Durante esos 400 años, hubo una suerte de estancamiento cultural que se plasmó en la estabilidad de la sociedad a nivel cultural, pero también a nivel económico. Este sistema funcionó de esta manera tradicional hasta entrada la primera década de 1900, cuando empezaron a incorporarse en el territorio los primeros asentamientos sionistas, que parecían inofensivos ante la gran demografía palestina.

El sionismo es una idea puesta en marcha por Theordore Herzl en 1896, luego del asesinato de 20.000 judíos en Rusia en ataques que se conocieron como “Pogroms” en la década de 1890. Se argumentaba que los judíos habían intentado vivir y establecerse en varias partes del globo, pero que desde siempre fueron perseguidos y que el mundo no parecía querer dejarlos tranquilos en algún momento. Por ello la propuesta era encontrar un territorio para asentarse y poder así formar un estado judío donde ya nadie pudiera empujarlos a otros sitios, ni exterminarlos, un lugar donde se sintieran parte y protegidos por la dinámica de la sociedad misma.

“So let us be given control of an area in the world where we can set up our own country. There are two areas that would be suitable, Palestine and Argentina. In both areas numbers of Jews have settled. We will reach an agreement with the existing inhabitants and offer to build new roads, for example. The creation of our new country would increase the wealth of all the surrounding countries in many ways”, Theodore Herzl, 1896.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña quiso tener el apoyo de los árabes contra el imperio turco, que se identificaba con Alemania. En 1915, Sir Henry McMahon, el alto comisionado de Gran Bretaña, envió una carta a Emir Hussein, el alcalde de la Meca, en la que anunciaba que el estado anglosajón reconocería y apoyaría la independencia de los árabes en las regiones que Meca demandara, y que protegería los lugares sagrados contra posibles ataques. Además, en la carta de McMahon, Gran Bretaña se comprometía a asistir a los gobiernos que se establecieran en los territorios árabes al terminar la guerra. Todo a cambio del apoyo a las Fuerzas Aliadas en contra de los turcos.

Hubo un segundo acuerdo secreto de importancia, el Sykes- Picot, y ya trataba de manera más específica el tema palestino y el establecimiento de sus fronteras, para dividir e independizar ese territorio después de la guerra. Tanto Gran Bretaña (Sir Mark Sykes) como Francia (Charles Picot) desde 1916 estaban preparadas para instalar y proteger un estado árabe en Palestina. Sin embargo, un tercer acuerdo sobre Medio Oriente, a cargo del Gobierno británico, dio un vuelco en noviembre de 1917. Y para 1919 se conocía a nivel mundial la Declaración Balfour (ministro de asuntos exteriores británico), que aseguraba que las Cuatro Grandes Potencias1 estaban comprometidas con la postura sionista, para que pudieran tener un espacio nacional judío en Palestina, pero sin perjudicar los derechos de los lugareños. Los palestinos rechazaron esta declaración porque violaba sus intereses independentistas de manera absurda y esperaban que, al terminar la guerra, se cumpliera la promesa de poder establecer un estado palestino, como se había dicho en 1915 con la Carta McMahon.

Es a partir de la década de 1930 que el conflicto se comienza a focalizar no solo en el posicionamiento entre judíos y el mundo árabe, sino que se puede hablar ya del conflicto entre el embrionario estado judío y Palestina, que a partir de esta década del treinta, con el aumento de la inmigración judía, los palestinos al ver sus territorios ocupados paulatinamente, hacen conocer su posición mediante huelgas para protestar contra la “invasión” sionista. “El sionismo pasaba de las pequeñas comunidades familiares a convertirse en una estructura moderna, anónima e impersonal”.2

Palestina vio quebrantarse la promesa de ser una nación independiente en el período de entre guerras, y se vio atrapada ante la masiva y creciente inmigración judía, desde el holocausto alemán para con los judíos, a territorios palestinos, previendo el peligro que ello significaba, ya que según las pautas sionistas, intentaban encontrar un territorio donde conformar su estado de Israel. Por otro lado, se encontró con la limitación que el Mandato Británico impuso para su independencia, entre 1920 y 1948, cuando el Nakba (la catástrofe) se desata con la ocupación israelí en Palestina.

Primera Guerra Árabe-Israelí: Estado de Israel 1948

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno británico intentó restringir el número de judíos que llegaban a Palestina, y estos respondieron con actos terroristas para que los británicos cambiaran de parecer. Uno de los ataques más graves fue en 1947, cuando fue destruido con una bomba el Hotel King David en Jerusalén, que era usado como centro de operaciones de la armada británica.

Gran Bretaña decide terminar con su mandato en Palestina y le entrega el tópico a las Naciones Unidas, que forma un Comité Especial de Naciones Unidas para Palestina (UNSCOP). “Aunque la colonización implicaba control y explotación, la infraestructura puesta en marcha para lograrlo supuso la introducción de otros medios de gran utilidad que contribuyeron a romper el aislamiento de la Palestina rural. Los trenes y los camiones llevaron el telégrafo y el servicio de correo a casi todas partes. (…) Se instaló una red de telefonía pública, se asfaltaron los viejos caminos y las líneas ferroviarias llegaron hasta muchos destinos nuevos”.3

Es la Resolución 1814 la que propone la partición del territorio de Palestina en dos estados independientes, uno para los árabes y otra para el estado judío de Israel5. El porcentaje otorgado a los judíos sería del 56,47 %6 del territorio, ya que la ocupación palestina había sido importante en los últimos diez años, y la cantidad de asentamientos se había multiplicado. El 14 de mayo de 1948, el primer ministro israelí David Ben Gurión anunció la creación del Estado de Israel.

El mundo árabe de los países vecinos objetó el nuevo estado e intentó destruirlo atacándolo ese mismo año. Sin embargo, los israelíes se supieron defender e incluso ocuparon más territorio del que ya habían expropiado para su nación. Muchos árabes entonces tuvieron que abandonar el nuevo estado de Israel, y los refugiados palestinos se volvieron un problema de agenda para la región, y prontamente para el sistema internacional también. “Entre septiembre de 1947 y marzo de 1948, unos 70.000 palestinos abandonaron el país. El éxodo produjo una sensación colectiva de inseguridad y terror en muchos sectores de la población urbana”.7

Tras la guerra del 48-49, tres cuartas partes del millón de palestinos se convirtieron en refugiados. Eso equivaldría a decir que eran casi el 90% de la población que vivía en la zona que se había delimitado como territorio para el Estado judío. “En el invierno de 1948, ya estaban alojados en las tiendas de campaña que les proporcionaban las organizaciones humanitarias internacionales, y su único consuelo era la resolución de Naciones Unidas prometiéndoles un pronto retorno a sus hogares”.8

Segunda Guerra Árabe-Israelí: La crisis de Suez en 1956

En 1954, asumía como presidente en Egipto Gamal Abdul Nasser. Su determinación estaba dada por querer independizar a Egipto de las influencias extranjeras, por lo que la clave se encontraba en nacionalizar el Canal de Suez, tema que anunció en julio de 1956.

Estados Unidos veía a Egipto como una amenaza por la compra de armas que este llevaba a cabo a la Unión Soviética, rival del hegemón durante la Guerra Fría. Estados Unidos, conjuntamente con Gran Bretaña, le rechazan a Egipto un préstamo para la construcción de la represa de Assuán en su territorio. Como respuesta, Nasser acelera la nacionalización del Canal de Suez que, hasta el momento, estaba bajo la propiedad de Francia y Gran Bretaña. De manera que estos dos estados ofrecen una ofensiva a Egipto. “Dependían del Canal para abastecerse de petróleo, estaban seguros de que los árabes no tenían la capacidad necesaria para manejar adecuadamente el canal”. Enviaron tropas en octubre de 1956 para retomar el control del Canal.9

Estados Unidos, sin embargo, pide moderación en el asunto porque respondía al concepto de la hostilidad que el imperialismo occidental representaba en la zona. Propone que Egipto sea soberano sobre el Canal de Suez, pero con una autoridad internacional. Nasser ofreció resistencia, de modo que Francia y Gran Bretaña intervinieron, lo que concluyó en un estrepitoso fracaso, por lo que pidieron la asistencia de Israel, a quien ya habían reconocido como estado en 1949. Estados Unidos se limitó a brindar apoyo militar y económico para evitar un posible avance comunista. Así crece el distanciamiento ideológico entre Estados Unidos y otros países árabes como Arabia Saudita, Siria y Yemén, que lo rechazan por imperialista, y quienes habían formado una alianza militar con Egipto en abril de 1956.

Finalmente los ataques israelíes que invadieron Egipto fueron exitosos, pero Francia y Gran Bretaña fueron forzadas a desistir del reclamo bajo la presión de Estados Unidos y las Naciones Unidas. Israel se mantuvo en la Franja de Gaza y en Agaba hasta que llegaron las tropas de emergencia de las Naciones Unidas en marzo del ’57. Las disputas, sin embargo, se mantuvieron durante 10 años con incursiones de ambos lados (judíos y árabes) que se desafiaban por los límites fronterizos entre Israel y sus vecinos árabes.

Tercera Guerra Árabe-Israelí: Guerra de los Seis Días 1967

Este enfrentamiento comenzó el 5 de junio de 1967, cuando las fuerzas israelíes atacaron los países árabes sin previo aviso. Recién un día después explicaron sus acciones y aventajaron mucho territorio: Cisjordania, Gaza, la región que quedaba de Jerusalén, el Sinaí (atacando posiciones egipcias) y las Alturas del Golán.10

Este enfrentamiento bélico resultó en un segundo éxodo palestino de casi medio millón de personas, principalmente hacia Jordania, que se sumaban a la lista de refugiados palestinos. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigió a Israel, mediante la Resolución 242, que abandone los territorios ocupados en esta guerra. Israel comienza desde el ’68 a instalar población civil judía en pequeñas colonias y asentamientos para continuar con la colonización del territorio palestino. Esto lo logra incluso mediante incentivos económicos, ya que robaban las zonas más fértiles y con mayores recursos hídricos, de los cuales también se apropiaban.

“Es un ejemplo clásico de guerra relámpago. El ejército israelí, muy profesionalizado y motivado, obtuvo ventajas del factor sorpresa y utilizó la superioridad que le daba el armamento occidental para poner de relieve la inferioridad del equipamiento que el bloque del Este había proporcionado a los países árabes”.11

Cuarta Guerra Árabe-Israelí: Guerra de Yom Kippur 1973

Esta guerra se dio casi como respuesta a la Guerra de los Seis Días, ya que Egipto y Siria aprovecharon la festividad religiosa judía para atacar y recuperar los territorios que habían perdido en el ’67 “El 6 de octubre de 1973, durante la festividad religiosa judía de Yom Kippur, los ejércitos egipcios y sirios atacaron con tanques, misiles y aviones. Los israelíes fueron tomados por sorpresa. En el frente sirio se los expulsó de las Alturas del Golán; a lo largo del Canal de Suez, los egipcios destruyeron gran parte de la tan mentada línea de defensa de Bar-Lev, a la que los judíos creían inexpugnable, luego se introdujeron varias millas dentro de la península del Sinaí y se atrincheraron”.12

“El 15 de octubre, con el equipo norteamericano, los israelíes comenzaron su contraataque, cruzaron Suez en dos puntos y encerraron al Tercer Ejército egipcio, mientras desalojaban a los sirios de la Alturas del Golán”.13 El conflicto se aplacó el 25 de octubre, al callar armas, cuando las partes enfrentadas siguieron la resolución de Naciones Unidas para dar un inmediato alto de fuego.

Primera Intifada 1987-1993

Intifada quiere decir “levantamiento” y se dio en diciembre de 1987, desde los campos de refugiados en la Franja de Gaza y en Cisjordania en reacción a la explotación y los maltratos impartidos por los israelíes, que ya con cada vez más puestos de control en las supuestas fronteras, acosaban violentamente a los palestinos, algunos de los cuales incluso ya habían encontrado una ocupación como jornaleros, sobre todo en Israel. Allí es donde la sociedad estaba más civilizada a nivel belicosidad, en comparación con las zonas netamente palestinas, donde las incursiones explosivas eran más frecuentes y efectivas (lamentablemente) que en el territorio israelí.

“En los primeros años de la Intifada murieron 400 refugiados en enfrentamientos con el ejército israelí. (…) La mayor parte de los heridos eran mujeres y niños”.14 “Los heridos no solo eran víctimas de la munición o de las pelotas de goma, sino de las palizas sistemáticas de los soldados y de la policía de frontera israelí”.15

Es importante mencionar que en 1988 se declara la independencia palestina, y el parlamento de esta, desde el exilio, reconoce la Resolución 242 de la ONU, es decir, que acepta la existencia de un Estado de Israel. A su vez, es gracias a este gesto de reconocimiento del otro como actor político de iure y de facto16, que estados importantes como Estados Unidos e incluso Israel posibilitan el contacto diplomático con Palestina.

Acuerdos de Oslo

A estos acuerdos también se los conoce como La Declaración de Principios sobre los Acuerdos de un Autogobierno Interino (o Provisional). Fueron una serie de encuentros secretos en Oslo, Noruega, entre el Estado de Israel y la Organización de Liberación Palestina (OLP), que era reconocida como legítima representante del pueblo palestino. Por parte de Israel, fue el primer ministro Yitzhak Rabín y, por la OLP, fue Yesser Arafat, principal cabecilla del movimiento. La culminación de los Acuerdos se dio a conocer al público el 13 de septiembre de 1993, en Estados Unidos, en los jardines de la Casa Blanca, en una ceremonia de “pax americana” que mediaba el entonces presidente Bill Clinton.

Se acordaron dos cuestiones centrales. Por un lado, la retirada de fuerzas israelíes de la Franja de Gaza y de Cisjordania; por el otro, el derecho de los palestinos a establecer un autogobierno mediante la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Además, las partes se comprometían a acatar las Resoluciones 24217 y 33818 del Consejo de Seguridad, que entre otras cosas aceptaba la existencia del Estado Judío y su reconocimiento por la OLP.

Sin embargo, hubo temas que se dejaron para más adelante en este supuesto proceso de paz, pero en realidad su solución era la clave del conflicto de intereses entre las partes. A saber, no se trató el tema de Jerusalén, de los refugiados palestinos, de los asentamientos israelíes en territorio palestino, y temas de seguridad y de fronteras exactas. Tarde o temprano, al no tocar esas cuestiones, la paz se quebrantaría y la viabilidad de un Estado Palestino se vería una vez más postergada por la ambición de los gobernantes de ambas naciones. La precariedad de esa Declaración de Principios era evidente y el estado de guerra continuo no tardaría en reanudarse. “En cada uno de los acuerdos firmados después de Oslo, el equilibrio de poder y la superioridad israelí se tradujeron sobre el terreno en una realidad. La situación afectó todos los aspectos de la vida, que permitió ganar influencia a través del empleo de medios violentos, como los arrestos, las detenciones y la demolición de las casas”.

Segunda Intifada o Intifada de Al-Aqsa 2000- 2005

Este es el segundo levantamiento masivo contra la ocupación israelí y surge el 28 de septiembre de 2000 por la provocación de Ariel Sharon (primer ministro israelí) al visitar la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén con soldados por dentro y por fuera de la ciudad antigua de Jerusalén. De manera que se producen manifestaciones palestinas, en las cuales son asesinados varios de ellos. Fue un levantamiento que estaba destinado a producirse, dado el fracaso de los acuerdos de paz que, durante 7 años, no lograron satisfacer ni esperanzar al pueblo palestino. Esta rebelión en todos los territorios que Israel había ocupado detiene el proceso de paz. “La provocación incidental que dio lugar al levantamiento fue la violación por parte de Ariel Sharon del espacio sagrado del haram”.

En los cinco años que duró este levantamiento, “el número de víctimas palestinas fatales llegó a más de 3000, con aproximadamente 40.000 heridos, 11.000 prisioneros y una destrucción masiva nunca antes vista de la infraestructura y la economía palestina”. El nivel de violencia fue una terrible escalada donde los palestinos ya dejaron de ser mártires y se convirtieron en hombres bomba suicidas, en asentamientos israelíes, y donde las represalias judías eran cada vez más atroces, atacando incluso campos de refugiados donde docenas de niños y mujeres inocentes morían a diario. Por ejemplo, en el campo de refugiados de Jenin, en abril de 2002.

Además, tras el fracaso de un nuevo intento de conversaciones, cuyo marco ofreció la comunidad internacional, la ANP e Israel no cerraron ningún acuerdo, sumado a que Israel invade en abril de 2002 nuevamente las ciudades palestinas y comienza a construir un muro de separación dentro de los territorios palestinos, argumentando que solo de esa forma se podrían contener las incursiones y ataques palestinos para con el pueblo judío. Este muro es declarado ilegal por la Corte Internacional de Justicia de la Haya, pero recién en 2004.

EL CONFLICTO HOY

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, culpó a la “ocupación” israelí en los territorios palestinos de provocar la guerra en la Franja de Gaza en julio pasado y que duró 50 días. “No debemos perder de vista las raíces fundamentales de las recientes hostilidades: la ocupación restrictiva que ha durado casi medio siglo, la continua negación de los derechos a los palestinos y la falta de avances tangibles en las negociaciones de paz”. ◊

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María Cecilia Benac es conferencista, escritora e investigadora. Magister en Políticas Públicas (Flacso), Profesora en Diplomacia y Licenciada en Relaciones Internacionales (USAL). Especializada en seguridad y estudios internacionales. Entre otros posgrados realizados, se destacan los de la Universidad de Leiden (Países Bajos), Emory, Yale (EEUU) e IESE (España). Docente de la Escuela Argentina de Negocios entre otras instituciones. proyecto humanitario comunicacional, el cual dirige hasta la actualidad. Como miembro de Reporteros Sin Fronteras, cubrió los conflictos y guerras en Medio Oriente entre 2010 y 2016. Participando también de Misiones de Seguridad y Acción Humanitaria en Palestina, Egipto, Líbano, Marruecos y Siria. Es periodista y redactora en medios especializados.