1· EL CAMBIO DE FOCO DE LA SEGURIDAD INTERNACIONAL

En 2012 el foco principal que modifica las relaciones entre todos los actores del sistema internacional es la agenda de seguridad en Medio Oriente. Altera todo lo relacionado con las políticas públicas, la política entre jefes de Estado e incluso define la economía de cada país, aunque no se vea envuelto directamente en ninguna amenaza bélica en Medio Oriente. Es por este punto del mapa por el que pasan todas las actividades en algún momento de su camino y por donde se conecta el sistema internacional.

Los problemas de los EE. UU. con sus aliados

EE. UU.-Israel: Uno de los intereses que se ve obstaculizado está relacionado con la doctrina de seguridad; por ejemplo, la misión diplomática de Israel en Egipto tuvo que cerrar tras los incidentes de octubre de 2011 en la embajada en Cairo. La inquietud y el movimiento armado de Israel por esta razón hacen que, de a poco, se friccione la relación con su eterno aliado, los EE. UU., con quien comparte el rechazo a las elecciones en el mundo árabe. Contrario a lo que habrían predicho estas naciones, las victorias de los partidos islámicos en lo que ellos llaman la “Primavera Árabe” no están alineadas con sus intereses políticos.

EE. UU.-Turquía: Se abre una nueva veta de fricción por los derechos de la reserva de gas en Chipre. Esta reserva es considerada crucial para la seguridad por la energía que puede aportar y el crecimiento económico. La pelea por los derechos del gas amenaza la posición de Turquía como la única alternativa a Rusia para suministrar energía a la Unión Europea. Esto, a su vez, se conecta con el binomio Irán-Siria.

Israel-Egipto: A partir de la guerra del ’79, hubo un cambio de estrategia en la relación entre estos dos países para garantizar una mejor convivencia, que se puede ver alterada si Israel logra que Egipto pierda su neutralidad. La caída de Mubarak alteró esa estrategia y también los cálculos de margen de maniobra de cada Estado.

Peligro en la seguridad internacional

Hay una aceleración extrema en la promoción de la violencia de la imagen del Islam en el mundo occidental, que los medios masivos de comunicación quieren asegurar en las personas para que se sumen adeptos a una futura intervención en aquellos Estados donde ya han ganado los partidos islámicos, a fin de cargarse aquellas posturas que no son funcionales a los intereses del mundo occidental, mal representados por los EE. UU.

Esta imagen del islam violento (el islam terrorista) se vende para que aquellos que puedan sigan apoyando el régimen de Assad en Siria y así evitar la instauración de otro Estado islámico manejado por organizaciones, como los Hermanos Musulmanes, que terminaría de crear un círculo de amenazas para el Estado de Israel. Aquí es donde chocan los intereses públicos de Israel, los EE. UU. y la Unión Europea, ya que el actual régimen de Assad, bajo el control de la minoría chií alauí, responde a los intereses de Irán, que son claramente contrarios a los de occidente. Un cambio de régimen en Siria se acercaría, desde lo político, a Turquía y no a Irán. Así se aislaría el régimen de Ahmadinejad y se podría seguir una política de seguridad contra su plan nuclear. Pero, si esto ocurriera, así como desaparecería la amenaza de los EE. UU. y de la Unión Europea en esa parte del mundo árabe, resurgiría la amenaza de Israel.

El Estado judío se sentirá amenazado y, como respuesta histórica a esto, buscaría acelerar su complejo bélico-militar para armarse cada vez más ante un posible ataque del círculo islámico que ahora lo rodearía. Es tal la sensación de aislamiento en este punto del mapa, que podría llevarlo directamente a desarrollar una guerra preventiva contra cualquier Estado de Medio Oriente, como ocurrió con la guerra a Líbano en 2006 y en Gaza, en 2008, tras las elecciones parlamentarias. Bajo estas condiciones, se tornará imposible para Egipto y Turquía mantener la neutralidad que ostentan para con Israel, y avanzaría esta espiral descendiente al caos regional.

Vale recordar que, en noviembre, se cumplen 65 años de la Resolución 181 de la ONU por la cual se asegura la existencia de un Estado Palestino en su territorio original, mientras ellos acepten al Estado de Israel, cosa que hicieron, pero los ciudadanos palestinos continúan con su condición de refugiados. Tanta es la fricción entre Israel y los EE. UU. que, en una de las últimas reuniones entre Netanyahu y Obama, este último le propuso que se negociara un armisticio y un acuerdo de paz con los palestinos, basándose en la línea geográfica del nacimiento del Estado de Israel, es decir, el acuerdo de la ONU de 1947. Esto enfureció al premier Israelí, quien argumentó que nadie (refiriéndose a Obama como un “nadie”) podía pedir que se vuelva a líneas donde la defensa de los judíos se vería comprometida.

Cambian la naturaleza de las amenazas a la seguridad

Irak y Afganistán son asuntos concluidos que siguen vigentes, pero que no dejan lugar para seguir desarrollando políticas de seguridad como los EE. UU. creen hacer. De hecho, para 2014, las tropas de los EE. UU. se habrán ido de Afganistán y todavía no se saben con claridad cuáles son esos cambios tan magníficos en la sociedad afgana.

Aquellos Estados ocupados por los norteamericanos en busca del gran monstruo terrorista no son el centro de la acción bélica. De hecho, salvo acciones aisladas que convenientemente se emiten en los medios europeos, Al Qaeda ya no es protagonista de la agenda de seguridad y, a pesar de ello, el mundo parece cada día más violento. La economía de los EE. UU. depende en gran medida de la privatización de su seguridad nacional, razón por la cual está destinado a verse involucrado en constantes guerras para sustentar ese complejo bélico-militar. Ya que Irak y Afganistán son asuntos cerrados en la agenda de este hegemón, hay que preguntarse adónde se dirigen ahora. África parece ser la respuesta: desde marzo de 2012, Uganda cuenta con la presencia de un pequeño contingente de tropas de los EE. UU.

Por otro lado, ¿es el “asesino de Toulouse” de Al Qaeda? ¿Cómo se explica que, de perpetrar uno de los ataques terroristas más importantes de la historia, un miembro de tan magnánima organización ahora se concentre en matar a ocho niños de una escuela judía? Si bien el acto es terrorífico per se, no clasificaría como un ataque terrorista contra Francia. Entonces, ¿por qué Al Qaeda seguiría siendo prioridad en la agenda de seguridad internacional? Pues tal vez no lo es, pero nos quieren hacer creer que hay que mantener este ítem para quitarnos de la mente los verdaderos focos de amenaza a la seguridad internacional.

2· BINOMIO IRÁN-SIRIA

Crecimiento del poder de Irán

Si bien se “condena” a Ahmadinejad por su programa nuclear, también es real su ayuda respecto de la crisis de la región y su rol crucial en la guerra contra el terrorismo, que ya no es central, pero sigue preocupando a los EE. UU.: el premier de Irán bloqueó las rutas de infiltración de “terroristas” a su país en 2001, y ayudó a quitar supuestos líderes de Al Qaeda de su territorio para ser entregados a los EE. UU. Esta ayuda para satisfacer el interés de los EE. UU. tras el 11-S también explica que Obama se vea imposibilitado de tomar acciones más concretas (como Israel demanda que haga) para con Irán. Sus peticiones para frenar el programa nuclear de Irán no quedan más que en meras sugerencias, pero no se prevé que esto avance a acciones de bloqueo económico ni quita de ayuda a Irán. Así, una vez más, se alejan los intereses entre los EE. UU. e Israel, lo que erosiona la relación entre estos aliados.

Este rol activo de Irán se completó al brindar información de los servicios de inteligencia occidentales, el apoyo dado para la formación de un nuevo gobierno en Afganistán, en la Conferencia de Bonn, y al oponerse abiertamente al ataque militar de Israel en Gaza durante la guerra de 22 días en 2006.

Israel aparece, una vez más, desesperado por el círculo que se cierra sobre él y su población en su mayoría judía. Constantemente se debate en los diarios de este Estado la posibilidad de atacar a Irán por la amenaza de su poder nuclear. En cambio, la estrategia de Obama es otra, ya que cree que puede cerrar un acuerdo con Irán sin necesidad de ir a la guerra. El problema es que la presión política sobre él para evitar este acuerdo es enorme, especialmente, en un año de elecciones presidenciales.

El factor Shía

El nuevo asunto no es el islam en sí ni su estudio para un futuro entendimiento, sino lo que ocurre dentro de esta cultura entre shiítas –y sus ramificaciones– versus los sunitas, y sumándole el componente druso a la región geográfica de Jordania, Líbano y Siria.

Hasta ahora, el entendimiento del Islam está poco extendido y difundido, a pesar de estar centrado en el islam del 90%, es decir, la sunna; pero ahora el desafío es mayor, ya que quien detentaría el poder en la región es de corte shiíta. Si bien la shía responde al 10% de la umma del islam, recordemos que el islam es fundamentalmente una religión asiática, es decir que, en lo que refiere a la región árabe y del Golfo Pérsico, hay muchos países que además de tener mayorías shiítas de hasta un 80%, tienen jefes de Estado actuales de dicha rama islámica. Entre estos países se encuentran Bahrein, Irán, Siria, Irak y parte de Jordania.

Una de las cosas que une a Irán con Siria, y también con Irak y parte de Líbano, es la adhesión a la rama shiíta, en especial, a la secta alauí, a la que pertenece Assad, premier de Siria. Los alauitas son una derivación fundada por un predicador llamado Mohammed ibn Nusayr en la península arábiga en el siglo IX. La base de su fe es la creencia en un dios único con una jerarquía de seres divinos, en lo alto de la cual está Alí. De ahí el nombre alauitas, que significa “seguidores de Alí”. Claro que siempre contamos con occidente para intervenir, y así fue que los franceses, a principios del siglo XX, tomaron a los alauitas como aliados y les ofrecieron la zona autónoma de Lataki, en la frontera de Líbano y Siria. Desde allí se integraron en la política siria, hasta que Hafez al-Assad (padre del actual Assad), alauita, alcanzó el poder en 1970.

3-LAS REVUELTAS ÁRABES

La mayoría de los árabes quieren democracia, aunque no se sabe qué tipo de forma democrática puede funcionar en sus sociedades. Sin embargo, los antimodernistas siguen siendo un obstáculo para el cambio, pero votados por los mismos ciudadanos. En la mayoría de las elecciones que se llevaron a cabo a partir del efecto dominó de las revueltas en el mundo árabe, ganaron los partidos islamistas. Los cambios que se necesitan pueden ser posibles, pero se van a desarrollar a contra mano de las necesidades de occidente, de forma paulatina, en cuotas y con muchas inconsistencias.

Los cambios democráticos que a occidente le gusta rían van a estar representados, en alguna medida, por los gobiernos de Egipto, Libia y Túnez, cuando finalmente se elija un nuevo jefe de Estado. Pero, en el resto de los Estados, quienes estarán a la cabeza, al menos por un tiempo de “transición”, van a ser los islamistas. El carácter popular de los islamistas extremos, como Al Qaeda, ya dijimos que se va a desvanecer, pero habrá otras ramas yihadistas que completen el vacío, lo que no quiere decir que vayan a asumir terroristas a la cabeza de un Estado (por terroristas, entiendo la definición o el perfil que los EE. UU. intentan que comprendamos); especialmente en Yemen y en Somalia que, a pesar de pertenecer a la Liga Árabe, no son étnicamente árabes.

La excepción

En el golfo árabe, las revueltas que se produjeron no fueron en petición de instaurar una democracia “a la norteamericana”, sino para reclamar mejores resultados y sentido de justicia en la sociedad, y no necesariamente viendo como respuesta la aplicación de los mecanismos del sistema democrático occidental. Por ello se explica la supervivencia de dos excepciones en medio de estas revueltas. Jordania y Marruecos son las dos monarquías que, por haber realizado ciertos cambios en las políticas públicas y haberse abierto a las necesidades del pueblo, lograron mantenerse en el poder sin mayores complicaciones hasta el momento.

La monarquía hachemita rige Jordania desde 1924. Si bien las reformas todavía no están asentadas, el rey asegura que “el mapa de las reformas políticas debería llevar a la celebración de elecciones parlamentarias este año, de acuerdo con una nueva ley electoral que asegure el mayor grado de representación y la formación de un gobierno parlamentario”. Abdallah II quiere “resultados rápidos. Cuando mencionamos las reformas políticas, se trata de reformas reales y modernas”. La propuesta de reforma, ante el temor de revuelta en su país, se puso en marcha el 14 de agosto de 2011.

En el caso del Rey Mohammad VI de Marruecos, los cambios realizados no se limitan a las políticas públicas ni a los beneficios para los ciudadanos, sino por el cambio de imagen que los reyes supieron llevar a cabo. El rey se casó con una hermosa mujer que no lleva velo en la cabeza y, al contrario, siempre se muestra con una imagen muy occidental de la moda, lo que la convirtió en un ícono a seguir para las mujeres de Marruecos. Con su melena pelirroja a la vista de todos y bien maquillada, acompaña a su marido en todos los eventos públicos e incluso se ocupa de asuntos de Estado, e inauguró organizaciones sociales para mujeres en las principales ciudades de Marrakesh, Rabat, Casablanca, Tanger, Meknes y Fes.

“El pueblo marroquí ha aprobado mediante referéndum, por amplia mayoría, una nueva Constitución que supone un claro avance en el proceso de democratización del Reino de Marruecos. Las reivindicaciones del movimiento 20 de febrero, que exigían un cambio que instaure un auténtico sistema democrático −exigencia que coincidía con las aspiraciones de los sectores sociales urbanos más avanzados de la sociedad marroquí− encontraron una respuesta positiva en el discurso dirigido por el Rey a la nación el 9 de marzo, en el que anunció una modificación de la Constitución. Con esta decisión, el rey Mohamed VI asumió expresamente ante el pueblo marroquí su compromiso de conducir un proceso de transición que permitiera adaptar el sistema político a las demandas de libertad y justicia de amplios sectores de la sociedad”. (El país, edición España, 19-08-2011). Un ejemplo claro de la búsqueda de aceptación fue la modificación del artículo 41: se proclama al Rey como el emir de los creyentes (Emir Al Mum’inim), que vela por el respeto del islam; sin embargo, ha perdido el “carácter sagrado” que le confería la anterior Constitución.

4· AMÉRICA LATINA

Hay tres asuntos principales que escapan a la agenda internacional “oficial” en esta parte del mundo, y tienen que ver con tres elecciones presidenciales: en Guatemala, México y Venezuela.

El partido que gobernó en México durante 71 años ahora espera volver al Gobierno. Todos los latinos celebramos la “huida” del PRI (Partido Revolucionario Institucional) en 2000, y hoy vemos resurgir su liderazgo, a “pedido del público”. El candidato favorito para convertirse en el presidente de México es Enrique Peña Nieto. Muchos esperan que el PRI sea derrotado por el partido de izquierda PRD (Partido Democrático Revolucionario) o por el Partido de Acción Nacional (PAN), pero, por suerte, todavía no está nada dicho. Este exalcalde del Distrito Federal –el condado más grande del país– es agradable con el público y dejó su cargo a un sucesor del mismo partido, que ganó con una amplia mayoría. A los 45 años, tampoco se lo relaciona con la vieja estructura del PRI, por lo que el cambio podría ser real, mas hay que estar atentos a sus políticas de Estado. El actual partido en el cargo, el PAN, no puede seguir contando con Calderón porque la Constitución prohíbe su candidatura, y apuestan por una mujer, Josefina Vázquez Mota, para aprovechar la ola de “mujeres al poder” que caracteriza a la región en este momento.

En el caso de Guatemala, también se ve el “peligro” en un cambio hacia la derecha. No porque cambie el presidente −de hecho, las elecciones ya se celebraron y ganó Álvaro Colom−, sino que lo que preocupa es la reciente militarización del Estado, que ha resurgido con fuerza a partir de la asunción del actual presidente a fines de 2011. Son varios los militares retirados que vuelven, llamados por el Estado, para asumir cargos jerárquicos en las instituciones de Gobierno. En sectores nacionales y extranjeros, se advierte en la población que esta podría ser la forma de iniciar el regreso de los regímenes castrenses que, como en toda América Latina, azotaron al país en la década del setenta.

El secretario de Estado adjunto de los EE. UU., William Brownfield, y la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navy Pillay, ya expresaron que es muy indeseable que se militaricen las fuerzas policiales de Guatemala. Por otro lado, un sector de la población, víctima de la creciente ola de crímenes del país, dice que la situación real de seguridad del país obliga a tomar esa decisión, aunque desean que sea un remedio temporal, pero un remedio al fin.

Para el análisis sobre la situación en Venezuela, ver “VENEZUELA Y LAS INCERTIDUMBRES ELECTORALES” (en la sección Política de esta edición de RM).

5· ASIA

La Ronda de Doha surge en sustitución de la Ronda de Uruguay, y su principal objetivo era liberalizar el comercio mundial mediante la Organización Mundial de Comercio (OMC), que incluye a 153 países. La idea era que los países en desarrollo pudieran gozar de libre acceso a los aranceles para producciones agrícolas en los mercados de los países desarrollados, que son los que podrían poner más dinero comprando a países que necesitaran redinamizar su economía.

La Ronda de Doha fracasó, y de eso se estuvo hablando prácticamente desde su creación hace poco más de una década. Sin embargo, a los países que quieren seguir desarrollándose, se les presenta una nueva alternativa, y mejor, ya que quienes antes funcionarían como compradores (los EE. UU. y la Unión Europea, los que tenían el dinero) ahora están en crisis y son obsoletos para esta estrategia de la OMC. El diálogo transatlántico se quebró para ser suplantado por un acuerdo transpacífico.

Hoy existe un Acuerdo de Libre Comercio de China. Abarca desde Vietnam y Malasia, pasando por Australia, hasta el litoral pacífico de América Latina con Chile y Perú, y busca seguir extendiendo su influencia al resto de la región. Aquí no se necesitan grandes malabarismos económicos, ya que es el propio Estado chino el que brinda las herramientas de negocios. Un ejemplo de este acuerdo es el caso con Perú. Al cerrar este tratado, las exportaciones del país a China aumentarían más del 20% en 2012; ya se registró un aumento de más del 22% de tan solo Perú, del cual el 70% corresponde a pymes con exportaciones menores de un millón de dólares. El acuerdo es reciente, pero ya presenta resultados. No se lo ve condenado al fracaso como la Ronda de Doha desde sus comienzos. Solo hay que esperar que el resto de los países de la región continúen adhiriendo a este acuerdo para aumentar el crecimiento, principalmente, de las pymes, y así reactivar la economía.

CONCLUSIONES

Hay una conexión entre los conflictos regionales de Medio Oriente y el resto del sistema internacional. Nueva definición de la naturaleza de las amenazas dentro del sistema. Década 2001-2011, preparación para la inflexión; el 2012, el año del cambio real.

Hoy hay dos temas principales en materia de seguridad: la guerra contra el terrorismo, cuyo centro no es Al Qaeda y donde el terrorismo se redefine. Para ello podemos tomar el trabajo del recientemente fallecido Fred Halliday, su último libro Shocked and Awed. Por otro lado, está la crisis regional de Medio Oriente, que cierra de a poco el capítulo Afganistán-Irak para pasar a Irán-Siria (y Líbano). La atención en esta región se traslada al este y al Golfo Pérsico. Esto se debe a que los EE. UU. han desarrollado la inhabilidad para controlar las crisis en las que se involucraron.

A esto se le suma la actual crisis económica del hegemón del norte y de la Unión Europea como principales afectados del coletazo por déficit luego de la explosión de la burbuja inmobiliaria de 2008 a nivel mundial. (Para ampliar sobre la crisis de la Unión Europea, ver “El ajuste fiscal debilita aún más el desempeño económico” en esta edición de RM).

Además, esta crisis económica hace que los EE. UU. se tengan que concentrar más en su política doméstica, especialmente en este año de elecciones en las que Obama deberá demostrar su capacidad de acción en tiempos de crisis para apostar a un segundo mandato. Al mirar para adentro, deja de ocuparse de la prioridad que tenían aquellos aliados con los que hoy se ahondan las fricciones, como Israel. Israel se sentirá vulnerable al encontrarse (a) asilado en la región, rodeado de Estados islamistas, y (b) sin el 100% de la atención ni el apoyo de los EE. UU. El peligro de esto es que sin un monitor que funcione como factor presión, que observe (y apruebe) su política exterior, se incrementa la posibilidad de un nuevo conflicto con los territorios ocupados de Palestina. Esto retoma la idea inicial de que el eje de la seguridad internacional estará en los conflictos entre las naciones en sí y no en la guerra contra el terrorismo.

Los nuevos desarrollos sociales, políticos y geopolíticos han cambiado el balance de poder regional y la estructura del sistema político a favor de Irán, para convertirlo en el punto de inicio de una concatenación de sucesos que podrían crear una espiral descendente hacia el caos. Hoy, lo que se preserva es el balance de las amenazas en vez del balance de poder, concepto primario del neorrealismo según Waltz y que hoy, incluso, replantea el estudio de la teoría de las relaciones internacionales.

Para cerrar, basta con poner el mundo en números respecto del crecimiento esperado para 2012, y así se comprueba nuestra teoría de Reconciliando Mundos del “Mapamundi al revés”. El cambio de eje es evidente.

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María Cecilia Benac es conferencista, escritora e investigadora. Magister en Políticas Públicas (Flacso), Profesora en Diplomacia y Licenciada en Relaciones Internacionales (USAL). Especializada en seguridad y estudios internacionales. Entre otros posgrados realizados, se destacan los de la Universidad de Leiden (Países Bajos), Emory, Yale (EEUU) e IESE (España). Docente de la Escuela Argentina de Negocios entre otras instituciones. proyecto humanitario comunicacional, el cual dirige hasta la actualidad. Como miembro de Reporteros Sin Fronteras, cubrió los conflictos y guerras en Medio Oriente entre 2010 y 2016. Participando también de Misiones de Seguridad y Acción Humanitaria en Palestina, Egipto, Líbano, Marruecos y Siria. Es periodista y redactora en medios especializados.