El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fue ideado como una fuente de financiamiento para sostener y apuntalar el desarrollo de la región de América Latina y el Caribe. Los socios-clientes que forman parte del Banco se dividen en dos tipos de miembros: aquellos países que aportan dinero para financiamiento por un lado y aquellos que son elegibles para recibir préstamos o donaciones por el otro. Estos últimos son los 26 miembros llamados prestatarios, que pertenecen a la región de América Latina y el Caribe y reciben ayuda financiera del BID para llevar adelante programas en diferentes áreas que impulsen el desarrollo de la región.

Si bien se involucra en forma completa con los programas, el Banco no se ocupa de la ejecución de los proyectos, sino que recibe las propuestas de diferentes organismos a nivel estatal y privado, los evalúa y define qué tipo de financiamiento puede recibir cada uno de ellos. Una vez aprobado, a través de auditorías externas, el BID se ocupa del seguimiento y control del proceso para garantizar la transparencia y adecuada utilización del capital. Además de los préstamos, el Banco tiene la posibilidad de otorgar donaciones no reembolsables para situaciones específicas y brinda también asistencia técnica para el desarrollo de los proyectos, tanto para organismos estatales como para organismos del sector privado y de la sociedad civil.

Estas características hacen del BID una organización financiera internacional diferente de los bancos tradicionales, dado que su principal función es conseguir y administrar los recursos necesarios para que los países más vulnerables puedan continuar su crecimiento y desarrollo, impulsando la modernización del Estado y el progreso económico y social. A través de su aporte en los diferentes programas, el Banco colabora en el intento de reducir los niveles de pobreza y desigualdad, y de mejorar la calidad de vida en la región.

INICIOS DEL BID:

Estados Unidos defiende su zona de influencia

El BID fue creado en 1959 a raíz de una iniciativa de Estados Unidos para impulsar el desarrollo de América Latina y el Caribe, al mismo tiempo que le permitía, de esta forma, tener mayor control sobre el destino de la región. En plena Guerra Fría, y golpeado por el triunfo de la Revolución Cubana, Estados Unidos debía incrementar su influencia en el resto del continente. La creación del BID coincide dentro de este contexto político con el lanzamiento de la Alianza para el Progreso, un plan de Seguridad y Cooperación. Inicialmente el BID estaba conformado en parte por aquellos países de la región que eran beneficiarios y por Estados Unidos, que financiaba proyectos para el desarrollo económico, social e institucional, a la vez que promovía la integración comercial entre los países de la región. Hoy en día, cuenta con 48 miembros, de los cuales 26 son los países prestatarios que reciben financiamiento por parte del Banco, mientras que el resto de los miembros está conformado por países que se fueron sumando a Estados Unidos, y colaboran con apoyo económico y financiero. Más allá de esta apertura hacia la incorporación de nuevos socios que permiten al BID obtener más dinero y recursos, Estados Unidos continúa siendo el máximo accionista del grupo, el país que más dinero aporta anualmente y, por supuesto, el que más influencia política tiene en la toma de decisiones.

Según lo establecido en el Convenio original, el conjunto de miembros prestatarios siempre mantendrá la condición de accionista mayoritario del Banco. Actualmente cuenta con el 50,02% de las acciones que representan la cantidad de votos que tiene en la Asamblea de Gobernadores, la máxima autoridad dentro del BID. Estados Unidos, por su parte, reúne el 30,01% de las acciones, mientras que el porcentaje restante se divide entre los otros 21 países no prestatarios, todos ellos europeos, además de Canadá, China, Japón y Corea.

ASISTENCIA FINANCIERA Y COOPERACIÓN TÉCNICA

El BID nació como una fuente de financiamiento multilateral que, además de otorgar préstamos con condiciones muy favorables, cuenta con un fondo de reserva para donaciones y un sistema de garantías para optimizar los términos financieros de los programas que desarrolla. El Banco destina el capital propio junto con los recursos que puede obtener de inversionistas externos para impulsar el desarrollo de sus miembros prestatarios. Este es su mandato institucional y reserva todos sus recursos para acompañar el progreso de cada uno de estos países en una multiplicidad de áreas de acción, como infraestructura, industria, salud, producción, educación o medioambiente.

El aporte del Banco no está destinado únicamente a proyectos desarrollados por organismos gubernamentales, sino que también reserva un porcentaje menor de los recursos para el financiamiento de programas del sector privado y de organismos no gubernamentales. En cualquiera de los casos, la institución u organismo que aspire a obtener un financiamiento por parte del Banco debe presentar su proyecto para que este sea evaluado por los departamentos técnicos.

A la hora de definir la utilización de los recursos con los que cuenta el BID anualmente, se establecen prioridades para estipular pautas de distribución del dinero y diagramar los presupuestos. Esto es, la elección del destino que se le da al capital no depende únicamente del proyecto en sí, sino que se estipula qué porcentaje de los recursos serán asignados a organismos gubernamentales y cuánto a empresas privadas u organismos de la sociedad civil. Tampoco reciben lo mismo de forma indiscriminada los 26 países prestatarios; de acuerdo con las necesidades y su situación particular, aquellos países más vulnerables reciben más dinero y condiciones más beneficiosas. Una parte del presupuesto anual se reserva en un fondo para situaciones de emergencia o catástrofes naturales que pueda sufrir algún miembro.

El Banco también ofrece a los miembros la posibilidad de acceder a préstamos bajo condiciones muy favorables que de otra manera no podrían conseguir, sin su participación frente a otros organismos financieros internacionales. El Banco funciona de esta forma como una garantía para países subdesarrollados y permite endeudarse con tasas de interés a las que pueden responder. Otra alternativa que ofrece el Banco, a través del Fondo de Operaciones Especiales (FOE), es la posibilidad de acceder a un financiamiento blando a los miembros prestatarios en condiciones de mayor vulnerabilidad, a los que solo pueden resultar elegibles los países con ingreso per cápita más bajo, ya que se trata de préstamos concesionales con exigencias mínimas. La mayoría de estos países no podría acceder, si no fuera a través del BID, a préstamos en condiciones similares frente a otras entidades.

Además del soporte financiero y la ayuda económica, el BID también brinda asistencia técnica en diversas áreas a aquellos miembros que la necesitan. A la hora de llevar adelante un proyecto, el Banco cuenta con departamentos especializados en diferentes áreas que pueden brindar asistencia para la implementación de los proyectos; desde cuestiones de estrategia y diseño de proyectos hasta cuestiones legales o comerciales, se brinda una visión completa respecto del desarrollo de programas. A través de la financiación de proyectos de investigación, el BID lleva adelante planes académicos en diferentes ramas, como macro y microeconomía, finanzas, comercio, medioambiente o gobierno y democracia. Esta institución trabaja de manera conjunta con universidades, centros de estudio o investigaciones y ministerios de los diferentes países miembros en la organización de estos programas destinados a lograr una transferencia de conocimientos y ayudar en el desarrollo de los proyectos a partir de estudios de inversión previa y de diagnóstico.

CICLO DE LOS PROYECTOS

El Banco no se ocupa del diseño ni la ejecución de los programas, sino que recibe una propuesta por parte de algún organismo perteneciente a cualquiera de los 26 miembros prestatarios y lo somete a estudio para evaluar si reúne las condiciones necesarias para recibir el financiamiento por parte del BID. El proceso para cualquier proyecto que obtenga financiamiento por parte del Banco consta de una serie de pasos y evaluaciones, antes y durante su desarrollo.

Lo que se llama Ciclo de Proyectos comienza con una preparación y evaluación por parte de las oficinas técnicas del Banco; luego de un completo análisis, se resuelve la aprobación para el financiamiento y se continúa con el seguimiento de la implementación del programa. Una vez aprobado el proyecto, se define el tipo y el monto de la financiación, y el Banco va depositando el dinero a medida que se va utilizando y se van superando las distintas etapas previstas del programa. Para garantizar la transparencia del proceso, el mismo Banco, a través de auditorías externas, lleva adelante un control de la inversión y el desarrollo del proyecto. Una vez culminado el proceso, se preparan los informes correspondientes al Ciclo completo analizando el desarrollo y los resultados del programa.

PRÉSTAMOS PARA EL SECTOR PÚBLICO Y PRIVADO

Respecto de los préstamos dirigidos al sector público, existen distintos tipos de créditos de acuerdo con las condiciones particulares de cada caso, dependiendo del solicitante y el destino de los fondos: préstamos de inversión destinados a la inversión pública, préstamos basados en políticas, asociados a cambios institucionales, y los préstamos de emergencia que se otorgan para reconstrucción ante casos de desastres naturales o crisis económicas profundas.

Para el sector privado, el Banco trabaja de forma conjunta con otras dos instituciones que forman parte del Grupo BID: La Corporación Interamericana de Inversiones (CII) se enfoca exclusivamente en impulsar el crecimiento de las Pymes de los países prestatarios ofreciendo préstamos directos. De esta forma, el trabajo del CII funciona como un complemento del BID estimulando el desarrollo económico y la modernización del sector empresarial; ofrece un mejor acceso a recursos financieros para estimular la inversión y promueve la sostenibilidad social y ambiental de cada proyecto.

La otra institución que conforma el Grupo es el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), que trabaja con 39 países en calidad de donantes y su función es brindar asistencia técnica, donaciones e inversiones de capital. Al igual que el CII, trabaja exclusivamente con el sector privado, esto es, empresas, universidades, organizaciones no gubernamentales, entre otros. Cuenta con recursos de hasta 100 millones de dólares anuales para destinar a la financiación de proyectos privados.

Más allá de los diferentes aportes que brinda a sus miembros, la política del BID estipula que en los casos de financiamiento tanto para estatales como para privados, nunca el aporte del organismo responde al 100% de los recursos que se necesitan para llevar adelante los proyectos. Los aportes del Banco varían entre un 50 y un 80% del costo total del proyecto, y el porcentaje restante está a cargo del organismo que lleva adelante el programa garantizando, de esta forma, un mayor compromiso con el trabajo.

ACTUALIDAD DEL BID

En un escenario completamente distinto al de los años sesenta, hoy en día el Banco continúa creciendo y son cada vez más los países interesados en participar como miembros no prestatarios. Ya no se trata de un interés político, sino que son los vínculos comerciales con la región los que atraen la participación de los países desarrollados. China, que busca consolidar sus lazos comerciales trazados durante la pasada década, fue el último país en incorporarse al Banco. En 2008 se comprometió y aportó 350 millones de dólares al grupo. La incorporación de nuevos socios permite al Banco contar con mayores recursos y, de esta manera, aumentar la cantidad de dinero que se destina para el financiamiento de proyectos. Solo en 2013, el BID aprobó préstamos y donaciones por un total de 14.000 millones de dólares.

En los últimos años, el rumbo estratégico del BID se ha enfocado en lo que llaman prioridades sectoriales a la hora de tomar decisiones respecto de cómo, cuándo y a quién se destinan los recursos del grupo. Estas prioridades, que se establecen a partir de las reuniones de la Asamblea General, son fomentar una política social para la igualdad y la productividad; la modernización institucional para el crecimiento y bienestar social; impulsar la integración a nivel regional; y alentar el cuidado del medioambiente y la adaptación al cambio climático. Bajo estos preceptos se desenvuelve el BID actualmente a la hora de trabajar de forma conjunta con sus miembros, ya sea a nivel estatal y provincial, o bien a nivel privado.

Para cada uno de sus miembros prestatarios, el Banco confecciona informes en los que se analizan las condiciones particulares de cada país, su situación macroeconómica, tomando en cuenta indicadores socioeconómicos, los riegos posibles, y se analizan las áreas prioritarias donde debe focalizarse la inversión en los próximos años. Con todo, se elabora lo que se llama “Estrategia de países”, que brinda un marco completo a la hora de evaluar las necesidades de cada país y proyectar estrategias individuales acorde a eso. Únicamente en Argentina, desde los inicios del Banco en 1961 hasta la fecha, se aprobaron 642. ◊