo fueron generalmente tentativas vernáculas, las cuales estaban centradas en su mayoría en el fortalecimiento de la autoridad del gobierno central. Sin embargo, después del siglo XVIII los esfuerzos de reforma tomaron un rumbo diferente ya que el estado otomano abrió sus puertas a Occidente. Intelectuales y hombres de estado otomanos comenzaron a apreciar la occidentalización como una condición previa para la reforma en el país”.7

Tras el desmoronamiento del Imperio Otomano, la consecuente creación de la República Turca y el proceso de integración nacional entre 1921 y 1923, el Estado se rigió en favor de la aceptación de la civilización occidental, la modernización (vista como una huida del atraso) y el tema de la adopción de un nuevo alfabeto se volvió primordial. De este modo, podemos afirmar que Turquía fue uno de los primeros países que estableció contacto con la civilización occidental.

Mustafa Kemal Atatürk estableció los fundamentos de la moderna República de Turquía. Su reforma fue motivada principalmente por un objetivo político específico: romper el vínculo con el otomano y pasado islámico, y orientar el nuevo Estado de Turquía lejos de las tierras otomanas tradicionales de Oriente Medio. Atatürk anunció sus planes en julio de 1928; pero el cambio se formalizó a través de la aprobación de la ley N° 1.353, sobre la Aprobación e implementación del alfabeto turco. Esta ley entró en vigor el 1 de enero de 1929, haciendo obligatorio el uso del nuevo alfabeto en todas las comunicaciones públicas.

EL NUEVO ALFABETO TURCO

Este nuevo alfabeto oficial que rige en la actualidad, representa una evolución del turco mediante un alto grado de precisión y especificidad. Tal como mencionamos en nuestro trabajo, tiene sus aportes y antecedentes de una serie de distintos alfabetos utilizados en diferentes épocas (durante el Imperio Otomano el turco fue influenciado por el árabe y el persa). Atatürk sabía que las reformas seculares que estaba implementando serían en vano si la población turca se oponía a estas. El gran peligro de este nuevo orden era la historia de los turcos, que desde los años novecientos, había estado fuertemente conectada con el Islam.

Con la excusa de querer alfabetizar a la población (la cual tenía unos índices muy bajos de educación), Ataürk defendió la sustitución de las letras en alfabeto árabe por las letras en latín. Al igual que el persa, el turco se escribió en letras árabes por cientos de años luego de la conversión de los turcos al Islam en los años novecientos.

La agenda de reformas nacionalistas de Atatürk, incluía que el nuevo alfabeto sea puramente en letras turcas, y que el viejo turco se convierta en obsoleto luego de la caída del Imperio Otomano. Desde su perspectiva, la reforma lingüística fue ampliamente satisfactoria. La victoria del nacionalismo turco y varios elementos culturales, proporcionaron un gran aporte a la invención de este alfabeto y su adopción en el siglo XX.

Si nos adentramos a las letras que conforman la lengua turca moderna8 podemos encontrar: 29 letras de las cuales 21 son consonantes y 8 son vocales (A, E, I, İ, O, Ö, U, Ü). Las ocho vocales se encuentran divididas en dos grupos para lograr una armonía. Es un alfabeto fonético ya que cada letra posee una pronunciación individual en todos los casos.

Como vemos, encontramos 3 nuevas consonantes: ç, ğ, ş. Existen además tres letras que no se encuentran en la lista de las consonantes, sin embargo las utilizamos si tenemos que decir palabras en algún idioma extranjero: Q, W, X. Estas letras se han eliminado del alfabeto latín adaptado al turco y la x solamente se utiliza en palabras de origen extranjero.

En el alfabeto turco moderno encontramos seis pares de letras similares aunque son diferentes: cada una de ellas son pronunciadas de una manera distinta:

Pero lo más interesante sobre las vocales en turco es la distinción entre ı e i. Para la primera no existe su equivalente en español. Cuando son mayúsculas también se distinguen según llevan un punto o no.

De esta manera vemos como surgió un nuevo alfabeto, el cual buscaba romper sus estrechos lazos con el árabe y persa. El alfabeto árabe se compone de veintiocho letras que son todas consonantes y además está dividido en dos grandes partes para su pronunciación: las letras solares y las letras lunares. Pero además, de bemos recordar un rasgo distintivo del alfabeto árabe que lo diferencia una vez más del turco: se escribe de derecha a izquierda.

UNA TURQUÍA SECULAR

El imperio Otomano fue abolido en el año 1924 e inmediatamente la República de Turquía se convirtió en un estado secular con Atatürk de Presidente. La identidad del nuevo estado se basaría en una noción de lealtad hacia occidente, hacia una entidad geográfica, y no hacia una solidaridad religiosa.

Durante la guerra de independencia turca, 1920- 1922, Atatürk y la gran Asamblea se habían amparado en la religión y en los religiosos. Fue justamente después de la proclamación de la república y del traslado de la capital a Ankara, en 1923, cuando lanzaron un programa radical de laicización de la sociedad y del Estado turcos. Se abolió el califato en 1924, poniendo fin a la dualidad de los poderes: ya no había legitimidad proveniente de la sucesión del Profeta9; la única autoridad sería en lo sucesivo la de la Asamblea de Ankara, que descansaba en la soberanía nacional.

La historia otomana es la de una dominación del poder político sobre el poder religioso, que encuentra su conclusión con Atatürk. Dos reformas, instauradas al mismo tiempo que la supresión del califato en 1924, desembocan en este control del Estado sobre lo religioso: la creación de la presidencia para los asuntos religiosos, y de la dirección de las fundaciones de beneficencia.

Otras de las medidas destinadas a separar la religión del Estado fue liberar el derecho de toda referencia hecha a la ley religiosa y al derecho islámico: se cerraron los tribunales islámicos; se adoptó un código civil ampliamente inspirado en el código suizo; la poligamia quedaba suprimida, y se establecía la igualdad del hombre y de la mujer.

Mustafá Kemal Atatürk –el padre de los turcos– incluyó en los textos de la Constitución los principios fundadores del nuevo Estado. Según el Art. 2, el Estado turco era republicano, nacionalista, populista, estatista y laico10. Luego de las reformas aceleradas, la laicidad quedaba reconocida de manera oficial. Desde entonces, Turquía sigue llamándose, de acuerdo con la fórmula consagrada, el único Estado laico del mundo musulmán.

El laicismo, o laiklik en turco, fue la clave para el cambio. Su adopción implicó la necesidad de terminar con la preeminencia de las instituciones religiosas, tanto en vértice del Estado (califato) como aquellas que regulaban jurídicamente la vida de la sociedad turca o configuraban el sistema cultural a partir de la enseñanza.

La Turquía de Atatürk de principios del siglo XX llevó a cabo la más espectacular y profunda revolución del Oriente Medio: transformó un sultanato musulmán y con una estructura administrativa basada en la Edad Media árabe en una nación laica, moderna, democrática y europeizante. A partir de la revolución se adoptó un alfabeto latino que la vinculaba aún más a Europa y la cultura del mundo occidental. La gran innovación fue la adopción del alfabeto latino en lugar de las letras árabes, como también la purificación de la lengua turca mediante la eliminación de los aportes árabes y persas. Con estos ejemplos podemos ver claramente las tentativas hacia una laicización cultural.

EL LEGADO DE MUSTAFÁ KEMAL ATATÜRK

Atatürk ideó un programa político junto con un revestimiento ideológico para el concepto de “kemalismo”, a partir de seis conceptos básicos, denominados las Seis Flechas. Estos seis pilares eran: republicanismo, secularismo, nacionalismo, populismo, estatalismo y revolucionarismo. Este proyecto se resume en la creación de un estado-nación moderno, democrático y secular; guiado por el progreso educativo y científico basado en los principios del positivismo, el racionalismo y la Ilustración. Atatürk consiguió institucionalizar el uso del idioma turco con la creación e implementación de medidas orientadas por el ideal de la reforma, la cual hemos consignado en los apartados anteriores. Como bases jurídicas de la reforma lingüística podemos mencionar:

la Ley N° 1.353, sobre la Aprobación e implementación del alfabeto turco11, y la Constitución de la República de Turquía.

Toda la producción que llevó a cabo Atatürk abre el camino y sienta las bases, ya sin retorno posible, del idioma oficial de la moderna República turca. El impulso del turco como lengua de cultura, estandarizada y normalizada, y como vehículo trasmisor del saber, colmó los dos principios importantes que deseaba el gran líder: que la población del país se comunicaba en turco y no en árabe o persa; y, el segundo (que deriva directamente de éste) ahondar en la fijación fonológica y ortográfica, dotarlo de un léxico suficiente para poder expresar todos los conceptos, intentar un modelo sintáctico suficiente para la expresión escrita y, en definitiva, sistematizar la lengua que se hablaba en la calle pero que no se encontraba institucionalizada.

Con respecto a la declaración de oficialidad del idioma turco, en el Derecho internacional actual, se acepta sin cuestionamiento que la declaración de oficialidad lingüística pertenece a la jurisdicción interna de cada Estado, siendo una decisión que expresa la soberanía política de cada comunidad independiente. No existe límite alguno a la decisión de cada Estado al respecto, ni posibilidad alguna de intervención de una instancia internacional en la misma. Un Tribunal Constitucional español, en una sentencia emitida en el año 1986, ofreció una definición de oficialidad lingüística. Se trata de una categoría jurídica, que resalta la decisión política por encima de la realidad sociolingüística. Establecía que:

“es oficial una lengua, independientemente de su realidad y peso como fenómeno social, cuando es reconocida por los poderes públicos como medio normal de comunicación en y entre ellos y en su relación con los sujetos privados, con plena validez y efectos jurídicos”. 12

La oficialidad del idioma significó que esta sea utilizada en los ámbitos básicos de las relaciones sociales públicas: educación, instituciones públicas, servicios administrativos, administración de justicia y medios de comunicación social. También implicó el fomento del uso del idioma oficial en determinados ámbitos de las relaciones sociales: publicaciones, producción artística y científica, comercialización de productos. Más allá de las enormes ventajas que ofrecía el cambio en términos de occidentalizacion, separaba todavía más a la nueva Turquía del pasado otomano y el peso de la tradición islámica. Además, numerosas palabras árabes y persas ya no pudieron transcribirse apropiadamente y por lo tanto fueron traducidas al turco o eliminadas, con lo cual la lengua ganó pureza. También la literatura se benefició de la simplificación.

El gran plan nacionalista establecido por Atatürk produjo una lengua turca mas moderna, practica y precisa. La lengua junto con la historia fueron los vehículos del impulso nacionalista de Atatürk. El 15 de abril de 1931 fundó la Sociedad Histórica Turca, mientras que el 12 de julio del año siguiente nació la Sociedad de la Lengua turca, ambas con unos objetivos similares.

En términos numéricos el turco es la lengua túrquica con mayor alcance del mundo, hablada por 100 millones de personas alrededor del globo. El historiador Feroz Ahmad en su libro Turquía: La búsqueda de una identidad13 expresa:

“Atatürk logró crear una nación que había adquirido una nueva identidad y era autosuficiente e independiente. Inició el proceso de transformar un país a partir de su base feudal y agraria en una economía industrial moderna (…) El nuevo turco había aprendido todas las profesiones requeridas por una sociedad moderna, desde ferroviario a empleado de banco, al tiempo que las mujeres trabajaban ahora en los establecimientos textiles o como secretarias, y en otras profesiones.”

Hoy en día, Atatürk sigue omnipresente en la vida de los turcos. En plazas, parques o museos de toda Turquía puede contemplarse la estatua del padre fundador de la patria (el principal aeropuerto del país lleva su nombre). La repercusión de la obra política de Atatürk fue tan extensa, que el estado kemalista se convirtió en un caso paradigmático en la historia de la política contemporánea.

La modernidad turca que desarrolló el kemalismo fue implementada con las expectativas de que lograra superar los desfases entre lo moderno y lo bárbaro. Atatürk señalaba en el discurso del 10º aniversario de la República (1933): “Debemos elevar nuestra cultura nacional por encima del nivel de la civilización contemporánea. Por eso, pensamos y continuaremos pensando no de acuerdo con la mentalidad aletargada de los siglos pasados, sino con los conceptos de velocidad y acción de nuestro siglo. Trabajaremos más duramente que en el pasado. Conseguiremos grandes cosas en menos tiempo. No tenemos ninguna duda en que tendremos éxito en ello; porque el carácter de la nación turca es valioso y noble, la nación turca es trabajadora y la nación turca es inteligente”.14

Atatürk fue un verdadero revolucionario; creó de las ruinas del Imperio Otomano la primera república secular en un país musulmán que hoy es una democracia vibrante y que hoy día negocia su entrada en la Unión Europea (aunque si con un avance muy lento). Promovió la adopción de leyes, costumbres y maneras occidentales con el fin de lograr una transformación de la vida social y cultural de Turquía. Al mismo tiempo, cultivó ideas como el origen túrquico de los europeos y de las civilizaciones y lenguas amerindias.

Fue necesario esperar a que terminara el Imperio Otomano para que la Turquía kemalista pusiera rumbo hacia un auténtico renacimiento, a partir de su propio idioma.

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Licenciada en Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano; viajó a la República de Azerbaiyán en 2016 tras haber ganado un concurso de escritura organizado por el Ministerio de Juventud y Deporte y Asuntos Exteriores de Azerbaiyán, la Embajada de la República de Azerbaiyán en la República Argentina junto con la colaboración de la Cátedra de Estudios de Azerbaiyán del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata.