Su emprendimiento demuestra, hasta qué punto pueden crearse espectáculos con una excelente claridad conceptual, que trascienden el campo de lo visual y hasta llegan a originar un cambio de paradigma en la disciplina del arte a través de la expresión corporal.

RM: ¿En qué momento y bajo qué circunstancias aparece tu vocación para materializar este proyecto?

Graciela: Cuando yo era muy pequeña tanto mi abuela (que vivía con nosotros), como mi mamá se convirtieron en mis dos grandes mentoras, me guiaron por un camino autodi­dacta y artístico, incentivando todo tipo de creatividad en mí, y confiaron plenamente en mis capacidades, ha sido muy importante que así lo hicieran porque siempre fui muy rebelde y me lancé a vivir la vida de una manera bas­tante intensa, pero su confianza en mi criterio, logró que sacara el mejor provecho de eso, viviendo permanentemen­te experiencias nuevas.

Trabajo desde muy joven y después de hacerlo en rela­ción de dependencia muchos años, decidí arriesgarme. Al poco tiempo de volver de Bs. As ,y mientras fabricaba car­teras, surgió la oportunidad de aprender acrobacia en tela; mi hija, inspiradora y referente invalorable, quien desde pequeña demostró tener una motricidad fina muy desa­rrollada; fue junto con mi ahijada , el disparador para que pensara en capacitarme tanto en otras ciudades, como Cór­doba; y sumar otras disciplinas, como trapecio, aro aéreo, telas marina, teatro y acroyoga que es una combinación del Hatha Yoga, yoga en parejas y el acrobático; a través de él se mantiene un equilibrio en la vida, se identifica la forma en cómo nuestras acciones repercuten en el movi­miento de otras personas. Por ello, se aprende a mantener cuerpo, mente y espíritu unidos para que se expresen li­bremente al realizar diferentes posturas. En estas disciplinas se practica el vuelo acrobático para fomentar no solamente la concentración, el equilibrio sino también la confianza en las personas, con el objetivo de que puedan realizar, sin problemas, las asanas en el aire. Además siempre conté con el aporte incondicional de mis tres hermanas, quienes con sus conocimientos (profesiones, estudios) de Bellas Artes fueron, y aún lo son, una gran usina de ideas que provocó una fuerte conexión con esta temática, construyendo un puente muy dinamizante.

Llegado el año 2011 comencé a dar clases en un reconocido gimnasio en el centro de la ciudad y en el 2013, la Fundación Nijinski sumó mis clases a sus disciplinas. Ahora, en mi ciudad natal, Villa Mercedes, (San Luis), después de muchísimo sacrificio, tengo el privilegio de desarrollarme en lo que para mí es una gran pasión.

RM: Se aprecia que la creatividad siempre te encuentra trabajando, ¿cómo ha sido el desarrollo de tu crecimiento?

Graciela: En muy poco tiempo el crecimiento fue enorme, cientos de niños y adolescentes, pasaron por mis clases buscando el placer de las acrobacias.

De a poco se han ido animando los adultos también. Las diferentes actividades los ayudan a expresar su men­te, su cuerpo y su corazón, puesto que están dirigidas a superar sus propios límites, orientadas a la autoestima, al autocontrol, a la disciplina, al trabajo en equipo, y la feli­cidad de poder encontrar lo mejor de sí mismas sobre los elementos acrobáticos.

En seguida sentimos la necesidad de querer mostrar lo que hacíamos, desde lo artístico, ya que nunca nos intere­só competir, sino crecer como artistas, entonces junto con un grupo de adolescentes repletas de energía, creatividad y talento, pensamos, armamos y montamos el primer espec­táculo de acrobacias en Villa Mercedes, resultó totalmente increíble, nuestra primera experiencia se llevó a cabo con 80 acróbatas, muchos artistas invitados y una gran puesta en escena y, sorpresivamente, llenamos el Palacio Municipal de Villa Mercedes con mil personas.

Hoy, he logrado vivir de lo que me gusta y el poder compartirlo con tantas personas me hace amar más mi tra­bajo. Siempre lo soñé y creciendo, show tras show, clase tras clase, en un maravilloso 2014, gracias a mi familia; a mi pareja, un hombre incondicional y un ser excepcional; y a mis amigos, alcanzamos el sueño de tener nuestro propio lugar, nuestro Papiyon Circus (Circo de Mariposas), un espacio de artes circenses.

RM: ¿Cuál es el objetivo social de tu proyecto?

Graciela: Nuestra misión y su enfoque están puestos, plena­mente, en lo artístico y en el ser humano como ente uni­versal. Nuestro objetivo trasciende el show, porque en este proceso de aprendizaje, de disciplina, de nuevas técnicas, están en presencia por sobre el ser humano distintos valo­res, conceptos, virtudes tales como la solidaridad, la gene­rosidad, el respeto, el trabajo en equipo, (muy importantes para mí) para que incorporen cada uno de los integrantes, es por ese motivo que en los espectáculos de Papiyon Circus todos son PROTAGONISTAS. Nuestros montajes combi­nan danza, música, teatro y acrobacias de alto nivel siempre pensados para que la rotación de las acrobacias, de los es­tilos y de los movimientos, desde lo corporal, les otorgue protagonismo a todos, por ejemplo: existen diferentes ti­pos de ejercicios, que abarcan amarres, enganches, formas y piruetas, que se pueden realizar de manera individual o grupal, en una o más telas.

En Papiyon las becas que se otorgan deben comulgar desde lo intrínseco de estos valores y nunca desde lo eco­nómico, ya que estamos totalmente convencidos de que es nuestro mayor y mejor aporte hacia la sociedad a partir de nuestro humilde lugar.

Tenemos un grupo de acróbatas que me enorgullecen, conformado por más de 20 adolescentes y niños, hombres y mujeres que integran “AVENUE”, una obra ambientada en los años ´50, cuyo tema central es el amor y la rebeldía de las mujeres.

Papiyon Circus, hoy tiene más de 250 alumnos de todas las edades, con una gran lista de espera, los grupos están divididos cada 25 alumnos, a todos les complementamos las acrobacias con clases de baile, expresión corporal y teatro. Priorizamos siempre su seguridad, ya que el buen entrenamiento corporal es clave para no sufrir lesiones y optimizar el rendimiento sobre los elementos, les enseña­mos a alimentarse bien y saludablemente, como también a realizar las actividades con plena conciencia ya que están relacionadas directamente con el cuidado del cuerpo y de la mente.

Como mamá, para mí es muy fundamental estar al tan­to de su educación y sus promedios en la escuela y como ciudadana, me siento sumamente responsable al tener un espacio donde más de 250 niños, adolescentes y adultos, pueden expresarse y aprender una disciplina que los hará crecer en todo sentido. Eso, gratifica mi vida enormemente.
Papiyon Circus nos recuerda lo importante que es dis­frutar la vida, y darle espacio y color al arte, la creatividad y la imaginación.

RM: La inspiración, el arte, la técnica, la acrobacia ¿deben ser sinérgicas y afines?

Graciela: Las acrobacias, tanto en piso como en el aire, constituyen una disciplina física inspirada en el arte cir­cense, con muchos beneficios que acondicionan el cuer­po a través de movimientos que conjugan la fuerza y la flexibilidad con la resistencia a la gravedad. Esta práctica pone en movimiento toda la musculatura corporal, es un ejercicio de altura, de suspensión y con alto impacto, por lo que la adrenalina que se vivencia supera los miedos y las inseguridades.

El entrenamiento acrobático requiere un gran nivel de concentración y conexión que distiende la mente e incre­menta la memoria. Estos beneficios se adquieren siendo conscientes en orientar la actividad para mejorar y cuidar la calidad física y mental. Con una alimentación apropiada, un peso adecuado y un entrenamiento correcto (ya que debe­mos adquirir una condición física que permita sostener el propio peso), esta disciplina es altamente favorable.

Debemos tomar conciencia de esto antes de comenzar este tipo de ejercicios; nosotros siempre recomendamos ingresar a nuestro programa de entrenamiento físico, jun­to con una alimentación nutritiva, lo cual les permitirá un progreso rápido, fuerte y seguro, optimizando no solamen­te el control postural, la organización del cuerpo y de la mente, sino también generando una sensación placentera del dominio del cuerpo.

RM: ¿Qué características particulares tiene un día de trabajo en Papiyon Circus?

Graciela: Entrenamos de lunes a viernes, después del me­diodía generalmente es cuando Papiyon se llena de vida, las clases son mixtas, duran desde una hora y media a dos horas. Todas las disciplinas tienen diferentes dinámicas, lo­gramos la mayor eficiencia mediante consignas y juegos. Iniciamos con media hora de entrenamiento físico y, al fi­nal, relajamos mediante la elongación del cuerpo.

En nuestro espacio, al que llamamos “galpón”, tene­mos 12 telas, 2 telas marinas, cuatro aros aéreos, trapecios simples, de dúos y triples y también una estrella, pronto incorporaremos arneses de vuelo. En estos elementos no hay límites, se pueden subir la cantidad de personas que la fuerza de cada una de ellas soporte, y una vez alcanzada la segunda etapa en donde aprendemos las técnicas de figuras esquematizadas salen nuevas proezas, mediante la creativi­dad, es lo mágico de este Arte.

RM: ¿Cómo se idean, se elaboran y se seleccionan los diferen­tes espectáculos, como por ejemplo “AVENUE”?

Graciela: Amo sentarme con un lápiz y papel, al lado de la tela, del aro, trapecio o el escenario, y así armar las coreo­grafías, escribir las obras, seleccionar la música para cada cuadro y figura. No sé si tengo una metodología determi­nada, siempre surge…la “cosa” más pequeña me puede llegar a inspirar, me hace sentir una profunda conexión con todo. Siento que el arte va hacia la gente y en las obras que genero trato de reflejar el mundo en el que vivimos. Paso horas seleccionando cada detalle, pero nunca he tenido en cuenta el tiempo físico porque es mi gran placer.

RM: ¿A qué se debe la elección del nombre Papiyon con Y…?

Graciela: Escrito de esta manera proviene del haitiano crio­llo, que significa “mariposa”. A diferencia del término en francés que se escribe “Papillón”. Desde lo idiomático me sentí más identificada con la Y (ye). Las mariposas, para mí, tienen desde lo íntimo un significado muy peculiar, siem­pre me han maravillado por su metamorfosis. Nacen siendo seres muy simples y en su evolución a la vida adulta com­binan todo tipo de tonalidades, movimientos libelulares y figuras que son únicas e irrepetibles.

RM: Seguramente, toda esta compañía/proyecto/emprendi­miento requirió de inversión económica. ¿Cómo fue el inicio en este sentido?

Graciela: Cuando comencé a dar las clases, hace 4 años, in­vertí en 6 telas y 6 colchones de alta densidad, en ese en­tonces fueron unos diez mil pesos, hoy no solo tenemos nuestro propio lugar, sino que está repleto de elementos acrobáticos y de seguridad para poder hacer las actividades con total tranquilidad. Nunca dejé de invertir, mes a mes, incorporamos nuevos aparatos de acuerdo con las nece­sidades. La mayor inversión fue para inaugurar el espacio propio de Papiyon, en el año 2014, con los sueldos de mi pareja y el mío, con muchísimo esfuerzo logramos invertir más de cien mil pesos.

Quiero destacar que Papiyon Circus es una asociación civil sin fines de lucro, las inversiones se pueden hacer gracias a la cuota mensual de los alumnos y a la recaudación de las boleterías de las obras.

RM: ¿Cuáles son los mayores obstáculos para Papiyon desde el aspecto económico?

Graciela: Nuestro emprendimiento (Papiyon) crece a pasos agigantados y hay que seguirle el ritmo para poder avanzar, pero siempre se presentan obstáculos, todavía nos falta mu­cha inversión, como por ejemplo: calefaccionar el espacio que es enorme, no contamos con gas natural y la crisis no nos da un buen panorama, por el momento estamos pen­sando en caloventores industriales a electricidad, aunque para comprarlos estamos a la espera del aporte del gobierno.

Otro problema a considerar es la reparación del techo porque cuando llueve, esquivamos las goteras para poder realizar las clases y ya el agua nos levantó el piso de madera en un par de oportunidades.

A su vez hay muchos elementos como malacates, rotores o una gran red elástica, que facilitan las acrobacias y aún esta­mos a la espera de juntar el dinero necesario para adquirirlos.

RM: ¿Quién o quiénes dictan las diferentes clases?

Graciela: Las clases de acrobacias las dicto yo sola, por la falta de personas capacitadas en este tipo de actividades en Villa Mercedes, por lo que el espacio, que tiene 10 x 40 metros, aunque ya nos está quedando reducido, todavía lo puedo manejar. Hemos armado seminarios para capacitar a nuestro alumnos, sin embargo, necesitamos tener más pro­fesionales en las clases diarias, por eso hemos convocamos a profesores de Río Cuarto (Córdoba) y de San Luis para capacitarlos semanalmente en las acrobacias de piso.

RM: ¿Cuál es la frecuencia de los shows que presentan?

Graciela: Realizamos dos shows por año, los cuales verdade­ramente son una alegre procesión. El espectáculo unifica la gracia del actor y la pasión del acróbata, llevando al público a un mundo de diversión, de espontaneidad y adrenalina en un misterioso espacio entre el cielo y la tierra.

El primer espectáculo lo realizamos en mitad del año, para el cual se seleccionan los alumnos, que mayor perfor­mance hayan logrado hasta ese momento. Hacemos dos fun­ciones por la gran convocatoria de público, en el Complejo Molino Fénix, un teatro con capacidad para 500 personas. Y el otro show es a fin de año en el que todos los alumnos de Papiyon salen a escena. Siempre comenzamos a entrenar 6 meses antes, combinar las acrobacias y el teatro no es fácil, se necesita mucho ensayo, bastante práctica y concentración.

También llevamos a cabo muchísimas exposiciones contratadas de manera privada y otras contratadas por el gobierno de la ciudad, que ya nos ha reconocido como un circo de renombre con grandes artistas. Durante este año, nos hemos presentado en distintas localidades de la provin­cia de San Luis.

RM: ¿Todo sale tan “perfecto” o podes contarnos algo entre bambalinas?

Graciela: Diariamente surgen nuevas ideas para el guión de la obra, las diferentes versiones musicales según los cua­dros, los vestuarios y el maquillaje. Para poner en práctica nuestras ideas recurrimos a los mejores artistas de Villa Mer­cedes, entre ellos, la payasa (clown) Anacleta que, mágica­mente, nos ilumina los entretelones con su talento y su inigualable gracia, y muchos otros grandes artistas plásticos de la ciudad logran que nuestra imaginación se convierta en una realidad palpable.

Existen infinidad de anécdotas, tras bambalinas todo pue­de suceder, a veces se traduce en una gran locura, los ele­mentos suben y bajan, todo el mundo corre a cambiar su vestuario o maquillaje, consideremos que son más de 50 personas (por cuadro), niños y adolescentes esperando ac­tuar, pero unos segundos antes de abrir los telones, es ma­ravilloso, se unen todos con una palma arriba de la otra y al grito emotivo y unísono de ¡CARAJO!: El show comienza.