La expansión de los intereses nacionales de China más allá de sus fronteras guarda relación con la encrucijada que a esta potencia le presenta (a) un escenario internacional percibido como de transición, inestabilidad y competencia, y (b) un escenario doméstico caracterizado por el imperium de evitar que se desacelere el crecimiento económico (donde pasa a ser crucial el acceso a mercados que abastezcan de insumos y adquieran manufacturas).
Puede comprenderse entonces de mejor manera por qué el protagonismo de la RPCh en los asuntos mundiales sea mucho mayor que durante las eras de Mao Zedong, Deng Xiaoping y Jiang Zemin. Dicha presencia puede observarse en mayor medida en los campos de la economía, las organizaciones intergubernamentales y el poder blando (recordemos los Juegos Olímpicos inaugurados en Pekín el 8 de agosto del año 2008, los festejos por el sexagésimo aniversario de la proclamación de la RPCh también en la ciudad capital el 1º de octubre de 2009 y la Exposición Mundial en Shanghai de mayo-octubre 2010).
Este fenómeno, además de ser el resultado del creciente poderío económico de China, obedece también al reacomodamiento de su política exterior a las normas de la comunidad internacional. Sin embargo, dicha transformación no implica un alejamiento del cálculo estratégico, orientado a la consecución del interés nacional.
En materia de seguridad, uno de los subproductos de esta nueva circunstancia ha sido la necesidad de que China proteja sus intereses más allá de sus fronteras y las líneas de abastecimiento de recursos y venta de productos. Sobre este asunto en particular, cabe mencionar que en diciembre del año 2004 se precisó una addenda a la doctrina militar de ese país, la cual constituyó un nuevo elemento para el accionar de sus fuerzas armadas (denominadas oficialmente “Ejército Popular de Liberación” –EPL–).
La misma, fue incorporada al Libro Blanco de la Defensa Nacional de China del año 2006, reafirmada en la Constitución del Partido Comunista de China (PCCh) en el año 2007 y ratificada en el Libro Blanco de la Defensa Nacional de China del año 2008. Según la antedicha publicación del año 2006, el EPL debe –además de sus labores tradicionales–:
“constituirse en un sólido defensor de la ventana de oportunidad estratégica que se presenta para el desarrollo nacional, y erigirse en un pilar de la salvaguardia de los intereses nacionales al asumir el papel trascendental de mantener la paz mundial”.
Desde ya, al observador agudo no se le podrá escapar la idea de que en el cumplimento de la nueva directiva “constituirse en un sólido defensor de la ventana de oportunidad estratégica que se presenta para el desarrollo nacional, y erigirse en un pilar de la salvaguardia de los intereses nacionales…”, el EPL sea también empleado para efectuar ataques preventivos que nieguen la afectación de la mencionada “oportunidad estratégica”. Esta evolución, de producirse, podría implicar un cambio doctrinario, consistente en “contraatacar –o atacar primero– con el objeto de la autodefensa”.
Sobre este tema en particular, sólo puede citarse como garantía de que ello no sucedería el pronunciamiento del actual hombre fuerte de la RPCh, Hu Jintao, en abril del año 2002: “China hace tiempo que se ha comprometido a no buscar la hegemonía, no incorporarse a bloque militar alguno y a no procurarse una esfera de influencia”. Seguramente, la evolución del acontecer internacional y de las condiciones internas de China brindará interesantes indicios para el ulterior análisis de aquella alternativa.