El 03 de noviembre de 2011, Palestina fue reconocido como Estado pleno en el organismo Unesco. Tuvo 107 votos a favor, 52 abstenciones, 21 ausentes y solo 14 en contra. Un día después las consecuencias se devinieron en efecto domino comenzando por el recorte presupuestario de los EEUU hacia la Unesco. La directora de la Unesco vanagloriaba la decisión con las siguientes palabras.

“Estamos viviendo un momento histórico y en este instante todos percibimos el alcance simbólico y la importancia de esta decisión para el pueblo palestino y para la UNESCO.

Es fruto de la aspiración de un pueblo a formar parte integrante de la familia de las naciones del mundo, ligadas entre sí por una misma ambición de paz y el compartir valores comunes. Como subrayó el Sr. Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, se espera desde hace mucho tiempo en la región una solución de dos Estados que vivan en paz y seguridad.

Doy la bienvenida a Palestina y deseo aprovechar esta oportunidad para recordar que nuestra cooperación se remonta a muchos años. Pienso en nuestra acción en favor de la formación de docentes, o para garantizar la escolarización de los estudiantes en la franja de Gaza.

Pienso también en las becas de estudio que financiamos y en los talleres de formación sobre seguridad destinados a periodistas. Quisiera destacar además que la UNESCO ha invertido muchos esfuerzos en la preservación del patrimonio cultural y la instauración de un plan de gestión sostenible de los sitios de Tell Balata en Naplusa, el parque arqueológico y los mosaicos de Qasr Hisham y la iglesia de la Natividad y el Museo de la Riwaya en Belén.

Oigo más fuerte que nunca, el llamado del pueblo palestino para que se intensifique el compromiso de la UNESCO y se refuerce su acción en sus esferas de competencia. En respuesta a ese llamado, deseo reafirmar que velaré por que continúe esta cooperación, movida por la más profunda convicción de que la calidad del sistema educativo, así como el dinamismo de la cultura o el pluralismo de los medios de comunicación, constituyen los cimientos sólidos de toda sociedad.

La admisión de un nuevo Estado Miembro es una señal de respeto y de confianza. Ésta debe ser una oportunidad para fortalecer la Organización, y no para debilitarla; una ocasión para que todos nos comprometamos una vez más con los valores que compartimos y no para que nos dividamos.

Voy a ser franca. En mi condición de Directora General, tengo la responsabilidad de decir que me preocupan los problemas que pueden surgir en cuanto a la universalidad y la estabilidad financiera de la Organización. Me inquieta que podamos llegar a estar ante una situación que pudiese erosionar a la UNESCO en cuanto a la plataforma universal de diálogo. Me preocupa la estabilidad de su presupuesto.

Es por todos sabido que puede peligrar la financiación que aporta nuestro mayor contribuyente, los Estados Unidos.

Creo que todos tenemos la responsabilidad de velar por que la UNESCO, como consecuencia, no se vea indebidamente afectada.

Pienso en los miles de niñas, muchachas y mujeres del Afganistán, de África y de todo el mundo que han aprendido a leer y a escribir con ayuda de la UNESCO. Pienso en Jalida, joven afgana de la provincia de Paktika, inscrita en un curso de formación de la UNESCO, que dijo [y cito sus palabras]:

Al principio mi familia se preguntaba si yo tendría que asistir a este curso o no; pero he aprendido muchas técnicas nuevas y me he dado cuenta de que, como mujer afgana, puedo trabajar con hombres y servir a mi comunidad”.

Jalida se beneficia de la labor de la UNESCO para fomentar la alfabetización en el Afganistán.

Pienso en los policías analfabetos de Kabul, de Kandahar y de otras ciudades que están aprendiendo a leer y escribir para proteger mejor, gracias a nosotros, a sus conciudadanos. Pienso en el canal educativo iraquí de televisión por satélite que da apoyo al aprendizaje de las niñas y los niños iraquíes, entre los que hay refugiados y desplazados internos. Pienso en los centenares de periodistas del mundo que en este mismo momento son objeto de acoso, a los que se asesina o encarcela porque defienden la verdad. La UNESCO está con ellos y habla por ellos. Pienso también en el saqueo del tesoro de Bengasi, en Libia, un hecho sobre el que la UNESCO fue la primera en hacer sonar la alarma. Pienso en los millones de vidas que puede salvar el sistema de alerta contra los tsunamis que pusimos en marcha en el Océano Índico el 12 de octubre, como respuesta a la catástrofe natural de 2004.

Sé que en estos momentos todos ustedes están pensando lo mismo que yo. La trama de nuestras sociedades es fácil desgarrar y se tarda mucho en repararla. Me entristece la posible pérdida de impulso y de energía de la UNESCO.

No puedo concebir que abandonemos a esas mujeres y esos hombres. La labor de la UNESCO es demasiado importante para ponerla en peligro. Nuestra Organización se creó hace sesenta años para asegurar que la educación, las ciencias, la cultura y la comunicación unieran a las personas y fomentaran una cultura de paz.

Esta es nuestra misión como organismo especializado de las Naciones Unidas. Estamos decididos a llevar adelante nuestro vital mandato. Exhorto a todos ustedes a mantener la capacidad de la UNESCO para actuar. Al dar una vez más la bienvenida a Palestina en la familia de la UNESCO, permítanme que afirme claramente que necesitamos que todos y cada uno de los miembros de esta Organización participe plenamente”.

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María Cecilia Benac es conferencista, escritora e investigadora. Magister en Políticas Públicas (Flacso), Profesora en Diplomacia y Licenciada en Relaciones Internacionales (USAL). Especializada en seguridad y estudios internacionales. Entre otros posgrados realizados, se destacan los de la Universidad de Leiden (Países Bajos), Emory, Yale (EEUU) e IESE (España). Docente de la Escuela Argentina de Negocios entre otras instituciones. proyecto humanitario comunicacional, el cual dirige hasta la actualidad. Como miembro de Reporteros Sin Fronteras, cubrió los conflictos y guerras en Medio Oriente entre 2010 y 2016. Participando también de Misiones de Seguridad y Acción Humanitaria en Palestina, Egipto, Líbano, Marruecos y Siria. Es periodista y redactora en medios especializados.