Desde el comienzo de las operaciones en abril y hasta el 29 de noviembre, los tres barcos han rescatado a 19.708 personas de embarcaciones hacinadas. Los dispositivos de MSF también han asistido a otras 7.117 personas, rescatadas por otros buques, trasladándolas de forma segura a Italia y facilitándoles atención médica. Al menos una de cada nueve de las personas que han cruzado el Mediterráneo este año ha sido rescatada por los equipos de MSF.
1.- 2016 ya es el año más mortífero desde que se tienen registros y ni siquiera ha terminado
Desde el 1 de enero, al menos 4.700 hombres, mujeres y niños han muerto al intentar cruzar el Mediterráneo, casi mil personas más que en 2015; y aún quedan algunas semanas antes de que concluya 2016. Estas cifras no se deben a un aumento significativo de las llegadas en general. Sin embargo, sí asistimos a un incremento de la mortalidad en el letal trayecto entre Libia e Italia. En 2016, 1 de cada 41 personas que intentaron huir de Libia por barco murieron en el intento. A pesar de las impactantes cifras y de la enorme pérdida de vidas, la respuesta de la Unión Europea en el Mediterráneo central se ha limitado a declarar “la guerra a los traficantes” y se ha centrado en adoptar medidas de disuasión y de externalización de fronteras en lugar de salvar vidas y permitir un paso seguro a Europa. Esto solo ha servido para empujar y forzar a los traficantes a adaptar sus tácticas y operar de una forma más peligrosa aún para eludir los controles fronterizos y, en resumen, se ha cobrado más vidas.
2.- Hombres, mujeres, niños y niñas son hacinados en embarcaciones más precarias
En 2016, los equipos de MSF rescataron a personas de 134 balsas de goma de pésima calidad y 19 barcos de madera. Nuestros equipos también recuperaron los cuerpos de aquellos para quienes el rescate llegó demasiado tarde. Los grandes barcos de madera de 2014 y 2015 han desaparecido y han sido reemplazados por botes inflables baratos de un solo uso que los traficantes asumen que serán interceptados en algún punto por las operaciones de búsqueda lanzadas por dispositivos militares internacionales en alta mar, fuerzas que, tras los rescates, destruyen estas balsas. Estos barcos de escasa calidad han dado lugar a tragedia tras tragedia de las que han sido testigos los equipos de MSF que han recuperado cuerpos de personas asfixiadas, aplastadas por el peso de cientos de otras en los botes o ahogadas en el fondo de una balsa en una mezcla tóxica de agua de mar y combustible.
3.- Los traficantes son más crueles que nunca
Los equipos de MSF han visto barcos zozobrar luego de pasar horas o incluso días a la deriva, sin rumbo ni motor, después de que los propios traficantes u otros grupos criminales se lo arrebataran antes de tener la posibilidad de ser rescatados. Aquellos a quienes rescatamos nos cuentan que los han retenido en cuevas, zanjas o agujeros en el suelo durante días o semanas antes de ser forzados a subir a un bote. Hemos escuchado historias de ejecuciones, terribles malos tratos y abusos sexuales que, en algunos casos, constituyen tortura. En contraste frente al año pasado, hemos visto menos personas equipadas con chalecos salvavidas, alimentos, agua y otros suministros para la travesía. Incluso carecían de una cantidad suficiente de combustible. Hemos visto como los rescates se producen por oleadas y a todas horas del día o de la noche. Los traficantes envían a la gente en grandes flotillas a extrañas horas con el objetivo de que escapen del mecanismo de control, disuasión e intercepción establecido por las políticas restrictivas o que, incluso si algunos son interceptados, la mayoría pasará y será rescatada. Los precarios rescates nocturnos se han vuelto más frecuentes. Ha habido jornadas en las que un solo barco de rescate ha tenido que responder a más de 10 llamadas de auxilio en un período de 24 horas.
4.- Un gran número de menores no acompañados se enfrentan al mar solos
El 16% de quienes han llegado a Italia son menores y el 88% de ellos no están acompañados de un familiar. Hubo un caso de una pequeña familia rescatada por el Aquarius que estaba encabezada por un niño de 10 años que viajaba solo con sus hermanos, todos ellos lo suficientemente pequeños como para todavía llevar pañales.
5.- Muchas mujeres rescatadas están embarazadas. Muchos de estos embarazos son el resultado de una violación
Hay algunos bebés que son muy deseados y que simplemente vienen en un momento difícil. Sin embargo, muchos otros son resultado de una violación en Libia, en la ruta, o en los propios países de origen. Muchas de las mujeres que rescatamos, especialmente las que viajan solas, narran terribles historias de violaciones y abusos sexuales durante su estancia y tránsito por Libia. Muchas otras están demasiado traumatizadas y aterrorizadas para contar lo que han pasado en el poco tiempo que pasan a bordo de los barcos de rescate. De hecho, la amenaza de violación es tan conocida que algunas mujeres optan por usar implantes anticonceptivos de larga duración en el brazo antes de emprender el viaje para evitar quedarse embarazadas. En 2016, nacieron cuatro bebés en los buques de salvamento de MSF. Resulta un milagro que sus madres fueran rescatadas a tiempo y por barcos con matronas cualificadas a bordo. Es terrible pensar qué habría sucedido si su parto hubiera comenzado antes o si hubieran sido rescatadas por barcos mercantes sin médicos adecuados.
6.- MSF no está ayudando a los traficantes ni nosotros somos traficantes
Dejemos este punto claro: MSF no es una organización traficante de personas ni forma parte de una operación contra los traficantes. Estamos en el Mediterráneo para salvar vidas, simple y llanamente. Los traficantes explotan a algunas de las personas más vulnerables del mundo con fines de lucro y su modelo de negocio existe, en parte, por la falta de vías legales y seguras para que las personas puedan acceder en Europa a la protección que necesitan. La inestabilidad y la crisis económica en Libia también es un factor clave en la proliferación de redes de tráfico de personas.
7.- No solo las mujeres y los menores son vulnerables
Cada persona que rescatamos trae consigo una historia de sufrimiento. Mientras mujeres y menores tienen vulnerabilidades muy específicas que necesitan un cuidado y una atención especial, los hombres también tienen otras debilidades que, a menudo, son más difíciles de ver. Algunos huyen de guerras en las que no quieren participar; otros lo hacen de las torturas, del reclutamiento forzoso y de las violaciones masivas de los derechos humanos. Los hay que escapan de la discriminación en base a su sexualidad, de la violencia, la persecución y la pobreza extrema. Su duro viaje comienza en países que van desde Pakistán, a estados de África subsahariana, como Nigeria o Gambia, o el Cuerno de África, especialmente Eritrea. También hay personas que proceden de naciones de Oriente Próximo devastadas por años de tensión e inestabilidad.
8.- Europa está lejos de ser el principal destino para refugiados y migrantes del mundo
La inmensa mayoría de los refugiados y migrantes han buscado refugio u oportunidades en su propia región. Según datos de ACNUR, ninguno de los principales países de acogida de refugiados están en Europa: Turquía, Pakistán, Líbano, Irán, Etiopía, Jordania, Kenia, Uganda, la República Democrática del Congo y Chad. Todos ellos juntos reciben a más de la mitad de los refugiados que hay en el mundo. Europa solo ha recibido un pequeño porcentaje de los refugiados, pero sigue centrándose en maneras creativas de mantenerlos alejados en lugar de proteger a aquellos que lo requieren.
9.- Los refugiados y migrantes sufren violencia y malos tratos en Libia
En primer lugar, no importan sus razones por las que se encuentran en Libia, la violencia y el maltrato que sufren los refugiados y los migrantes significa que simplemente tienen que salir de ahí. Según las personas entrevistadas por los equipos de MSF, hombres, mujeres y menores no acompañados, algunos de tan solo 8 años, que viven o pasan por Libia sufren abusos a manos de traficantes, grupos armados y particulares que explotan la desesperación de aquellos que huyen del conflicto, la persecución o la pobreza. Los abusos denunciados incluyen: ser víctima de violencia (incluida la violencia sexual), secuestro, detención arbitraria en condiciones inhumanas, tortura y otras formas de malos tratos como extorsión, esclavitud y trabajo forzoso.
10.- Interceptar embarcaciones que salen de Libia no es una solución
Impedir que la gente salga de Libia la condena a más malos tratos, extorsión, esclavitud y abuso físico, sexual y psicológico por parte de las redes de traficantes. De acuerdo al plan de entrenamiento y formación iniciado por la Unión Europea, se espera que la Guardia Costera libia desempeñe un papel clave en las futuras políticas de contención dentro del territorio libio, llevando a cabo operaciones de interceptación, búsqueda, rescate y devolución en las aguas territoriales libias. Nuestra experiencia demuestra que interceptar embarcaciones hacinadas y no aptas para navegar puede ser extremadamente peligroso en este contexto y puede agravar los riesgos a los que ya se enfrentan. Aquellos que huyen de Libia deben ser rescatados de una manera segura y tranquila y llevados a un puerto seguro donde puedan recibir asistencia, solicitar asilo y otras formas de protección. La situación actual en Libia se traduce en que este país no puede ser considerado un puerto seguro para desembarcar.
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El 14 de noviembre, el Dignity I desembarcó a los rescatados en su último salvamento del año y el Bourbon Argos hizo lo mismo una semana después. Durante el invierno, en el que se espera que el clima y las condiciones del mar reduzcan drásticamente el número de personas que salen de Libia hacia Italia, ambos barcos permanecerán amarrados en puerto. El Aquarius, operado junto a SOS Méditerranée, será el único barco con equipos de MSF activo durante todo el invierno, cuando patrullará de forma continua para rescatar a quienes desafían las peligrosas aguas durante esta estación. MSF espera reforzar su capacidad de búsqueda y rescate en marzo, cuando la estación primaveral posibilite que haya más cruces.