En RM, en su edición número 18 del año 2013, planteamos que sería “una larga marcha de los presidenciables”, que se volvería arduo y que los resultados de las elecciones de medio término no definían nada con miras al 2015, solo planteaba posibles aspirantes a competir en esta carrera, y la utilización de las PASO como una herramienta democrática que aunara coincidencias generales, en función de las necesidades electorales de las distintas fuerzas. El ejemplo fue UNEN, una coalición de partidos que obtuvo un contundente resultado en la Ciudad de Buenos Aires. La prueba piloto de las alianzas tuvo éxito.

Los resultados daban indicios pero la cautela siempre fue la recomendación. La oposición, por separado, obtuvo importantes victorias en los principales distritos electorales del país. En la provincia de Buenos Aires, en la Ciudad de Buenos Aires, en Santa Fe, en Córdoba y en Mendoza. El FPV, obtuvo duras derrotas, con segundos y terceros puestos, las más significativas fueron las de la provincia de Buenos Aires, frente a una nueva fuerza, la de Sergio Massa, kirchnerista hasta minutos antes del cierre de listas, quien desde Tigre armó un frente con intendentes bonaerenses que prometía renovar la política desde la provincia con la mayor cantidad de electores en el país.

Otro resultado categórico, pero no sorprendente, fue el de la Ciudad de Buenos Aires. No fue sorpresivo porque el PRO venía de obtener resultados favorables desde 2005 en ese distrito, dueño de la mayoría porteña sin lugar a dudas. Lo categórico fue cuando el FPV se vio relegado al tercer puesto detrás de UNEN, la fuerza que mostraba que las PASO eran una herramienta para empezar a tener en cuenta en las estrategias de campaña en el futuro próximo.

UNEN dio el puntapié a una nueva manera de encarar las elecciones, ya no transitar por sobre las PASO, como un formalismo, sino a partir de este resultado ser una estrategia para armar coaliciones electorales que demuestren sustento. Con unas PASO donde compitieron cuatro fuerzas (representadas por UCR-FAP-CC), se alzó con la victoria la Coalición Cívica de Elisa Carrió, fueron a las elecciones legislativas con listas super competitivas y obtuvieron un segundo lugar a pocos puntos del partido gobernante, un claro mensaje a todos los partidos: las PASO estaban siendo subestimadas por los partidos más importantes.

El FPV, con su clásico estilo, se mostró ileso hacia el afuera. Más allá de cómo se publicaron los resultados en los grandes medios oficialistas y no oficialistas, el FPV fue la fuerza más votada en todo el país. Rondaba los 30 puntos a nivel nacional y contaba con la experiencia de las elecciones del año 2009, había perdido las elecciones de medio término y para luego arrasar en el 2011 con más del 54% de los votos. Sabían que tenían tiempo de “barajar y dar de nuevo” y pensar en el 2015.

TODOS CONTENTOS EN 2013

Las cuatro fuerzas más importantes se mostraron satisfechas con los resultados del 2013, el camino era largo pero se disponían a encarar los siguientes dos años con el ímpetu para llegar con grandes aspiraciones al inicio oficial de la carrera por Argentina 2015-2019.

Todas las fuerzas enfrentaban grandes desafíos, mantener el capital político logrado en 2013 e incrementarlo para llegar a la largada de la carrera con mayores chances.

La clave era marcar la agenda política y de medios. El FPV con la experiencia de diez años en el gobierno nacional tenía la capacidad y todos los recursos, aunque un escenario adverso desde lo económico, inflación galopante y un “dólar blue” como estrellas negras de una crisis apocalíptica que nunca llegó.

El PRO, desde la ciudad de Buenos Aires y con un armado creciente en el país se perfilaba con grandes chances para posicionarse como líder de la oposición, tenía recursos para generar agenda propia y una imagen de “la nueva política” que lo dejaba bien ubicado y con grandes posibilidades de llegar bien posicionado a la largada. Su principal problema: Sergio Massa, la opción de cambio no peronista, con un gran caudal de votos en la provincia de Buenos Aires (4 millones de votos), podía convertirse en un gran polo opositor que opacara al PRO si conseguía un armado con el PJ disidente y la UCR en el resto del país.

La UCR y FAP, desde UNEN tenían la esperanza de mantenerse unidos y meterse en la discusión de 2015, la prueba piloto había sido un éxito en la Ciudad y algunos resultados como el de Santa Fe le “subían el precio” a esta alianza. La dificultad era clara, muchas figuras con una “Lilita” como principal figura.

EL ESCENARIO HOY

La crisis nunca explotó, y el “año de desgaste” que, en esta revista, los hermanos Reina pronosticaban para el año 2014 sucedió, el gobierno nacional pudo controlar el “dólar blue” y amortiguar el impacto de la inflación con paritarias y algunas “aspirinas”, que no solucionaron el cocktail de desajustes económicos, pero sí lo mantuvieron en pausa, como a la espera de un cambio de modelo que implica un costo político que el FPV no quiere pagar, al menos, hasta el 2016, si gana las elecciones.

El 2014 para UNEN fue demasiado, Carrió pidió un acercamiento al PRO, el FAP se negó y la inestable pero siempre presente “Lilita” rompió con UNEN y lo dejó sin sustento, en poco tiempo UNEN se disolvió, el FAP quedó solo.

Elisa Carrió tenía claro su objetivo, polarizar la elección de 2015, peronismo vs. anti peronismo, posicionar una alianza anti-k sin Sergio Massa. Rompió con UNEN y habló con Macri, en pocos días se pusieron de acuerdo para participar de una interna en las PASO, ambos compartían el electorado anti-k, Carrió no parece tener el objetivo de ganar las PASO, se transformó en la coordinadora de un frente anti k, pero desde el bajo perfil, faltaba la UCR.

La buena relación entre Macri, Sanz y Carrió generó el acuerdo para que el PRO, UCR y CC fueran a una interna. La UCR tuvo un fuerte debate interno con oposición del radical centro izquierdista Julio Cobos, pero la convención nacional del partido le dio el voto de confianza a Sanz y el frente anti k, no peronista, empezaba a consolidarse. El PRO consiguió el “aparato” a nivel nacional que le brindará la UCR y la imagen anti k y anti peronismo.

Las cosas para Massa no fueron fáciles, desde su imponente victoria en Buenos Aires, después de sacar casi el 43% de los votos en el 2013, el largo camino como presidenciable empezó a hacerse más extenso de lo que él creyó que sería en un primer momento. Desde el Congreso y con base en Tigre se mantuvo activo como opositor al gobierno nacional, marcó agenda y se mantuvo arriba en las encuestas, cerca del FPV y por momentos con más intención de voto que el PRO. Pero los meses empezaron a complicar su imagen, su posición de liderazgo estaba clara en la provincia de Buenos Aires, y se mostraba como casi una obligación para Mauricio Macri y el PRO de negociar

una alianza con él, pero algunas complicaciones en el armado nacional y la falta de un posicionamiento claro lo fueron relegando a un marcado tercer lugar en la intención de voto.

LAS FÓRMULAS PARA EL INICIO DE LA CARRERA

El FPV tuvo que ceder. En el 2014 varios nombres fueron anotados para la sucesión de Cristina Fernández, pero muchos se bajaron luego de un “baño de humildad” recomendado por la misma Cristina. Daniel Scioli y Florencio Randazzo llegaron a la recta final y se encaminaban para competir en las PASO. Randazzo apoyado internamente por el FPV y Scioli apoyado por las encuestas, los gobernadores peronistas y los pragmáticos kirchneristas. Randazzo se sostuvo mientras pudo, por el apoyo del núcleo duro del kirchnerismo y La Cámpora.

A tres días del cierre de listas Randazzo recibió la peor noticia, su principal operador político había aceptado la oferta de Scioli, ser su candidato a Vicepresidente. El secretario de legal y técnica de la Nación, Zannini aceptó el ofrecimiento, Randazzo sintió la falta de apoyo y se bajó de la carrera antes de empezar. El kirchnerismo “puro” se alineó con el resto del FPV, detrás de Scioli. El FPV tuvo que ceder.

Para el PRO tampoco fue fácil. El 2015 lo encontró mejor posicionado en las encuestas y con mayor margen para negociar alianzas. Hasta último momento el PRO barajó dos opciones, la fórmula “pura” o incluir algún radical en el puesto de Vice, o incluso aceptar a un devaluado Massa en una interna o reducido a la gobernación bonaerense. Macri se fortaleció en las últimas semanas, el PRO mostró madurez en las PASO porteñas, y no solo ganó el candidato preferido por Macri, Rodríguez Larreta, sino que la perdedora creció en las encuestas nacionales. Optó por la fórmula pura, Gabriela Michetti, un riesgo que veremos después de las PASO si fue acertado.

El caso de Sergio Massa fue el más problemático. Se ha ido desinflando con la larga marcha, su armado comenzó a sufrir algunas grietas, y algunos de sus aliados de peso empezaron a intuir que no llegaría con importantes chances y así arribó a los últimos días, antes del cierre de listas, bastante complicado, sin un candidato fuerte en la provincia de Buenos Aires y sin candidato a la Vicepresidencia, hasta último momento, en donde concretó la fórmula con Gustavo Sáenz, intendente de Salta, como su vicepresidente.

La larga marcha de los presidenciables ha comenzado la primera etapa formal de la carrera para Argentina 2015-2019, primero las PASO.

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Ciencias Políticas (USAL). Analista especializado en el conocimiento científico de las realidades socio-políticas, nacionales e internacionales. Jefe de redacción de Reconciliando Mundos, Jefe del departamento de ciencias políticas de Grupo B, asesoramientos consultivos.