Cada día mueren en el mundo 8.000 personas a causa de enfermedades que en realidad tienen solución. Son millones de muertes cada año a causa del kala azar, el Chagas, la enfermedad del sueño, la tuberculosis, la malaria o el sida infantil, muertes que podrían evitarse pero que por falta de voluntad y de interés pasan desapercibidas. Con su nueva Campaña de Vacunación contra el Olvido, la oficina argentina de la organización humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) pretende llamar la atención sobre el sufrimiento innecesario que estas enfermedades ignoradas provocan en millones de personas en todo el mundo.

Estos enfermos están fuera de las agendas de la investigación farmacéutica, de los gobiernos, de los medios de comunicación, y por tanto son también en su mayoría desconocidos para la sociedad. Se estima que el 90% del gasto mundial en investigación médica se concentra en los problemas de salud que afectan a menos del 10% de la población mundial, el 10% más rico. En el caso de alguna de estas enfermedades, parece que la lucha se dio por perdida hace décadas, mientras que en otros los esfuerzos realizados no están a la altura de las circunstancias. En todo ellos, el resultado es el mismo: emergencias desatendidas que provocan muertes que en su mayoría son evitables.

Los desafíos en cada una de estas enfermedades son diferentes: a veces los métodos de diagnóstico y los tratamientos son deficientes o poco adaptados a contextos sin recursos, o directamente no existen, como en el caso de numerosas formulaciones pediátricas; otras veces existen pero los pacientes no tienen acceso a ellos, por su elevado precio, por las carencias de los sistemas de salud, o la falta de adaptación de los protocolos nacionales… Pero todas tienen un denominador común: el olvido en el que viven las víctimas. Estas 8.000 muertes diarias son evitables, dando acceso a los tratamientos existentes y desarrollando nuevos fármacos más adaptados a las condiciones del mundo en desarrollo.

La campaña de MSF está acompañada por avisos en medios y vía pública, y por un sitio web (www.yonolvido.org.ar) en el que, a través de videos, fotografías y mapas, los internautas podrán informarse sobre los desafíos que plantean estas seis enfermedades y conocer testimonios de pacientes de Zimbabwe, República Centroafricana, Etiopía, India, Camboya, Bolivia y Armenia, así como de personal sanitario de los proyectos de terreno. Asimismo, la campaña incluye una exposición itinerante que ya se presentó en Buenos Aires y Mar del Plata, y que a lo largo de 2011 se llevará a las ciudades de Córdoba y Rosario, con el objetivo de intentar acercar las vidas de estos enfermos olvidados a los ciudadanos.

CHAGAS

Descrita por primera vez por el médico brasileño Carlos Chagas, esta enfermedad parasitaria se encuentra casi exclusivamente en Latinoamérica, aunque con el aumento de los viajes en todo el mundo, también se han reportado casos en otros continentes. Esta enfermedad potencialmente mortal puede causar daños irreversibles en el corazón, el esófago y el colon, acortando la esperanza de vida una media de 10 años.

La enfermedad es transmitida por vinchucas, insectos que se alimentan de sangre y que viven en las grietas de las paredes y techos de las viviendas de adobe y paja, frecuentes en las zonas rurales y las zonas más pobres de las ciudades en Latinoamérica. También puede transmitirse a través de transfusiones de sangre, de madres a hijos durante el embarazo y, con menos frecuencia, a través del transplante de órganos o con el consumo de alimentos contaminados. Mientras que algunas personas pueden tener la enfermedad sin presentar síntomas durante años, aproximadamente un 30% de los afectados desarrollan síntomas crónicos debilitantes y que amenazan su vida.

El fallo cardiaco es la causa de muerte más frecuente en adultos con Chagas.

El Chagas provoca 14.000 muertes cada año y se estima que entre 10 y 15 millones de personas la padecen. Además, el tratamiento actual no siempre es efectivo y en la mayoría de ocasiones no está disponible para los enfermos.

El Chagas es una enfermedad históricamente asociada a la pobreza ya que el insecto que transmite el parásito a los humanos vive en las grietas de paredes y techos de las viviendas construidas con ladrillos de adobe, ramas o paja, en las zonas más pobres de América Latina. Luchar contra el Chagas no es fácil porque la mayoría de las personas infectadas no presenta ningún síntoma durante muchos años. Sin embargo, en la fase crónica de la enfermedad, el 30% de los afectados desarrollarán lesiones cardíacas, digestivas y neurológicas, causando daños irreversibles, y en ocasiones la muerte.

Actualmente sólo existen dos medicamentos para combatir el Chagas. Las tasas de curación alcanzan casi el 100% en recién nacidos y lactantes. Sin embargo, en niños mayores, adolescentes y adultos sólo rondan el 60% a 70% y pueden tener múltiples efectos secundarios, por lo que deben tomarse bajo supervisión médica. Además, como el tratamiento provoca con más frecuencia efectos secundarios en las franjas de más edad, los médicos han sido reacios a administrar la medicación a adultos por miedo a las consecuencias.

LOS RETOS PARA EL CHAGAS

Los gobiernos de los países endémicos deben aumentar el uso de los diagnósticos y tratamientos existentes. Se necesitan con urgencia mejores pruebas rápidas de diagnóstico, nuevos medicamentos menos tóxicos y más efectivos, formulaciones pediátricas y pruebas de curación.

MALARIA

La malaria o paludismo provoca cerca de un millón de muertes cada año, un 90% de las cuales se registra en África y el 85% entre menores de cinco años. Causada por cuatro especies de parásitos Plasmodium, la malaria se transmite a través de mosquitos infectados. Los síntomas son fiebre, dolores articulares, cefaleas, vómitos repetidos, convulsiones y coma. La malaria causada por el Plasmodium falciparum es la forma más grave y, si no se trata, puede producir la muerte.

Hoy en día existen métodos eficaces para luchar contra la enfermedad: pruebas de diagnóstico rápido y terapias combinadas con artemisinina (TCA). Sin embargo, sólo una pequeña proporción de los enfermos tiene acceso al diagnóstico y al tratamiento que necesita.

Utilizar las pruebas rápidas de diagnóstico es importante por dos razones. En primer lugar, un diagnóstico precoz puede evitar que la malaria evolucione a la forma grave y potencialmente mortal de la enfermedad. En segundo lugar, permite tratar solamente los casos confirmados, evitando la aparición de resistencias al medicar a personas con síntomas parecidos que no tienen la enfermedad.

La malaria ha desarrollado resistencias a medicamentos como la cloroquina o la sulfadoxina-pirimetamina. Actualmente uno de los tratamientos más efectivos son las TCA. De fácil utilización (por vía oral o inyectable), la artemisinina actúa rápidamente y elimina el parásito en sangre más rápidamente que otras moléculas disponibles. Se habla de terapias combinadas porque la artemisinina se administra combinada con otras moléculas todavía eficaces, normalmente la amodiaquina o la mefloquina. Esta combinación se utiliza para prolongar y reforzar el efecto del tratamiento y retrasar la aparición de resistencias.

LOS RETOS PARA LA MALARIA

Es necesario ampliar el acceso a los diagnósticos y tratamientos más efectivos en los países endémicos.

ENFERMEDAD DEL SUEÑO

La tripanosomiasis humana africana, más conocida como enfermedad del sueño, es originaria de África subsahariana. Se trata de una infección parasitaria, transmitida por la mosca tsé-tsé. Durante la primera fase de la enfermedad, la gente presenta síntomas como fiebre y debilidad. En la segunda fase, el parásito invade el sistema nervioso central. La persona empieza a mostrar síntomas neurológicos o psiquiátricos, como mala coordinación, confusión y trastornos del sueño. Se estima que más de 300.000 personas están infectadas en el continente africano y que 50.000 mueren cada año por este motivo. Sin tratamiento, es mortal. Con los recursos existentes, tratar a las personas que padecen la enfermedad del sueño es muy difícil, sobre todo en los entornos pobres donde se dan la mayoría de casos. En primer lugar, el diagnóstico es complejo, requiere material específico y personal formado.

Para detectar la tripanosomiasis se requiere una serie de pruebas y a veces incluso una punción lumbar, para determinar la fase de la enfermedad y adecuar el tratamiento. En segundo lugar, los tratamientos existentes no son los ideales. En el estadio II, los dos medicamentos disponibles son el melarsorprol y la eflornitina. El primero es un derivado del arsénico, muy tóxico y las inyecciones son muy dolorosas. Se estima que un 5% de los pacientes mueren a causa del propio tratamiento. Además, es un medicamento que se utiliza desde 1949 y cada vez es menos efectivo, ya que los parásitos han desarrollado resistencias.

La eflornitina, utilizada como tratamiento de primera línea en los proyectos de MSF, es menos tóxica y más eficaz, pero debe administrarse cuatro veces al día por vía intravenosa durante unos 14 días. Además, precisa de personal formado y estructuras hospitalarias, algo que no siempre está disponible en los países endémicos.

Recientemente, la Organización Mundial de la Salud ha añadido en la lista de medicamentos esenciales un nuevo tratamiento, la terapia combinada con nifurtimox oral y eflornitina intravenosa, conocida como NECT. Este tratamiento es tan eficaz como la monoterapia con eflornitina, con la ventaja de que requiere menos inyecciones y durante menos tiempo.

LOS RETOS PARA LA ENFERMEDAD DEL SUEÑO

Es necesario fomentar y financiar nuevos programas de investigación y desarrollo de medicamentos eficaces para el tratamiento de la enfermedad del sueño.

KALA AZAR

Poco conocido en el mundo desarrollado, el kala azar, palabra que en hindi significa fiebre negra, es una enfermedad parasitaria causada por una de las más de 20 variedades de Leishmania y trasmitida por la picadura de ciertos tipos de mosquitos. Los síntomas son fiebre, pérdida de peso, distensión de bazo e hígado, anemia y deficiencias del sistema inmunitario. El kala azar, también conocido como leishmaniasis visceral provoca la muerte de 60.000 personas al año y otras 500.000 caen enfermas por su causa. Más del 90% de los casos se dan en Bangladesh, Brasil, India, Nepal y Sudán. Sin tratamiento, esta forma de leishmaniasis es mortal en casi el 100% de los casos.

Muchas infecciones y muertes nunca se conocerán, ya que las personas que sufren kala azar suelen vivir en lugares remotos y raramente acuden a un centro de salud. La coinfección con VIH/sida está empeorando la situación.

En la actualidad, uno de los tratamientos más habituales es el estibogluconato de sodio (SSG), que es bastante tóxico y requiere un curso de tratamiento prolongado. Sin embargo, cada vez aparecen más resistencias a este medicamento, sobre todo en India, donde se dan en un 65% de los casos.

El tratamiento más efectivo que existe en estos momentos es la anfotericina B liposomal, conocida por enombre comercial de AmBisome®. Se trata de un fármaco muy efectivo, con bajas tasas de recaída, menos toxicidad y un curso más corto de tratamiento que los medicamentos habituales. Sin embargo, su precio es demasiado alto para muchos sistemas de salud.

LOS RETOS PARA EL KALA AZAR

El kala azar sigue siendo una enfermedad olvidada en cuanto a investigación y desarrollo de nuevos tratamientos. Se necesitan medicamentos asequibles y de fácil utilización, pruebas rápidas de diagnóstico para zonas concretas y reducir el precio de los medicamentos más efectivos.

HIV / SIDA INFANTIL

Actualmente, 2 millones de niños menores de 15 años viven con el VIH, de los cuales apenas un 10% reciben tratamiento con antirretrovirales. En 2007, el sida se cobró la vida de 270.000 niños.

En los países desarrollados, las infecciones de VIH en niños casi se han eliminado, gracias al éxito en la prevención de la transmisión de madre a hijo. Por ello, el sida pediátrico es casi exclusivamente un problema de los países en desarrollo y las compañías farmacéuticas ven pocos incentivos económicos en el desarrollo de pruebas más sencillas y nuevos fármacos dirigidos a los más pequeños. De hecho, el 90% de los niños menores de 15 años que viven con el VIH se concentra en el África subsahariana.

La mayoría de los niños con el VIH contrajeron el virus durante el embarazo, el parto o la lactancia. En estos casos es vital diagnosticar y tratar a estos pacientes cuanto antes, ya que la mitad de ellos morirá antes de cumplir los 2 años si no recibe tratamiento. Actualmente, la única opción para diagnosticar a los más pequeños es una complicada prueba basada en el ADN que requiere transportar las muestras de sangre a laboratorios de referencia. En cuanto al tratamiento, simplemente no hay suficientes opciones para los niños. En muchos casos, fármacos que están disponibles para adultos no lo están en versiones pediátricas. Tampoco existen suficientes dosis fijas combinadas, que permiten simplificar mucho el tratamiento, al unir varios fármacos en una sola píldora.

LOS RETOS PARA EL HIV INFANTIL

En lo que hace al HIV pediátrico, los desafíos consisten en hacer llegar las pruebas diagnósticas y medicamentos existentes a los niños que los necesitan, mientras se desarrollan herramientas más adecuadas para su uso pediátrico. También hace falta mejorar los programas de prevención de la transmisión de madre a hijo para evitar nuevas infecciones.

TUBERCULOSIS

Cada año, 1,7 millones de personas mueren víctimas de la tuberculosis (TB). El 95% vive en países pobres. Esta contagiosa enfermedad afecta a los pulmones y se propaga a través del aire, al toser o estornudar. Los síntomas incluyen tos persistente, pérdida de peso, dolor pectoral y falta de aliento. La rápida expansión de la tuberculosis entre las personas con VIH, junto con la aparición y propagación de cepas resistentes a la mayoría de fármacos efectivos, han conducido a una situación en la que esta enfermedad está cada vez más fuera de control.

Captura de pantalla 2016-02-21 a la(s) 18.41.32En los países en desarrollo, la técnica más utilizada para detectar la TB es examinando las muestras de esputo de pacientes al microscopio, un método desarrollado hace más de un siglo y que detecta menos de la mitad de casos de TB. La mejor alternativa que existe ahora mismo es el cultivo, pero debe realizarse en un laboratorio con personal formado y los resultados pueden tardar hasta ocho semanas. En el caso de la tuberculosis resistente a los medicamentos (DR-TB por sus siglas en inglés), también se necesitan pruebas basadas en cultivos para saber a qué medicamentos se tienen resistencias.

Por otra parte, los medicamentos para la TB datan de los años ’50 del siglo XX y el tratamiento de la forma no complicada dura seis meses. La mala gestión y una mala adherencia al tratamiento han provocado la aparición de nuevas cepas resistentes a uno o más de los medicamentos habituales, como la TB multirresistente a los medicamentos (MDR-TB) que, aunque no es imposible de curar, tiene un curso de tratamiento de dos años y muchos efectos secundarios. Una cepa más nueva, la tuberculosis extremadamente resistente (XDR-TB) es actualmente imposible de tratar.

LOS RETOS PARA LA TUBERCULOSIS

Se necesitan urgentemente pruebas de diagnóstico que detecten todas las formas de TB en todos los pacientes, incluidos niños y personas VIH-positivas. También son necesarios tratamientos más cortos y con menos pastillas, y tratamientos eficaces para la MDR-TB. ◊

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