Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta el presente, la seguridad internacional ha sido tema de intenso debate y controversia. La evolución del concepto siguió diferentes direcciones y adoptó variadas formas. Consecuentemente, los resultados han sido diversos y no siempre los mejores.
Muchas naciones optan por el desarrollo de una política de seguridad basada en respuestas militares, postura cuyas consecuencias son bien conocidas a través de la historia de la humanidad. Sin embargo, es posible enfocar el tema desde otro lugar: el de la seguridad humana, posición que prioriza los derechos fundamentales de las personas por encima de los intereses de los estados.
La iniciativa internacional conocida como “Seguridad Humana” plantea que la resolución de conflictos debe centrarse en el bienestar de los individuos y en respuestas adecuadas de naturaleza social, económica y política. En esta postura prevalecen la educación y la comunicación como herramientas de una solución pacífica, como instrumentos fundamentales de lo que hoy se conoce como Cultura de Paz.
Javier Jiménez Olmos analiza en las páginas de este libro la evolución de la seguridad internacional desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta el presente: la Guerra Fría, el nuevo orden después de la desaparición de la Unión Soviética, las amenazas a la seguridad en la era de la globalización, el terrorismo internacional, las guerras de Irak y Afganistán, las iniciativas de paz en las Naciones Unidas, la ayuda humanitaria, los conflictos actuales más significativos y el papel de organizaciones internacionales como la OTAN y la UE.
Sin embargo, para millones de seres humanos alrededor del planeta, el concepto de seguridad se traduce simplemente en la posibilidad de supervivencia diaria. Grandes potencias siguen invirtiendo enormes sumas de dinero en material bélico mientras aquellos buscan afanosamente la manera de subsistir y protegerse. Muchos se han capacitado profesionalmente y, aun así, no logran encontrar trabajo. Estas cuestiones elementales ligadas a la estabilidad personal y familiar llevan al autor a reflexionar en la injerencia del problema económico en la seguridad nacional e internacional. Frente a la vieja concepción militarista que ha caracterizado a las relaciones internacionales a través del tiempo, son cada vez más quienes reclaman firmemente un mundo donde el Estado le otorgue al ser humano el espacio central en el escenario de la seguridad.