La Historia es un recurso insustituible para intentar comprender la coyuntura. En el devenir de la historia política Argentina se gestaron tres grandes Partidos Políticos de masas: el Socialismo, el segundo fue la Unión Cívica Radical (U.C.R.) y, por último, el Partido Peronista que se cristalizaría con Juan Perón en el poder y tras la Revolución Libertadora, se le comenzó a denominar Justicialismo.
Los tres Partidos tuvieron responsabilidades en el ejercicio de la primera magistratura del país. La UCR supo con esa férrea militancia por la Ley Electoral la denominada ‘Sáenz Peña’ de 1912 que le permitió al radicalismo imponerse en las elecciones de 1916 con el triunfo de Hipólito Yrigoyen, en 1922 con Alvear y, nuevamente en 1928: Yrigoyen. Entrado el siglo XX estarían las experiencias de Arturo Frondizi (1958), Arturo Illia (1962), Raúl Alfonsín (1983) y Fernando de La Rua (1999). En el caso del Socialismo, uno de los desprendimientos: el Partido Socialista Independiente, aportaría en la figura de Agustín Pedro Justo en el marco de la denominada Concordancia y en plena ‘Década Infame’ una administración en que el Vice-Presidente fue Julio Roca (h) perteneciente al Partido Autonomista Nacional (P.A.N.) agrupación que la UCR de la mano de Yrigoyen había derrotado política y electoralmente. El Justicialismo se impuso de la mano de Juan Perón en 1946 y 1951, en 1973 con Héctor Cámpora en el mismo año Perón, Carlos Menem en 1989 y 1995, Néstor Kirchner en el 2003 y, por último, Cristina Kichner en 2007 y 2011.
El análisis de la elite dirigente del Partido Autonomista Nacional (P.A.N.) desde el último cuarto del Siglo XIX y durante todo el Siglo XX con la salvedad de que en gran parte de esta ultima centuria el P:A.N. se fue rediseñando con diferentes denominaciones, no obstante, la matriz era la misma: sectores conservadores vinculados a grandes terratenientes, a exportadores de materias primas y al negocio inmobiliario y, cuya génesis, viene de la época de la colonia en la que abiertamente se dedicaban al contrabando y en el albor de la Independencia fueron reacios a ella hasta que pudieron encaramarse en el poder criollo. Estos sectores perdieron, en parte, la primacía política de la mano de Hipólito Yrigoyen y de Juan Perón de hecho desde 1916, en adelante, nunca más pudieron imponerse en elecciones libres la alternativa fueron las Fuerzas Armadas o procesos electorales amañados como el de 1933.
La alquimia política lejos de ser estática, continúa reelaborándose.
La actual administración de Cambiemos podría analizarse de dos maneras como un fracaso de los Partidos tradicionales y del sistema político argentino, esto último, sin menospreciar el enorme avance que hemos tenido al dejar atrás como recurso la apelación a las FFAA cada vez que el sistema político entraba en crisis fisgoneado por esas elites cuyo ADN responde a esos sectores oligárquicos del XIX y principios del XX. La otra vertiente, en el análisis interpretativo, es la inteligencia de esos mismos sectores oligárquicos que dejaron de lado las Fuerzas Armadas y cooptaron al hijo de un inmigrante que en el pleno apogeo de su fuerzas le hubieran aplicado la Ley de Residencia (1902) y lo llevaron a la Primer Magistratura. En virtud de la inteligencia manifiesta de esos sectores es que ensayamos que el PRO es la versión aggiornada del P.A.N. aunque devaluada pues este último Partido político realizó varios aportes de trascendencia a la República como ser la Ley 1420, la creación del Registro Civil, etc. Pero esta inteligencia no se circunscribió a eso nada mas sino que utilizó a uno de los Partidos Políticos de masa como lo es la UCR cooptándolo como lo intento y, en parte lo logró entre 1922 y 1928 en la Presidencia de Marcelo Alvear un destacado bon vivant de esa elite que al ser electo Presidente de la Nación estaba residiendo en Francia la meca de esos momentos como lo es hoy EEUU. Un cotejo, sencillo y cuasi ingenuo, al que no recurrimos pero si manifestamos es el estudio de las prosapia genealógica de quienes hoy forman parte del Gabinete Nacional con los más ‘ilustres’ exponentes de las agrupaciones políticas elitistas de fines del XIX y primeras décadas del XX sería revelador y ¿por qué no? lineal al análisis que ensayamos en este articulo.
Cito dos experiencias la renuncia de Miguel Juárez Celman (P.A.N.) a la presidencia de la República en 1890 y la de Fernando de la Rúa (UCR) en el 2001 ambas marcadas por crisis económicas y políticas que derivaron en un marcado descenso en la calidad de vida de los argentinos. La actual coyuntura marcada por una crisis económica en que los términos de la ecuación se agravan diariamente; marcan una inflexión, porque se encamina a octubre próximo en el que indefectiblemente iremos a elecciones y, Constitución mediante, sortearemos un gobierno que ha polarizado económica y socialmente a la ciudadanía argentina que en su lógica interna posee dosis de Juárez Celman y de De La Rúa.
Subrayó la importancia de la Historia para interpretar las continuidades y las disrupciones no descubro nada en esta sentencia sino que apelo a ese filosofo italiano, Gimbattista Vico, que hace tres siglos sentencio el continuo ‘corsi e ricorsi’ en el devenir histórico y, en el caso que nos ocupa la linealidad no es la excepción sino la regla.