EL CONFLICTO DE LA ESCASA REALIDAD

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Hasta hace no mucho tiempo convivieron al menos dos grandes conceptos para exponer la información económica: el de Europa continental y el anglo-americano. Por su adecuación a las prácticas económicas predominantes, el mundo tiende a alinearse al modelo anglo-americano. Tanto Europa como Asia corren desesperadamente para adecuar sus normas de información financiera y de auditoría a la pauta que se impone. Incluso la Argentina, que siempre simpatizó con el “modelo”, busca afinar su proximidad con lo que se está convirtiendo en las Normas Internacionales de Información Financiera y las Normas Internacionales de Auditoría.

Pero la pregunta es ¿existe realmente tal uniformidad a nivel mundial? La respuesta es: no. Si bien esta negativa va a contrapelo de las agrupaciones de profesionales que se prestan para hacer de la “ciencia económica” una disciplina de meros “dígitos”, una técnica digital-digitada, la economía seguirá siendo en el campo de los hechos una actividad humana. Los conflictos se multiplican apenas se comienzan a llevar a cabo los procesos de “simplificación regional”. Europa no puede lograr un sistema impositivo único porque no hay comportamientos únicos. Los conflictos se multiplican: diez mil páginas contienen la lista que enumera las normas legales de la Unión Europea. Babel. Las empresas pueden ser monstruos de mil caras, pues aún dentro de las normas unificadas no existen las partículas elementales: cada corporación puede erigir diferentes rostros para cada circunstancia, avalados y certificados por técnicas consensuadas. El conflicto está desatado: parece que nadie quisiera dar una imagen de lo real, ni percibirla. Parafraseando a Jean Baudrillard: “La única incógnita que queda es saber hasta qué punto puede desrealizarse el mundo antes de sucumbir a su excesivamente escasa realidad”.