Discos. Hernán Jacinto, Camino

Disco conceptual grabado con decisión y parsimonia por este talentoso músico, Camino confirma la gran esperanza de la música argentina que es Hernán Jacinto. Pianista, compositor, arreglador y director musical de su proyecto, despliega todas sus armas con excelsa variedad y amplitud.

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Una obra esperad que llegó con brillo especial, es el momento de disfrutar esta nueva creación del artista más elogiado por sus pares y con el que todos quieren tocar. Aquí, Hernán Jacinto da un salto de calidad y propone un mundo inconmensurable, que va de lo sinfónico a lo popular, con el jazz como puente.

En la portada de su 2do. disco, Jacinto está solo y mira al infinito, avanzando en su paisaje musical interior.

Sin embargo, apenas comienza a sonar Camino, con su lujosa banda de vientos, uno percibe que el joven no está solo. Es un disco de gran escala, nada de la intimidad de un trío, o del piano solamente; la mayor parte de los temas compuestos por el pianista no son reducibles a pequeño formato, necesariamente hay que tocarlos con orquesta, ya que están pensados para ese orgánico.

Los hay más concertantes, donde el piano u otro instrumento alternan su preponderancia con el conjunto orquestal y otros más sinfónicos, en los que el todo le gana a las partes.

La primera trilogía de temas tiene una identidad común, con la obertura Demasiado lejos, seguido del obsesivo Gotas y cerrando con Julio. Luego cambia a un movimiento “rockero” y, curiosamente, sobre un tema muy acústico de Spinetta, Lago de forma mía (track 4). Así, Jacinto homenajea respetuosamente al Flaco, tomando los elementos melódicos y armónicos del tema y ampliando, tímbricamente, la canción.

Inserta los samples de Tangalanga, en un nostálgico guiño para los que recuerdan el tema original. Luego sobreviene un rústico aire de chacarera en 10/8, donde por momentos se reduce el grupo y parece un trío de jazz ampliado. Hernán improvisa al piano con libertad. Le sucede un pasaje orquestal de cuerdas, onírico, llamado Insistir en eso que no es nada, que se amplía dando entrada a vientos y piano. Quietud es otra vuelta al jazz. En el final se nos reserva otro trío de temas emparentados entre sí, de corte más clásico.

Salvo algunas excepciones puntuales, todas las piezas son de largo desarrollo. Es necesario darle tiempo a cada uno de los temas, escucharlos con paciencia. Tanto los músicos que lo acompañan, como el audio resultan impecables.

Este disco nos coloca en un lugar inesperado, un espacio entre: el lenguaje de la música folklórica argentina; nuestro rock nacional; el jazz y la música sinfónica. Todo el conjunto apuntando siempre a la belleza, con convicción de ir a su ritmo. Es un placer presentar a este músico que, ya no es más una promesa, sino la más importante realidad de gran talento creativo y originalidad, que desde ahora abre su propio camino. ◊