TIERRA SANTA

La región visitada por Francisco el pasado mayo, Tierra Santa, comprende Israel, Belén, Cisjordania, Nazaret y el Río Jordán. En estos territorios surgieron las tres principales religiones monoteístas del mundo: el judaísmo, el cristianismo y el islam. Esta zona geográfica es considerada sagrada para el cristianismo, ya que allí transcurrió la vida de Jesús, para el judaísmo porque es considerada la Tierra Prometida, y para el islam, debido a que allí se encuentra el Domo de la Roca. La mayor parte de la población mundial es fiel a alguno de estos credos. A pesar de su denominación Tierra Santa, estos territorios son un lugar de conflicto hasta el día de hoy.

LA MISIÓN DE FRANCISCO

La tarea papal se desarrolló en el marco de tensión entre Israel y Palestina, vandalismo antiárabe y antricristiano en Israel, y guerra civil en Siria. El pontífice argentino estuvo en Belén (parte de los territorios palestinos), ciudad donde la tradición cristiana sitúa el nacimiento de Jesús; Jerusalén (Israel), centro de veneración de las tres religiones monoteístas y lugar donde Jesús fue juzgado, condenado a muerte y enterrado; y también visitó Amman (Jordania).

Lo primero que solicitó el papa en Tierra Santa fue “retomar el camino del diálogo y la reconciliación” entre Israel y Palestina. También expresó que “el Estado de Israel tiene derecho a existir y gozar de paz y seguridad dentro de unas fronteras. Palestina tiene derecho a una patria soberana y a circular libremente… que la solución de los dos Estados se convierta en una realidad y no se quede en un sueño”.

Las negociaciones de paz entre Israel y Palestina enfrentan disputas sobre el conflicto por las fronteras, las colonias israelíes asentadas en territorios palestinos ocupados, la seguridad de Israel, el estatuto de Jerusalén y los refugiados palestinos.

Uno de los momentos más relevantes del viaje del jefe de la Iglesia Católica fue una parada no prevista ante el muro que separa Cisjordania e Israel. Francisco rezó frente al muro, en silencio, tocando sus alambrados, durante varios minutos. Este muro es un símbolo del conflicto entre los estados: Israel lo considera necesario para proteger su seguridad, mientras que para los palestinos es un signo de ocupación. La barrera comenzó a construirse en 2002, y fue declarada ilegal por la Corte Internacional de Justicia. A pesar de esta resolución, el estado hebreo ya ha completado el 62% de su construcción. Esta edificación aísla a poblaciones palestinas, las priva de casi 6300 hectáreas de su territorio y evita la formación de un estado palestino. “La incomprensión entre las partes produce divisiones, sufrimientos, éxodo en comunidades enteras”, exclamó Bergoglio. La política vaticana siempre fue de reconocimiento del derecho de existencia del estado de Palestina.

En Jordania se proclamó a favor del fin de la guerra civil en Siria, e indicó la importancia y urgencia por dar respuesta a los dramas de los refugiados de ese conflicto. Otro gesto de gran importancia simbólica fue el almuerzo que tuvo con familias pobres y refugiadas.

El pontífice abogó durante toda su estadía en Tierra Santa por el llamamiento a la paz en Medio Oriente “Que se redoblen pues los esfuerzos y las iniciativas para crear las condiciones de una paz estable, basada en la justicia, en el reconocimiento de los derechos de cada uno y en la recíproca seguridad”.

Francisco tuvo la intención de impregnarle a su misión un tono de encuentro entre las diferentes religiones que consideran sagrada a esa área geográfica, y logró construir nuevas expectativas (las cuales se habían esfumado unos meses atrás con el intento fallido de mediación de EEUU) para lograr la paz entre ellas. Estas esperanzas se plasmaron en el encuentro que tuvo lugar en los jardines del Vaticano la primera semana de junio, donde el presidente israelí Shimon Peres, y el de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, junto con Bergoglio, oraron por la paz.

REZO POR LA PAZ

La oración por la paz llevada adelante por los tres líderes político-religiosos era algo impensado solo semanas atrás. El pontífice argentino considera que en los 66 años de conflicto entre Israel y Palestina, en los intentos que existieron para llegar a un acuerdo pacífico sostenible, siempre se dejó de lado la religión, y confía que por medio de esta se puede llegar a una pacificación. Luego de la ceremonia Peres y Abbas plantaron un olivo de la paz como símbolo.

Tanto el viaje del papa Francisco a Tierra Santa como el encuentro de los presidentes israelí y palestino en el Vaticano son signos positivos para lograr la paz en la región, aunque esta aún sea algo lejano. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se mostró molesto por la participación de Peres en el histórico encuentro, situación que generó que no se despierten demasiadas esperanzas y que pone en evidencia que falta mucho por recorrer en el camino hacia la paz.

LA PAZ EN MEDIO ORIENTE

¿Se puede pensar la paz en Medio Oriente como una utopía debido a la historia de la región? Esta idea de pensarla como una utopía es ambigua, ya que por un lado al ubicarla como algo utópico nos aleja de ella, pero a la vez es un estímulo para comenzar a buscar diferentes maneras de alcanzarla, de construirla. Aunque en un principio los logros sean solo gestos como los que ocurrieron recientemente entre Francisco, Peres y Abbas, estos son símbolos que se pueden impregnar en el inconsciente colectivo y entre todos poder empezar a concebir la paz en Medio Oriente. ◊