En palabras de Chiara:

“Enseguida advertí que todo esto nos indicaba que teníamos que dar “un vuelco” a nuestro Movimiento. Entendí que teníamos que dirigirnos a las personas de otras religiones, dejando que el Espíritu Santo nos indicara qué hacer y cómo hacer”

Antes de entrar en los encuentros de los focolares con el budismo debemos definir claramente que entendemos por diálogo interreligioso y por ecumenismo específicamente. En primer lugar el diálogo debe realizarse entre religiones por lo que el concepto de religión que se toma es importante ya que para algunos autores el budismo es definido como “una forma de vida.”, “una filosofía de vida” o como una “religión atea” lo que supone una clara contradicción con el pensamiento cristiano. Podemos partir de un análisis del teólogo Hans Kung quien dice:

“La religión es tan difícil de definir como el arte. El concepto religión es, si no totalmente equívoco, sí análogo: incluye diferencia y semejanza. (….) En la religión se trata siempre de un ‘encuentro vivencial con lo santo’ (….), ya se entienda esta ‘realidad santa’ como potencia, potencias (espíritus, demonios, ángeles), Dios (personal), realidad divina (impersonal) o cualquiera realidad última verdadera (Nirvana, Shunyata, Tao). Por tanto, la “religión” se puede describir (….) de la siguiente manera: religión es la realización (en la doctrina, la moral y, generalmente, también en el rito) de una relación con algo que supera o abarca al hombre y su mundo, realización viva, social-individual que tiene lugar dentro de una tradición y de una comunidad. Esta relación se refiere siempre a una última realidad, verdadera como quiera que se la entienda (Dios, Absoluto, Nirvana, Shunyata, Tao).

La tradición y la comunidad son dimensiones fundamentales de todas las grandes religiones; la doctrina, la moral y el rito son sus funciones fundamentales; la trascendencia (hacia arriba o hacia adentro, en el espacio o en el tiempo, como redención, iluminación o liberación), su objetivo fundamental”

Desde esta perspectiva vemos que el Budismo puede legítimamente ser considerado una religión, pero que nos dice el catolicismo a través de la Declaración Nostra Aetate, Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas:

“En el Budismo, según sus varias formas, se reconoce la insuficiencia radical de este mundo mudable y se enseña el camino por el que los hombres, con espíritu devoto y confiado, puedan adquirir, ya sea el estado de perfecta liberación, ya sea la suprema iluminación, por sus propios esfuerzos o apoyados en un auxilio superior.(….) La Iglesia Católica nada rechaza de lo que en estas religiones hay de verdadero y santo. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas, que, aunque discrepan en muchos puntos de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres.”

No debemos olvidar que el diálogo se realiza entre personas por lo que las condiciones que se deben cumplir son las mismas de cualquier diálogo el respeto de la naturaleza humana, si tomamos las premisas de nuestro querido Padre Ismael Quiles S. J.:

1 – Autoafirmación de sí mismo; esto significa que si la persona no se encuentra centrada en su “mismidad”, si no es fiel a sí misma, a su propia y personal identidad, entonces tendrá dificultades para abrirse a un “tú”, que a su vez quiere abrirse a ella; no se trata aquí de egoísmo o egocentrismo, sino solamente de reconocerse a sí mismo como persona.

2 – Reconocimiento del otro; esto significa que si la persona se autoafirma en su propia e íntima identidad, debe dar el paso siguiente: re-conocer al “otro” como un “tú”, es decir, como un ser que a su vez es persona poseedora de un centro interior, de una identidad propia e intransferible. Este acto de reconocimiento es algo más que un mero acto cognoscitivo. Implica un asumir al otro tanto en su ser como en su dignidad.

3 – Intercomunicación. Como el término lo insinúa, se trata de establecer una verdadera relación inter-personal, surgida de manera natural una vez que cada interlocutor se afirma en su propia identidad, como un Asimismo en 2000 los Jóvenes por la Unidad participan, en Tokio, en la primera “Conferencia de los Jóvenes por el Futuro”, promovida por la asociación budista japonesa Myochikai. Como conclusión de la Conferencia, se ultima un mensaje programático, que después es entregado a todas las embajadas, mientras que los Jóvenes por la Unidad encaminan en varios países una vasta acción de contacto con políticos a diferentes niveles. A partir de entonces continúa la colaboración con la Myochikai para favorecer actividades por la paz, entre los jóvenes del mundo.

En 2004 se desarrolla en abril, en Castelgandolfo el primer Simposio Budista-cristiano, con el tema: “Dharma y compasión budista – Ágape cristiano”. Participan monjes y laicos del budismo Therevada, monjes de la Thendai-shu y de la Nichiren-shu del budismo Mahayana, y dirigentes de la Rissho Kosei-kai. El “Dharma” es profundizado con intervenciones y experiencias de budistas tailandeses, mientras que los japoneses desarrollan el concepto de la “compasión”, virtud principal, muy querida en el budismo Mahayana. Los cristianos presentan el significado del Ágape y su aplicación en varios campos humanos. De hecho, vivir el amor es la base sobre la cual se cons tituye el diálogo en una atmósfera de creciente confianza y comprensión recíproca. Como conclusión del congreso los participantes van a la Audiencia con Juan Pablo II, donde expresan con varios regalos, todo su respeto y afecto.

En 2006 con ocasión del centenario del nacimiento de Nikkyo Niwano, Chiara Lubich, en un artículo semanal de la Rissho Kosei-kai, Kosei Shimbun, alienta la colaboración entre los dos Movimientos. Recordando la “profunda relación” construida en estos años dice:

“Ante la expansión del odio y de la violencia este testimonio de fraternidad realizada es un modelo para los creyentes de diversas religiones. Tengo la impresión de que la salvación del mundo del mañana será llevada adelante por hombres y mujeres que han cambiado su corazón, que difunden en el mundo una corriente de amor universal”.

En abril de 2006 tiene lugar en Osaka y sobre el Monte Hiei, en Japón, el segundo Simposio Budista- Cristiano, con el título “Dharma y Compasión Budista – Ágape Cristiano”, organizado por la Tendai-shu, una de las más antiguas escuelas budistas y por el Moderno Movimiento Rissho Kosei-kai, con la participación de monjes y laicos budistas provenientes también de Tailandia. Del Movimiento de los Focolares estaban presentes un grupo del Centro Internacional para el Diálogo Interreligiosos y del Centro de Estudios del Movimiento, la Escuela “Abba”, además de miembros del Movimiento de varios países asiáticos y de los Estados Unidos.

En 2008 se realiza el Tercer Simposio Budista/Cristiano, en la ciudad de Roma en el cual su producen las siguientes declaraciones:

“En cristianismo, el punto fuerte es el amor, el ágape. En el budismo tenemos la bondad y la compasión, a través de las cuales mejoramos la sociedad para el beneficio de otros”.

“Es la tercera vez que nos encontramos y ha tenido un significado especial, como budistas y cristianos hemos profundizado lo que significa la compasión budista y el amor cristiano. Creo que en la práctica de este amor y comprensión podemos encontrar profundidad”.

“La unión de budistas y cristianos en aras de un mundo más pacífico, es una verdadera bendición. A pesar de todas las diferencias, las aparentes diferencias, cultura y tradición. Incluso ahora mismo, al oír la bendición del Papa Benedicto XVI hace sentir mucha fuerza y motivación por la cooperación”.

Finalmente debemos mencionar el Cuarto Simposio Budista-Cristiano que se inauguró el 1 de febrero de 2010 en la ciudad de Chiang Mai, Tailandia. El título elegido para este simposio fue “Dharma, compasión y ágape en el mundo contemporáneo. La respuesta de las religiones a los retos del mundo globalizado”. Durante la ceremonia de apertura, el abad del monasterio que albergaba el simposio, Phra Thammankalajarn (Ajahn Tohng Sirimankalo), quiso compartir con los más de 200 delegados su vivo recuerdo de los varios encuentros que a lo largo de los años tuvo con Chiara Lubich, iniciadora de estos simposios: “Todo lo que he aprendido de Chiara permanece grabado en mi corazón y en mi mente”.

El nuncio apostólico en Tailandia, Mons. Salvatore Pennacchio, indicó la característica principal del simposio: “Encontrar una base común, compartiendo en un espíritu de comunión fraterna valiosas experiencias en el contexto de los retos del mundo globalizado”.

Los trabajos del simposio se desarrollaron en cuatro días alrededor de varios temas, cada uno de ellos tratado en tres momentos distintos por los Focolares y por los budistas de tradición Mahayana y Theravada respectivamente.

En su intervención del tercer día, dedicado al tema del sufrimiento del hombre contemporáneo, María Emmaus Voce habló sobre Jesús crucificado y abandonado, del cual afirmó: “En la “noche” que envuelve a la humanidad que hoy sufre, Jesús abandonado es la estrella en el camino. Él nos da el valor y la luz para intervenir en todas las situaciones”.

Haciéndose eco del discurso de Voce, el monje budista tailandés Phra Maha Thongrattana Thaworn, conocido en el ámbito de los Focolares como luz ardiente, nombre que le dio Chiara Lubich misma cuando intuyó su personalidad, reconoció: “Yo no entendía nada del cristianismo y me daba miedo entrar en una iglesia sólo de pensar en esa figura crucificada. Mamá Chiara me la hizo comprender cuando me indicó que la cruz es la medida del amor de Jesús”.

El cuarto día se dedicó a reflexionar sobre la economía mundial y las causas de fondo de la crisis actual. En el curso de las reflexiones, se manifestó con fuerza la convicción de que es necesario influir en la economía con conceptos y valores alternativos a los del capitalismo exasperado y al consumismo.

Al final del simposio, María Emmaus Voce fue invitada a hablar a un escogido grupo de unos cien jóvenes monjes, estudiantes de la universidad budista más importante del norte de Tailandia.

Para el desarrollo del diálogo interreligioso los focolares abrieron un centro en la ciudad de Manila, que sirva de encuentro e irradiación espiritual para toda Asia.

Podemos sintetizar la experiencia del movimiento focolar y el budismo en las palabras de Enzo Fondi: “La experiencia del diálogo budista-cristiano hecha hasta ahora en el Movimiento, ya sea con personalidades del mundo académico que con simples fieles, nos confirma la opinión expresada por un eminente estudioso de religiones, A.N. Terrín, que “el budismo tiene necesidad de ser comprendido dentro de una profunda experiencia religiosa, tiene necesidad de una mirada mística, para que se reconozcan las semillas de verdad de las que él es portador.”

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Decano de la Escuela de Estudios Orientales de la USAL. Profesor titular de las cátedras corrientes de Pensamiento Chino, Literatura Clásica China, Religiones Comparadas y Literaturas Clásicas de la India.