Probablemente, la gran civilización hindú-budista del Sudeste Asiático por antonomasia fue la civilización khmer que se consolido en el gran imperio de Angkor. Continuadora de los reinos de Funan (siglo-550) y Chenla (550-802), surgió en 802 el reino khmer de Angkor fundado por el rey Jayavarman II en los actuales territorios camboyanos. Alcanzó su apogeo para aproximadamente el siglo XII y principios del siglo XIII, durante los reinados de Suryavarman II (1113-1150) y Jayavarman VII (1181-1219). Para este momento abarcaba gran parte de los territorios de Camboya, Laos, el sur de Vietnam, Tailandia, y el este y sur de Myanmar. Angkor fue la ciudad capital, ubicada actualmente en la provincia de Siem Reap, y fue una de las ciudades más grandes del mundo para su época. En esta se encuentra el complejo arquitectónico religioso de Angkor Wat, el más grande del mundo. Su construcción fue iniciada por Suryavarman II, la cual vino a manifestar la concepción arquitectónica del templo-montaña como representación física del monte Merú, morada celestial de las deidades hindúes. Fue dedicado al dios hindú Vishnu.
Galeria del Reino Khmer de Angkor
Esta cuenta con serie de bajo relieves más larga del mundo, que vienen no sólo a relatar historias sino también a simbolizar el universo de acuerdo a la cosmología hinduista. Durante el reinado de Jayavarman VII, se llevaría adelante el traspaso y la construcción de la nueva ciudad capital de Angkor Thom, donde se encuentra el templo del Bayón, que viene a ser arquitectónicamente una representación terrenal del ambiento celestial, aunque ahora de acuerdo al budismo en su tradición mahayana. Tomados en su conjunto, son el atractivo turístico más importante del país, y uno más importante de la región, con más de dos millones de visitantes anuales. La ciudad de Angkor fue declarada patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO en 1992. Luego de las invasiones mongolas a la región del Sudeste Asiático durante el reinado de Kublai Khan (1260-1294), el imperio khmer de Angkor sucumbió frente al surgimiento de los reinos tailandeses y vietnamitas en el siglo XV. Para el siglo XIX, Camboya fue ocupada por el imperio francés, siendo un protectorado desde 1863 hasta 1953.
Civilización de Burma
Otra importante civilización del Sudeste Asiático continental, contemporánea a la khmer, fue la civilización burmesa del imperio de Pagan. Fue la primera entidad política en unificar el territorio y centralizar el poder de amplias zonas de la actual Myanmar. El reino de Pagan surgió en 1044 a cargo del rey Anawrahta (1044-1077). Luego de controlar a jefaturas pyu, alcanzó su apogeo para mediados del siglo XII y mediados del XIII, durante los reinados de Narapatisithu (1174-1211) y Htilominlo (1211-1235), extendiéndose por gran parte de los territorios de Myanmar y el este de Tailandia. Bagan fue la ciudad capital, ubicada actualmente en la región administrativa de Mandalay. En esta se encuentra el complejo arquitectónico religioso con el mismo nombre. Durante más de tres siglos, los distintos reyes construyeron más de 10.000 templos y otras edificaciones religiosas basadas en el budismo en su tradición theravada (peyorativamente también conocido como hinayana), de los que sobrevivieron poco más de 2.000. Se trata de una de las mayores concentraciones de edificaciones religiosas en el mundo. Es uno de los atractivos turísticos más importante del país, con cerca de medio millón de visitantes por año. Así como en el caso del imperio khmer, luego de las invasiones mongolas a la región del Sudeste Asiático, el imperio burmes de Pagan desapareció. No obstante surgirían otros grandes reinos burmeses que competirían con los reinos tailandeses. Hacia principios del siglo XIX llegarían los ingleses, quienes iniciarían las guerras anglo-burmesas en 1824, haciéndose finalmente del control del territorio e incorporándolo dentro del imperio inglés en la India, siendo una colonia desde 1885 hasta 1948.
Será la civilización tailandesa materializada en el reino de Ayutthaya y luego en el reino de Rattanakosin, también conocido como Siam, bajo la actual dinastía Chakri la gran expresión política sobreviviente de las monarquías hindú-budistas del Sudeste Asiático continental. El reino de Ayutthaya surgió en 1351 a cargo del rey U Thong (1351-1369), también conocido como Rama Thibodi I. Luego de absorber otros principados tailandeses, termino de derrotar al reino khmer de Angkor en 1431 El reino de Ayutthaya llegó a su apogeo en el siglo XVII, durante los reinados de Naresuan (1590-1605), Ekatotsarot (1605-1620) y Narai (1656-1688), extendiéndose por gran parte de los territorios de Tailandia, el oeste de Myanmar, el norte de Malasia, y el este de Camboya y Laos. La ciudad capital del reino, que lleva su mismo nombre, y se ubica actualmente en la provincia que también lleva el nombre de Ayutthaya, fue una de las ciudades más grandes del mundo para su época. Durante estos reinados Ayutthaya no sólo se estableció como el poder hegemónico en la región continental, sino que estableció relaciones con distintas potencias europeas. Incluso el rey Narai envió misiones diplomáticas a la corte inglesa, francesa y al Vaticano. La ciudad de Ayutthaya fue declarada patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO en 1991. En 1767 el reino de Ayutthaya llegó a su fin luego de una invasión burmesa, pero de sus restos surgiría el nuevo reino de Rattanakosin bajo la dinastía Chakri. Durante el siglo XIX, los reyes de esta dinastía lograron mantener la independencia del pueblo tailandés frente a la amenaza colonial de las potencias europeas. Por un lado, los primeros reyes dejaron de lado la concepción de la monarquía basada en el budismo mahayana, donde el monarca era deificado, y adoptaron según el budismo theravada, donde el poder del rey estaba condicionado por los valores y principios budistas, mejor conocido como dhamma-raja. Por otro lado, los sucesores reformularon nuevamente esta concepción agregando elementos occidentales como las nociones de nación y soberanía popular.
Actualmente Tailandia es una monarquía constitucional con el rey como cabeza de estado, pero además el rey cumple el rol de una figura paterna para el pueblo tailandés y es el protector del budismo en el país, expresado claramente en el lema nacional Chat, Satsana, Phramahakasat o lo que significa Nación, Religión, y Monarquía.
Esto último aspecto se puede apreciar de la mejor manera en la historia de la construcción de la ciudad capital de Bangkok, la cual reúne a los más importantes atractivos turísticos del país, siendo uno de los más importantes destinos no sólo a nivel regional sino también a nivel mundial, habiendo pasado recientemente la barrera de los veinte millones de visitantes anuales. El emplazamiento de la nueva ciudad capital fue establecido por el rey Phra Phutthayotfa Chulalok, mejor conocido como Rama I de la dinastía Chakri, en 1782. Los remanentes de la ciudad capital de Ayutthaya luego del ataque de los burmeses en 1767 fueron reutilizados para su construcción. En Occidente, esta ciudad capital se conoce como Bangkok, pero su nombre real (sintetizado) es Krung Thep Maha Nakhon o lo que significa Gran ciudad de Ángeles. Es decir, como las antiguas capitales de las grandes civilizaciones, la ciudad capital es una ciudad celestial, una recreación arquitectónica del ámbito celestial en el plano terrenal. Y en su centro se encontraba el palacio real, que era sede del poder político pero también centro del poder religioso, debido a que en su predio se encontraba el templo del Buda de Esmeralda. El Buda de Esmeralda es la más importante imagen budista de Tailandia, e incluso del Sudeste Asiático, siendo protectora del reino.
Tal es así que en su rol de protector del budismo, los reyes de la dinastía Chakri son los guardianes del Buda de Esmeralda, siendo los únicos responsables de sus cuidados, limpiándolos y cambiándole las vestimentas tres veces al año. Dentro del mismo complejo arquitectónico religioso, que está rodeado de una serie de pinturas, que vienen no a simbolizar el universo de acuerdo a la cosmología budista, se encuentra el santuario de los reyes de la dinastía Chakri, habiendo en su interior las imágenes de los distintos reyes de la dinastía hasta la actualidad. Toda esta interacción de simbolismos, destaca la íntima unión existente al día de hoy entre la religión budista y la monarquía en la figura de los reyes tailandeses.
Otros ejemplos contemporáneos de reinos hindú-budistas en la región continental del Sudeste Asiático es Camboya, que luego de la ocupación francesa hasta entra la década de 1950, las guerras de indochina con su consecuente interregno comunista a mediados de la década de 1970, y la ocupación vietnamita de la década de 1980, se está reconstruyendo como una monarquía constitucional. Laos pasó prácticamente por el mismo proceso, aunque cuando los comunistas se hicieron finalmente del poder en 1975, abolieron permanentemente la monarquía constituyéndose en una república.
La región insular del Sudeste Asiático también conto con grandes civilizaciones hindú-budistas, algunos de cuyos remanentes llegan hasta la actualidad. Continuadora del reino de Kalingga (siglo VI-siglo VII), posiblemente los constructores de los complejos de templos de Dieng Plateau y Gedong Songo, ubicados en las cercanías de zonas volcánicas y en donde se rendía culto a la imagen fálica del lingam, característica de la tradición shivaista del hinduismo, surgió en 732 el reino javanés de Medang fundado por Sanjaya en los actuales territorios del centro de la isla indonesia de Java.
Al principio sus gobernantes adscribieron al hinduismo, pero hacia mediados del siglo VIII hubo un cambio de dinastía, asumiendo el poder los Sailendra. Esta fue la responsable de la construcción del Borobudur. Así como en otras construcciones, se recicló un sitio en una colina dedicado al culto a los antepasados, construyendo a partir del mismo un gigantesco monumento que recrea la concepción arquitectónica del templo-montaña como representación física del monte Merú pero según la cosmología budista de acuerdo a la tradición mahayana y en la forma de un mándala tridimensional. Se compone de diez niveles, que representan las diez etapas a recorrer en el camino del Boddhisattva, divididos en tres secciones, que simbolizan las distintas secciones del mundo, hasta llegar a la iluminación. Este cuenta con serie de bajo relieves, que vienen no sólo a relatar historias sino también a expresar enseñanzas budistas. Hacia principios del siglo IX los Sailendra, quienes se habían vinculado matrimonialmente para ese entonces con el reino de Srivijaya (650-1377) en la isla indonesia de Sumatra, fueron luego desplazados nuevamente por los herederos de la dinastía Sanjaya, Esta fue la responsable de la construcción del Prambanan, donde nuevamente se manifiesta la concepción arquitectónica del templo-montaña como representación física del monte Merú, morada celestial de las deidades hindúes, ahora bien dedicado al dios hindú Shiva. Los monumentos de Borobudur y Prambanan fueron declarados patrimonios culturales de la humanidad por la UNESCO en 1991.
Entrado el siglo XI este reino desaparecería, desplazándose el centro de poder hacia el este de la isla indonesia de Java, donde surgirían otros grandes reinos como Kahuripan (1019-1045), Kediri (1045-1221), Singhasari (1222-1292) y Mohopahit (1293-1527). Este fue el último gran reino hindú-budista, que extendiendo su poder a la mayoría de las islas que componen el archipiélago indonesio, el sur del archipiélago filipino e, incluso, el sur de la península malaya. Los herederos y sobrevivientes del mismo se refugiaron en la isla de Bali, siendo la cultura balinesa el remanente de esa gran civilización hindú-budista que floreció en Java. Bali es actualmente un enclave hindú en un país de mayoría musulmana, además de ser el principal destino turístico del país, con cerca de cuatro millones de visitantes por año. La cultura de Bali fue declarada patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO en 2012.
Llegada del Islam al Sudeste Asiático
Justamente, con la llegada del Islam al Sudeste Asiático insular, el hinduismo y el budismo comenzaron a perder terreno como fuente de legitimación política, siendo su correlato el surgimiento de reinos islámicos a la vez que la decadencia y desaparición de los reinos hindú-budistas. No obstante, el islam en el archipiélago indonesio, el archipiélago filipino y en la península malaya no destruyo sino que tolero, incluso incorporó, elementos previos de la civilización hindú-budista. Sucesor del reino de Srivijaya, el sultanato de Malacca, fundado en 1400 por el rey Parameswara, mejor conocido como Iskandar Shah una vez convertido al islam, fue la primer gran reino islámico en la región insular del Sudeste Asiático abarcando los territorios de la península malaya y la isla indonesia de Sumatra. Cumplió una gran función al difundir el islam por la región. Tuvo una corta existencia independiente, habiendo sido conquistado por los portugueses en 1511, y luego tomado por los holandeses en 1641. La ciudad de Malaca fue declarada patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO en 2008. Un enclave remanente de este fue el sultanato de Aceh (1514-1903), ubicado en el extremo norte de la isla indonesia de Sumatra, que estableció una alianza con el imperio otomano en su lucha contra los portugueses. Además fue el puerto de salida o de llegada por excelente de los creyentes musulmanes que cumplían con la obligación de realizar Hajj o el peregrinaje a la Meca en la península arábiga.
Mientras esto ocurría en la península malaya y en Sumatra, en el centro de la isla de Java, en la misma zona donde siglos atrás se había erigido el reino hindú-budista de Medang, volvía a florecer una gran civilización, esta vez islámica, representada por el que sería el gran reino islámico del Sudeste Asiático, el sultanato de Mataram. Fundado en 1587 por Panembahan Senopati, siendo Kota Gede su ciudad capital, llegó a su apogeo en la primera mitad del siglo XVII durante el reinado de Raden Mas Rangsang, mejor conocido como el Sultan Agung (1613-1645) abarcando gran parte de Java, sometiendo no sólo a otros reinos autóctonos sino también compitiendo con los holandeses. En 1755 el sultanato de Mataram llego a su fin al dividirse, por una puja en la sucesión dinástica que fue explotada por los holandeses, en dos sultanatos que existen hasta la actualidad, Yogyakarta y Surakarta. Ambos son herederos de esta civilización islámica con elementos hindú-budistas. Una expresión clara de esto es la alianza matrimonial entre el sultán y la diosa reina de los mares del sur, Loro Kidul. Cuenta la leyenda que Senopati convocó a la diosa en la playa de Parang Kusumo en la costa sur del centro de Java para pedirle su asistencia en su iniciativa de expansión del nuevo reino, a lo cual la diosa accede, sellándose el acuerdo en una alianza matrimonial entre ambos.
De esta manera Loro Kidul se transformó en la diosa espiritual del Sultanato de Mataram y de los Sultanatos que le sucedieron.
Los sultanes de Yogyakarta y Surakarta, herederos del sultanato de Mataram, continuaron honrando a la diosa hasta la actualidad. En sus respectivos palacios hay una recámara especial donde ellos pueden entrar en comunión espiritual con Loro Kidul. Y todos los años entre los meses de febrero y marzo, fecha establecida según el calendario lunar, llevan adelante una ofrenda ritual por medio del cual honran a la diosa. Lo importante a destacar es que mientras el sultanato de Surakarta perdió todo tipo de trascendencia política dentro de la estructura administrativa-territorial de la nueva República de Indonesia, el sultanato de Yogyakarta logro mantener cierto grado de autonomía al haberse conformado en una región especial (junto con la región especial de Aceh), debido a la ayuda que prestó el sultán de Yogyakarta de aquel entonces a los líderes nacionalistas indonesios, ofreciéndoles refugió, durante la lucha por la independencia contra los holandeses entre 1945-1949.
Actualmente la ciudad de Yogyakarta es uno de los principales destinos turísticos del país, con cerca de cuatro millones de visitantes por año. Yogyakarta es una expresión de la tolerancia y religiosa del pueblo indonesio, siendo su gobernante un rey musulmán que reconoce tradiciones religiosas pre-islámicas y donde mezquitas coexisten con los monumentos budistas del Borobudur e hinduista del Prambanan, rescatando el orgullo nacional, en correcta sintonía con el primer principio de la filosofía estatal del Pancha Sila o los Cinco Principios, a saber la creencia en un único y solo dios.
Otros ejemplos contemporáneos de reinos islámicos en la región insular del Sudeste Asiático son Brunei y Malasia, esta última con la particularidad de que la monarquía no es hereditaria, sino que los gobernantes de los nueves sultanatos que componen al país eligen entre ellos quien asumirá el cargo de Yang di Pertuan Agong o gobernante supremo por un período de cinco años.
Finalmente, quedaría por mencionar al archipiélago filipino. Ahora bien, aunque a este llegaron las religiones de la India y el Islam, en este no se desarrolló una gran civilización hindú-budista o islámica. Será con la llegada de los españoles en 1521 y la conformación del sistema de rutas comerciales del Galeón entre la ciudad filipina de Manila y mexicana de Acapulco, complementado con el de la Flota de Indias entre la ciudad mexicana de Veracruz y española de Sevilla, que el archipiélago se incorporará a la civilización occidental, más específicamente hispánica-católica. Así Filipinas fue puente entre Asia con América y Europa.