Hoy en día, los refugiados siguen siendo víctimas de las crisis médico-humanitarias: aunque huyeron de sus países atravesando fronteras, en muchos casos no logran huir de la emergencia. Y MSF continúa brindando asistencia a cientos de miles de refugiados alrededor del mundo. De hecho, más del 70% de las operaciones de la organización se dan en contextos de conflicto armado o inestabilidad – la principal causa del desarraigo de los refugiados. Estos son algunos de los contextos donde la situación de los refugiados hoy en día es crítica, en los que MSF brinda asistencia y sobre los que ve la necesidad de levantar la voz.

REFUGIADOS SOMALÍES EN EL CAMPO DE DADAAB, KENIA

Ubicado cerca de la frontera con Somalia, Dadaab fue diseñado como una solución temporal para los somalíes que huían de la guerra civil en su país, pero hoy en día alberga a más de 460.000 personas, convirtiéndose así en el mayor campo de refugiados del mundo. Tras más de 20 años de existencia, los campos de Dadaab ya no son un refugio seguro ni una alternativa viable para los somalíes que siguen llegando en oleadas. El año pasado, la situación se volvió aún más crítica debido a la emergencia nutricional en Somalia y el Cuerno de África, que incrementó fuertemente la afluencia a los campos.

MSF gestiona un hospital y cuatro puestos de salud en Dadaab, pero en octubre de 2011 se vio obligada a interrumpir temporalmente sus actividades cuando se produjo el secuestro de dos de sus trabajadoras.

En 2012, la situación en Dadaab continúa siendo crítica: los refugiados necesitan una solución a futuro, antes de que estalle una nueva emergencia.

REFUGIADOS SUDANESES EN SUDÁN DEL SUR

La situación de los refugiados en el país más joven del mundo, Sudán del Sur –que se independizó de Sudán en 2011– es de emergencia. Desde junio, 170.000 refugiados sudaneses han huido de la violencia y la inseguridad alimentaria, buscando albergue en el país vecino. Tras caminar durante semanas, llegan a los campos de refugiados de Sudán del Sur en un estado extremadamente débil y vulnerable.

En dos de los campos en particular –Batil y Yida– las precarias condiciones de vida están provocando problemas de salud entre la población refugiada. Las tasas de mortalidad y desnutrición alcanzan niveles catastróficos: una media de cinco niños mueren cada día en el campo de Yida y uno de cada tres niños está desnutrido en el campo de Batil.

MSF desplegó un gran operativo en los cinco campos que se encuentran a lo largo de la frontera, llegando a realizar más de 6.500 consultas médicas semanales en el momento más álgido de la crisis.

REFUGIADOS SIRIOS EN JORDANIA Y LÍBANO

Desde que comenzó el conflicto en Siria, decenas de miles de personas huyeron a países vecinos buscando resguardo. Algunos de los refugiados sirios que cruzaron las fronteras luego de largos viajes – generalmente a pie – presentan heridas que se remontaban a semanas o meses atrás, ya que no han podido acceder a atención médica antes de escapar. Muchos de ellos han sido víctimas de tortura.

El problema es que los casos más graves se hallan dentro de Siria, donde el acceso humanitario es limitado. MSF lleva meses siguiendo la situación en Siria e intentando infructuosamente conseguir la autorización del Gobierno para asistir a la población.

Actualmente, MSF brinda asistencia a los que logran escapar, a través de un hospital quirúrgico en Ammán, Jordania, y de un programa de salud primaria que ha puesto en marcha en el Líbano. También provee atención psicológica y de salud mental, ya que muchos refugiados han vivido experiencias traumáticas: perdieron a miembros de su familia y amigos, han sido testigos de masacres y combates, y se han visto obligados a abandonar sus hogares.

REFUGIADOS SOMALÍES EN EL CAMPO DE LIBEN, ETIOPÍA

En septiembre 2011, Etiopía recibió a 120.000 somalíes que huían de su país a causa del conflicto y la crisis alimentaria. En el pico de la emergencia, en julio de 2011, 3.000 refugiados cruzaban la frontera en Dolo Ado cada día. Debido a la gran afluencia de personas, se ampliaron los servicios en dos campos y se crearon tres campos nuevos.

MSF trató a más de 31.600 niños en sus programas nutricionales en los campos de refugiados, y vacunó a más de 53.000 personas contra el sarampión. A fines del año pasado, las tasas de mortalidad se habían reducido a los niveles normales. Sin embargo, hoy miles de personas continúan viviendo en los campos, en condiciones de hacinamiento, y dependiendo de la ayuda humanitaria para su supervivencia. Creado en 2009 con capacidad para 20.000 personas, el campo de Bokolmayo, por ejemplo, hoy alberga al doble de habitantes.

REFUGIADOS CONGOLEÑOS EN UGANDA

Más de 25.000 refugiados congoleños han cruzado la frontera de la vecina Uganda huyendo del conflicto bélico que se ha recrudecido entre el ejército de República Democrática del Congo y grupos rebeldes en la provincia de Kivu Norte, en el noreste del país. La llegada del conflicto a la ciudad fronteriza de Bunagana a principios de julio, supuso un aumento del flujo de refugiados.

Hoy se encuentran en dos campos a la espera de que amaine la violencia o de poder establecerse en Uganda. El riesgo de propagación de enfermedades como el cólera, está latente en los asentamientos, debido a casos detectados en la región. MSF brinda asistencia en Uganda y en RDC, pero alertó sobre de la necesidad de contar con más ayuda humanitaria si la crisis continúa.

REFUGIADOS MALIENSES EN EL SAHEL

La crisis política y los combates que vive el norte de Malí desde principios de año – sumados a la crisis alimentaria – han llevado a más de 300.000 personas a huir a los países vecinos de la región africana del Sahel, desde comienzos de año. Los recién llegados se asientan en los campos de refugiados de Níger, Burkina Faso y Mauritania, donde donde la inseguridad alimentaria amenaza tanto a los recién llegados como a la población local. Es que durante el periodo que va de junio a septiembre, año tras año, esta región se ve afectada por la escasez de alimentos, y miles de niños sufren desnutrición aguda severa. Este año la situación es incluso peor, ya que las últimas cosechas fueron muy pobres y las familias se han quedado sin alimentos antes de lo previsto. Para responder a las necesidades, MSF da apoyo a centros de salud en estos tres países y brinda atención en el sur de Mali.