En este período no hay una sola dinastía, que abarque un único sector geográfico o país, de manera que hay que profundizar el foco de atención en varios sitios, y al mismo tiempo. Los árabes no eran ya los que dominaban el territorio, sino que de a poco fueron los bereberes los que se fueron abriendo camino en el sector del norte de África; y los persas y kurdos fueron copando territorio en las cercanías del río Éufrates.

Varias personas de la zona de Asia central, iraníes y turcos en cultura, fueron quienes supieron dominar lo que quedaba de los estados del califato Abasí, que continuaba teniendo su centro en Bagdad, pero que ahora debía obedecer a otras dinastías. Muchos de esas provenientes de oriente habían ingresado al territorio como esclavos o contratados como parte de las tropas de los abasíes, y sus sucesores. De forma gradual fueron aprendiendo el idioma árabe y el persa, y convirtiéndose al Islam; así se integraron a la cultura de Oriente Medio. Para fines del siglo X los turcos ingresaron al territorio sobre sus caballos por la zona Este (provincia de Ebrizor de la era otomana), y algunos de sus ramas más notables como los ghazanávidas y los selúquíes, formaron grandes imperios.

Durante este mismo período, los bizantinos recuperaron por un breve momento el norte de Siria, los cristianos hispanos comenzaron a recuperar la península ibérica, y lo más importante de la época: los cristianos de Europa avanzaron a nivel militar en las “cruzadas” para recuperar Tierra Santa y Jerusalén, que estaba en manos de los musulmanes. En respuesta a esto los islámicos se volvieron, ya entrado el siglo XII, en más militantes de lo que antes habían sido a lo largo de su historia.

El Imperio Bizantino que estaba al borde del abismo desde el siglo XI, permitió la entrada de los turcos musulmanes por Anatolia (hoy cerca de Estambul), región que antes pertenecía a los hablantes del idioma griego, y que de religión eran cristianos ortodoxos.

Especial atención, porque son herramienta fundacional que orienta el análisis en materia internacional, respecto de los conflictos en Oriente Medio, y en particular en Siria. Hubo algunas dinastías que tuvieron un muy buen comienzo, un avance muy rápido, pero que con esa misma rapidez llegaron al punto máximo de expansión para luego desaparecer o quedar relegados a una porción muy pequeña del territorio original. Un ejemplo de esto son los hachemitas, que apoyaban a uno de los hijos de Alí, que no era hijo de su primera mujer Fátima –hija de Muhammad, quien lo ligaba directamente a la línea “real” del Profeta–. Otras ramas se mantuvieran en la vanguardia hasta la caída final del califato Abasí, y luego resurgieron como movimientos revolucionarios. Las tres ramas principales a desarrollar de la xía son: los Jafaríes (o los del 12° Imán), los Ismaelitas (o los Séptimos), y los Zaiditas.

LOS JAFARÍES O LOS DEL 12° IMÁN:

Estos seguidores creen en la línea de sucesores de imanes desde Alí hasta Muhammad al-Muntazar, que de, sin embargo, el mundo islámico sufría uno de los peores desastres de su historia: la invasión de los mongoles, que habían construido un gran imperio bajo el mandato de Genghis Khan y sus sucesores.

Casi todos los Estados de Asia fueron obligados a rendir culto y respetar a los mongoles. Sólo se dio una victoria, bajo la bandera de los mamelucos de Egipto que salvaron al áfrica musulmana del destino de tener que rendir tributo a los mongoles.

Es de destacar que las principales dinastías islámicas en este período fueron de corte xiíta, más no de la misma secta o rama. Aunque estas variaciones ideológicas entre las distintas ramas afectaron el pensamiento y las relaciones entre los habitantes, las cuestiones geográficas y económicas, importaban mucho más. Se comenzaba a forma la famosa dicotomía en el mundo musulmán: sunna versus xía. A pesar de tener rivalidad entre las dos formas de pensamiento, y pese a los distintos líderes y califas que pasaron por el poder de la umma, la civilización musulmana ha sobrevivido porque una creciente mayoría de ciudadanos quisieron mantener la forma de vida del Islam, mediante la coherencia y la compresión.

EL XIÍSMO AL PODER

Esta rama del Islam fue una fuerza política muy importante e influyente en Oriente Medio, entre los siglos X y XI. De su configuración geográfica y su influencia del mundo persa, se derivaron los primeros límites de países como Siria, Irán, Irak.

Es crucial entender que dentro de esta división del Islam, la xía, hay otras subdivisiones, cada una la cual se corresponde hasta el día de hoy con etnias de Oriente Medio. Esto hace que el estudio del Islam en el mundo post 11S se torne más complejo día a día, al ver que las rivalidades entre estas sectas, vuelven a brotar por la cándida situación armada y los conflictos que casi definen a la zona de Medio Oriente, y que involucra en su mayoría a los países del mundo árabe.

Un musulmán xiíta, a diferencia del musulmán sunita, es partidario del príncipe Alí, como sucesor verdadero del profeta Muhammad. Es el líder por excelencia, el imán o guía espiritual de la umma, y es el eslabón fundamental del resto de las ramas que se fueron abrieron a posteriori del xiísmo, con los sucesores del gran Alí. (Ver cuadro de sucesiones 1). Los xiítas rechazan a cualquier califa, u a aquellos sucesores de Alí que no se encuentra en la “línea” correcta.

De esas líneas de sucesión se desprenden muchas sectas xiítas, y hay tres en particular que merecen es se cree que desapareció en el año 878, pero que regresará para restaurar la paz y traer justicia al mundo, como el Mahdi (el elegido). En ese punto es que los ismaelitas se dividen de los jafaríes. Estos mismos jafaríes que creen en la rama de Alí, fueron quienes se tornaron contra él en 657, y lo asesinaron. Consideran que ningún sucesor de los Omeyas o de los Abasidas, puede justamente reclamar su poder sobre la umma (comunidad musulmana). Están preparados para obedecer a cualquiera que estuviera dispuesto a cumplir con la ley prestablecida del Islam.

LOS ISMAELITAS O LOS SÉPTIMOS:

Se quiebra la relación con los jafariés con el Séptimo Imán, razón por la cual se los conoce también con ese nombre. Ellos están convencidos de que Ismail, el segundo hermano, fue traicionado injustamente por el clan de su hermano Muza al-Kazim.

LOS ZAIDITAS:

Esta fue la primera rama de la xía que rompió relaciones con las que se sucedieron, y abrieron su propio camino. Se rebelaron contra el califato de los Omeyas en la década del 720, y lucharon contra el califa Hisham (reinó entre 724 y 743). Quien encabezó esta campaña fue Zayd, y de allí su nombre. Para el año 900 los zaiditas ya lideraban algunos Estados en las montañas de Yemen y de Tabaristán. De hechos los imanes zaiditas de Yemen, gobernaron hasta 1962, cuando estalló la guerra civil en el país.

CONCLUSIÓN

Después de la muerte de Muhammad, la umma creció tanto que Arabia ya no podía seguir siendo el centro político del Islam. Las tribus árabes que habían llevado a cabo las conquistas que conformaron una aristocracia poderosa.

El xiísmo es la segunda mayor denominación del Islam, luego del sunismo. Hoy, la xía representa cerca del 10% del total de la población musulmana a nivel mundial. El grupo más importante dentro de la xía son los del 12° Imán (Twelvers). La más grande concentración de los musulmanes xiítas se encuentran en la República Islámica de Irán, donde representan el 89% de la población total del país; Irak, donde representan el 63% de la población; Líbano donde alcanzan el 45% de la demografía total. También hay comunidades “Twelver” en el Golfo Árabe: Afganistán, Arabia Saudita, Bahréin, India, Kuwait y Pakistán.

EL subgrupo de xía zaidita, existe mayoritariamente en Yemen; y los ismaelitas viven principalmente en India, África del Este, y en pequeñas comunidades de EEUU, y Europa occidental. A su vez se pueden identificar tres hitos en la historia del Islam xiíta. Primero que el xiísmo reclamó a Alí como el legítimo sucesor de Muhammad; segundo, creen que Muhammad intentó formalizar la elección de su sucesor por escritor, y que esa persona era Alí (la sunna lo niega); y tercero, están convencidos de que se eligió a Abu Bakr como sucesor directo tras la muerte de Muhammad, ya que Alí tenía sólo diez años, pero cuando le debían delegar el poder, no quisieron hacer lo que se supone que habían acordado.

Este artículo tiene como objetivo presentar las bases de la xía y la diversidad que esta división del Islam implica, para que se pueda apreciar la importancia del estudio del islam dentro de esta cultura entre shiítas –y sus ramificaciones–. El entendimiento del Islam es poco extendido y difundido, más está centrado en el Islam del 90%, es decir la sunna, pero ahora el desafío es mayor ya que quien detentaría el poder en la región es de corte shiíta. Si bien la xía responde al 10% de la umma del Islam, recordemos que el Islam es fundamentalmente una religión asiática, es decir que en lo que refiere a la región árabe y del golfo Pérsico hay muchos países que además de tener mayorías shiítas de hasta un 80%, sus jefes de Estado actuales son de dicha rama islámica. 

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María Cecilia Benac es conferencista, escritora e investigadora. Magister en Políticas Públicas (Flacso), Profesora en Diplomacia y Licenciada en Relaciones Internacionales (USAL). Especializada en seguridad y estudios internacionales. Entre otros posgrados realizados, se destacan los de la Universidad de Leiden (Países Bajos), Emory, Yale (EEUU) e IESE (España). Docente de la Escuela Argentina de Negocios entre otras instituciones. proyecto humanitario comunicacional, el cual dirige hasta la actualidad. Como miembro de Reporteros Sin Fronteras, cubrió los conflictos y guerras en Medio Oriente entre 2010 y 2016. Participando también de Misiones de Seguridad y Acción Humanitaria en Palestina, Egipto, Líbano, Marruecos y Siria. Es periodista y redactora en medios especializados.