Los manuales escolares en la época en que Francisco Franco era el caudillo de España no andaban con sutilezas en temas de historia. Los alumnos españoles aprendían de los manuales la historia narrada con simpleza y un sinnúmero de lugares comunes. Y a su vez como un destilado de antisemitismo esponzorizado por el régimen, se explicitaba que los hebreos eran “espías y conspiradores políticos” que vivían en secreta amistad con los moros y que se dedicaban al robo de ostias consagradas en las iglesias y luego las profanaban en secreto.
Aprendían, los educandos, de estos libelos que “la libertad humana conduce a la anarquía”, que Manuel Azaña, presidente de la República con anterioridad a la Guerra Civil, “quemaba vivo a aquellos que no pensaban como él” y tantas otras bajadas de línea por el estilo. En el libro ‘La Historia que nos enseñaron, 1937-1975’ el profesor Juan Luis Abos, publicado en el 2003, ha analizado alrededor de doscientos manuales de la época franquista y ha seleccionado los ejemplos más disparatados y verosímiles de manipulación en el estudio del pasado, para el uso y consumo de las mentes juveniles. La obra que incursionó en los anaqueles de las librerías mientras España celebraba el vigésimo quinto aniversario de la Constitución y de su extraordinaria transición, desde la dictadura a la democracia representó otro paso en la rotura del considerado pacto de olvido, pacto tácito entre la derecha y la izquierda iniciado al día siguiente de la desaparición física del caudillo. Estaba basado en el silencio con el que se debía cubrir el pasado para no horadar viejas heridas. Fue, para muchos, una sabia decisión y el resultado fue un ‘ni-ni’ a juzgar por la dualidad de los progresos y contramarchas de España en este periodo de tiempo, tras más de cuatro décadas de la desaparición del régimen el tabú se rompió.
Un nuevo debate
Han visto la luz y continúan editándose centenares de libros de historia sobre aquel periodo trágico de España que pronto llegan a la categoría de best seller; se ha comenzado incluso a recuperar los restos óseos de algunas de las víctimas de la Guerra Civil de las fosas comunes. Nuestro país, Argentina, ha comenzado a tratar en la órbita judicial planteos de españoles que en su mismo país no han tenido el debido servicio por parte de la Justicia. El debate está abierto y es amplio incluso a lo que atañe a los famosos Pactos de la Moncloa que, en algún momento, se trataron de transpolar a la Argentina como posible antídoto al desencuentro socio-político del 2001. No podía faltar, en este sentido, un análisis detallado y critico de los manuales de Historia. El libro de Abos se apoya en cuatro pilares de la dictadura franquista: el mito de España como unidad de destino, la espada al servicio de la Cruz, la vocación del Imperio y, por último, el espíritu de la Raza. “He querido examinar los aspectos más asombrosos del sistema educativo” – afirma el autor. En gran parte el sistema instaurado por Franco estaba inspirado en la creencia de que su régimen había recreado el reino de los Reyes Católicos: Isabel y Fernando aquel que en el siglo XV comenzó con la depredación de América. El Caudillo estaba consustanciado con la idea que la España moderna había sido corrompida por las ideas iluministas generadas desde el otro lado de la cadena pirenaica. Una de las obras analizadas por Abos el ‘Catolicismo patriótico español’, libro de texto obligatorio en las escuelas en 1939, se explicaba que “los enemigos de España eran siete a saber: liberalismo, democracia, judaísmo, masonería, marxismo, capitalismo y separatismo; enemigos vencidos en la Gran Cruzada aunque no aniquilados porque se ocultaban como cucarachas asquerosas en cuchitriles inmundos, envenenando el ambiente”, al menos como podemos notar, no se podía decir que eran faltos de una retorica elocuente, muy por el contrario, eran pletóricos de recursos estilísticos.
Sagradas Escrituras
Cuando el Ejercito nacionalista rebelde emerge victorioso de la fratricida Guerra Civil, el régimen se liberó de alrededor de cincuenta mil docentes de dudosa lealtad ideológica y los sustituyó con gente de probada comunión para con el franquismo que debían inculcar en las mentes de los educandos los nuevos valores. Entre estos estaban la inmutabilidad de las clases sociales, aunque en un país donde la gran mayoría de su población vivía en la indigencia, la lección para aprender era de fácil solución.
En uno de estos amorfos compendios de necedades, que el profesor Abos nos cita, hay una perla que demuestra hasta qué punto la manipulación no paraba de frente a la evidencia. Me remito a la ‘Enciclopedia practica del párvulo’ considerado poco menos que las Sagradas Escrituras donde se hace referencia a la figura de Franco como ‘un héroe Hercúleo de robusta constitución’ (cualquier coincidencia con Mussolini, valga la redundancia no es una fortuita coincidencia). El dictador en realidad era de corta estatura más bien relleno, calvo y con un débil tono de voz. Por otro lado el Golpe de Estado militar del 18 de julio de 1936, contra la Segunda Republica, viene así descripto: “en un día ardiente y caluroso de julio, como llovido del cielo, aterriza desde un pájaro de acero un Héroe corajudo y decidido que afronta al Dragón con su espada”. Ilustrando ese idílico pasaje, aparece el diseño de un Franco idealizado, atlético y guerrero con coraza y una gran espada al modo de los antiguos cruzados medievales.
En fin, todo régimen que se precie como tal incluso de manera implícita trata de consolidar fundamentando a gusto y piacere ex profeso con escribas siempre dispuestos a bastardear la Historia para elaborar un Relato que justifique su accionar.