Al Ébola se le asocian unas elevadas tasas de mortalidad y no hay un tratamiento específico para el virus. Sin embargo, las probabilidades de que los pacientes sobrevivan aumentan si reciben la atención adecuada, lo que significa garantizar una buena hidratación y el tratamiento de las infecciones secundarias.

“Cuando dimos de alta al primer paciente del centro de tratamiento me sentí feliz, igual que el resto del equipo,” explica Marie-Claire Lamah, una médico guineana que trabaja en el centro de tratamiento del Ébola del hospital de Donka, en la capital, Conakry.

MSF apoya al Ministerio de Sanidad en sus intentos de controlar el brote. Según las autoridades sanitarias del país, hasta la fecha se han registrado ya 151 casos sospechosos y 95 muertes.

LAS ACTIVIDADES DE MSF EN MACENTA

En Macenta, al sureste de Guinea, MSF había suspendido sus actividades tras un incidente en el que la población local lanzó piedras a los edificios y vehículos de la organización, empujados por la equivocada impresión de que MSF había traído la enfermedad al país. Nadie resultó herido en el incidente.

Los dos pacientes que se encontraban en el centro de tratamiento en Macenta siguen recibiendo asistencia de parte del médico del Ministerio de Sanidad, que ha recibido formación en atención a las víctimas de Ébola del equipo de MSF durante estos diez últimos días.

“Naturalmente, entendemos que la población local esté preocupada” manifiesta el coordinador de emergencia de MSF, Henry Gray. “Hemos visto reacciones parecidas en otros países en el pasado. En estas situaciones, asegurarse de que la población local entiende la enfermedad y los riesgos asociados a ésta es clave. En Macenta, teníamos desplegados a equipos de sensibilización pero es muy difícil intentar informar sobre el virus a la gente en su propia lengua, y al mismo tiempo hacer todo lo necesario para detener el brote.”

Las negociaciones con las autoridades locales continúan, y MSF proyecta volver a emprender sus actividades en Macenta lo antes posible.

MSF sigue trabajando en Guéckédou, una ciudad al sureste de Guinea en la que la organización ha abierto una unidad de aislamiento. En la capital, Conakry, el centro de tratamiento del Ébola de MSF se ha ampliado de diez a treinta camas para pacientes de alto y bajo riesgo.

“Actualmente tenemos a ocho pacientes en la estructura de Conakry, y queremos incrementar la capacidad para garantizar el espacio suficiente en caso necesario” añade Henry Gray.

Tanto en Conakry como en el resto de lugares, MSF junto con otras organizaciones están enviando equipos a las comunidades para localizar los contactos de pacientes de Ébola para intentar seguir el rastro de la propagación de la enfermedad.

La organización humanitaria está trabajando también con las comunidades locales para asegurar que los pacientes dados de alta que han logrado combatir al virus puedan regresar a casa con total seguridad, y que todo el mundo entienda que ya no son contagiosos.

“Sabemos que puede ser difícil para los pacientes que se han recuperado tener que hacer frente al estigma,” dice la promotora de salud de MSF Ella Watson- Stryker. “Explicamos a las familias y a los vecinos que el paciente ahora es negativo y que no supone ningún peligro para nadie: pueden tocarles, besarles y abrazarles sin ningún riesgo de contagio.”

MSF tiene a 60 trabajadores internacionales trabajando en Guinea, y ha transportado al país más de 40 toneladas de suministros para combatir la epidemia.

APOYO EN LIBERIA

En cuanto se reportaron casos de Ébola en la vecina Liberia, MSF envió a un especialista en la enfermedad a proporcionar formación y mejorar la pequeña unidad de aislamiento abierta por el Ministerio de Sanidad del país africano. El 6 de abril MSF transportó material médico y de aislamiento de Bruselas a la capital, Monrovia, y el 7 de abril llegó un equipo de MSF para prestar más apoyo.

MSF REANUDÓ SUS ACTIVIDADES EN UN CENTRO DE ÉBOLA AL SUDESTE DE GUINEA

El 10 de abril Médicos Sin Fronteras (MSF) reanudó sus actividades en un centro de tratamiento en Macenta, al sudeste de Guinea, tras haberse visto obligada a suspender su trabajo la semana pasada debido a las protestas por una parte de la población local.

“Los varios días de negociaciones con las autoridades locales y regionales, líderes de los jóvenes y ancianos de la aldea han terminado con éxito, y nos han garantizado la seguridad necesaria para poder seguir con nuestro trabajo,” explica Corinne Benazech, Jefe de Misión de MSF en Guinea. Desde la suspensión de las actividades, el personal del Ministerio de Sanidad trataba a los pacientes en el centro, pero ahora MSF puede regresar y ofrecer apoyo médico y técnico adicional para combatir la enfermedad.

“Entendemos muy bien los miedos de la comunidad local. No había habido casos de Ébola en Guinea antes de este brote y al ver a nuestros trabajadores vestidos con la indumentaria protectora debe resultar bastante chocante para la gente que no está acostumbrada,” añade Benazech.

MSF ha respondido a muchos brotes de Ebola en los últimos quince años enfrentándose a retos parecidos en el pasado. “Hubo protestas locales en Uganda y Gabón cuando respondimos a brotes de Ébola allí, y por este motivo la clave está en la aceptación y el entendimiento de la población local,” declara Benazech.

Además de en Macenta, MSF en la actualidad se ocupa de pacientes de Ébola en un centro en la capital, Conakry, ampliado recientemente así como en otro lugar al sudeste del país. A día de hoy hay cuatro pacientes en el centro de Conakry, tres en Macenta y tres en Gueckedou.

“Asegurar que la población conoce y entiende la enfermedad es la clave y seguiremos hablando con todas las comunidades locales en los lugares donde trabajamos,” concluye Benazech. “Sin embargo, sin duda queda mucho más trabajo por hacer y necesitamos que otros actores asuman esta actividad puesto que nosotros nos centramos en identificar y atender a pacientes así como en localizar a las personas con las que éstos han estado en contacto.” ◊