Durante casi todo el siglo XIX las nuevas naciones sudamericanas, que recién se liberaban del yugo colonial, afrontaban complicados procesos de reducción a la unidad institucional, es decir, trataban de consolidar el Estado-nación. Por lo tanto, las fronteras no estaban estrictamente definidas y la administración pública y el ejército de los Estados en cuestión no garantizaban la soberanía sobre tales territorios.

La fracción de tierra fue reclamada política y luego militarmente por Bolivia, quien le declaró la guerra a Chile, para que poco después Perú interviniera en defensa de Bolivia. La Guerra del Pacífico, también denominada, Salitre fue una conflagración sangrienta, de las pocas en la historia de las nacientes e incipientes naciones sudamericanas. Las batallas se libraron por tierra y por agua, y hubo una cantidad significativa de bajas.

Chile aplastó militarmente a ambas naciones y fijó las condiciones de rendición, específicamente sobre las fronteras entre los tres Estados. Una vez excluida Bolivia del acceso al océano Pacífico, nunca se fijaron estrictamente las fronteras marítimas, y es esto lo que le da pie y sentido a la siguiente crónica.

Las conclusiones de dicho conflicto dejaron una herida abierta de la cual aún hoy se escuchan correlatos, nuevas interpretaciones y hasta reivindicaciones nacionales de distinta índole. La privación de Bolivia de una salida al mar, a partir de este conflicto, fue un factor determinante en la lógica de su desarrollo, comercio internacional y vínculo con el mundo exterior.

ALGUNOS ANTECEDENTES

· El 20 de octubre de 1883 se firma el tratado de Ancón, que pone fin a la Guerra del Pacífico o Salitre, iniciada en 1879.

· El 3 de junio de 1929 se firma el tratado de Lima, que fija las fronteras terrestres entre Perú y Chile en un punto de la costa denominado Concordia.

· El 1 de agosto de 1947 Perú declara su soberanía sobre los mares frente a su territorio tomando como base una línea paralela proyectada en el mar a 200 millas marinas de distancia de sus costas.

· El 23 de mayo de 1986 Perú solicita a Chile establecer el límite marítimo entre ambos países argumentando que nunca se había determinado un tratado de delimitación marítima. A su vez, entre ambas naciones, existen acuerdos comerciales con relación a la explotación pesquera.

Este último punto es el principal argumento chileno, ya que le da derecho en el ámbito consuetudinario (dícese de las prácticas que son tradición, costumbre o convención en una sociedad determinada). Sobre la base de esto es que Chile consideraba que la cuestión de límites marítimos estaba zanjada en los acuerdos pesqueros de 1952 y 1954, y los usos y prácticas posteriores que le daban cierto amparo en el derecho consuetudinario.

El 21 de septiembre de 2000, Chile deposita ante la ONU sus cartas náuticas, que indican su posición en relación con su frontera marítima con el Perú, lo que motiva el descontento peruano.

El 3 de noviembre de 2005 el Congreso peruano aprueba la ley que indica el establecimiento de las líneas de base para la delimitación de su soberanía marítima sobre el Océano Pacífico, lo que genera malestar en la administración y pueblo chilenos.

El 26 de septiembre de 2007, durante la asamblea general de Naciones Unidas, Perú notifica oficialmente a Chile su decisión de llevar el litigio por límites marítimos ante la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya.

El 16 de enero de 2008 Perú presenta ante tal corte sus argumentos y alegatos, a partir de los cuales demanda judicialmente a Chile. Este fallo histórico sobre el límite marítimo entre Chile y Perú define la soberanía territorial de sus aguas en el Océano Pacífico.

EL FALLO DE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA

Como se ve en el mapa, Chile tiene una disposición perpendicular a la línea horizontal que supone el Ecuador o paralelo 0º. A su vez, Perú se presenta de una forma diagonal de norte a sur y oeste a este, por lo que, debido al ángulo agudo que conforman, se infiere que ambos, en la proyección de sus 200 millas marítimas, reclamarían un área o superficie que el otro entiende como propia. Eso se denomina triángulo de disputa o área de controversia, y es aquello sobre lo cual la CIJ se pronunció, aceptando el planteo peruano de establecer una línea equidistante (es decir, en la mitad o a la misma distancia de las dos posiciones).

1. LÍMITE ENTRE CHILE Y PERÚ

“La Corte por 15 votos a 1 decide que el punto de inicio de la frontera marítima única que delimita las respectivas zonas marítimas entre la República del Perú y la República de Chile es la intersección del paralelo de latitud que pasa por el Hito de Frontera 1 por la línea de marea baja”.

Esta postura contó con el voto favorable del presidente de la instancia, Peter Tomka, el vicepresidente Bernardo Sepúlveda-Amor, así como los jueces ad-hoc de Chile y Perú, entre otros.

2. INICIO DE LA FRONTERA MARÍTIMA SE FIJA DESDE EL HITO UNO

“Por 15 votos a 1 decide que el segmento inicial de la frontera marítima única sigue en dirección oeste el paralelo de latitud que pasa por el Hito de Frontera 1”.

Entre los votos a favor estuvo nuevamente Tomka y los jueces ad-hoc Guillaume (Perú) y Orrego Vicuña (Chile). En contra, la jueza Julia Sebutinde.

3. FRONTERA MARÍTIMA SE EXTIENDE HASTA 80 MILLAS

“Por 10 votos a 6 decide que dicho segmento inicial se extiende hasta un punto, el punto A, situado a una distancia de 80 millas marinas del punto de inicio de la frontera marítima”.

Este punto fue apoyado por el vicepresidente Sepúlveda-Amor, los jueces Owada, Yusuf, Guillaume, entre otros. En contra, Tomka, Orrego-Vicuña, entre otros.

4. LÍNEA EQUIDISTANTE

“Por 10 votos a 6 decide que a partir del punto A, la frontera marítima única continuará en dirección suroeste, siguiendo la línea equidistante entre las costas de la República del Perú y la República de Chile, calculado desde dicho punto hasta su intersección, en el punto B, con el límite de las 200 millas marítimas medidas desde las líneas de base a partir de las cuales se calcula el mar territorial de la República de Chile. A partir del punto B, la frontera marítima única continuará en dirección sur siguiendo ese límite hasta llegar al punto de intersección, el punto C, de los límites de las 200 millas marinas calculados desde las líneas de base a partir de las cuales se miden las respectivas aguas territoriales de la República del Perú y de la República de Chile”.

El punto cuarto del fallo contó con el voto favorable del vicepresidente Sepúlveda-Amor, los jueces Owada, Keith, Skotnikov, Yousuf, Guillaume, entre otros. En contra, el presidente Tomka y los jueces Bhandari, Orrego Vicuña, entre otros.

5. SEGUNDO PUNTO DEL ALEGATO FINAL DE PERÚ

“Por 15 votos a 1, decide que por los motivos expuestos en el párrafo 189 supra, no procede que la corte se pronuncie sobre el segundo punto del alegato final de la República del Perú”.

A favor, Tomka, Sepúlveda-Amor, Owada, Yusuf, Sebutinde, Guillaume, entre otros. En contra, Orrego Vicuña.

EL LUGAR DE LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Las naciones andinas resolvieron dirimir sus diferencias a través de una instancia legal internacional no regional, que quizás le da mayor neutralidad a la disputa. Aquí se ponen de manifiesto los límites del alcance del proceso de integración vigente en toda Latinoamérica.

Tanto Chile como Perú sostienen tratados de libre comercio (TLC) con los EEUU, lo que los aleja de la agenda de cooperación positiva que supone la profundización de las instancias de integración tanto del Mercosur como del ALBA.

Lo que está en discusión es el papel de los liderazgos nacionales y el lugar que deberían haber podido tomar para estar a la altura de las circunstancias para que ambas naciones depositen su confianza y así poder resolver este litigio en términos regionales, empoderando la independencia política y la tradición pacifista que caracteriza a América Latina y el Caribe.

Teniendo en cuenta los millones de dólares que se gastan para ir al tribunal de La Haya y los 6 años aproximados que demoró el fallo definitivo, se da como interrogante de cara al futuro: cómo hacer para resolver conflictos que tienen que ver con otras épocas, a sabiendas de que América Latina y el Caribe avanzan cada vez más en los procesos de integración. ◊