EL CÁNCER DE LATINOAMÉRICA

El pasado 30 de junio, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, confirmó lo que muchos sospechaban. En un discurso breve, y en el que evitó dar mayores detalles sobre su enfermedad, el líder bolivariano le comunicó al mundo que padece un cáncer, el cual lo obligó a viajar a Cuba para realizarse una intervención quirúrgica.

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Desde aquel día, las especulaciones sobre su estado de salud y sobre los posibles impactos en su país y en la región, inundaron los medios de comunicación de gran cantidad de países, que trataron de esclarecer la real situación del mandatario.

Con un tono de voz más medido de lo habitual y visiblemente más delgado, Chávez evitó dar detalles sobre la ubicación del tumor y sobre el tipo de cáncer al cual se enfrenta, lo que hace difícil anticipar la duración de su proceso de recuperación. Dos operaciones de alta complejidad, una recuperación favorable y la necesidad de sesiones de quimioterapia, son algunos de los escasos datos que, desde aquel día, arrojó el entorno del líder de 57 años.

Fueron quince minutos de discurso, que sirvieron de materia prima para análisis de todo tipo y en todas partes del mundo. Y no es casualidad tamaña repercusión; Hugo Chávez se ha convertido en uno de los actores políticos principales de la región desde que tomó las riendas de su país hace 12 años. El férreo rechazo a las políticas estadounidenses, la tensa relación que ha mantenido con el ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, por las FARC, y la creación de organismos contra hegemónicos con aliados de la zona, han hecho de su figura  un elemento fundamental para sostener los aires de cambio tras los cuales se encolumnan algunos países sudamericanos.

Dos operaciones de alta complejidad, una recuperación favorable y la necesidad de sesiones de quimioterapia

La gran preponderancia que adquirió en la última década y sus discursos poco convencionales que reflejan su extrema ideología, hacen dudar de cuales serán los verdaderos efectos a nivel local y regional de su delicado estado de salud. Desde su país, las principales voces afirman que “lo que cambiaría el panorama es que (por el cáncer) dejara la Presidencia o no fuera candidato” en los comicios que el próximo año definirán el período 2013-2019, señaló el economista y analista José Guerra, de la Universidad Central de Venezuela (UCV); algo que por el momento no sucederá ya que Chávez se ha encargado de confirmar en reiteradas oportunidades que será él mismo quien dispute las elecciones del año próximo como candidato del oficialismo.

Por otro lado el analista político venezolano, José Vicente Carrasqueño afirma que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), “es como un archipiélago de divisiones que incluye a militares, izquierdistas radicales, progresistas (…) amalgamados por la figura de Chávez, y si Chávez falta cada uno de esos tendrá un líder que no reconocerá al otro”.

Las lecturas al respecto son muchas. Las posibilidades sobre lo que pueda pasar también. Lo único cierto de cara al futuro es que la región no volverá a ser la misma, el cáncer que afecta a uno de los actores principales de la región, es el cáncer de Latinoamérica.

Un antecedente cercano

El 27 de Octubre del año pasado, Argentina, Sudamérica y el mundo, amanecían con la trágica noticia del fallecimiento del ex presidente, Néstor Kirchner. Víctima de un ACV fulminante, el ex titular de la UNASUR,  se fue en su ley, siguiendo sus convicciones, sin importar las consecuencias que estas le trajeran.

La muerte de Néstor Kirchner marcó un antecedente sobre las consecuencias de la desobediencia de aquellos que gozan de un poder casi absoluto. “Kirchner dio su vida, para luchar por sus ideales”, fue la frase que muchos militantes y seguidores del expresidente argentino acuñaron para tratar de entender la sorpresiva muerte de quien jugó tan al límite como pudo con su salud.

Al igual que su par argentino, Chávez desoyó las recomendaciones médicas que reflejaban la necesidad de controles más estrictos, y una agenda política menos exigente, “A lo largo de toda mi vida vine cometiendo uno de esos errores: (…) descuidar la salud y, además, ser muy renuente a los chequeos y tratamientos médicos”, fueron las palabras que en tono de arrepentimiento salieron pidiendo permiso, por entre los labios del líder venezolano.

La excesiva obsesión, por el poder y lograr transformar, a su manera, el rumbo de la región, ha generado en este último año la pérdida de un referente político de la región y el debilitamiento (al menos físico) de otro gran emblema de esta nueva forma de concebir a Latinoamérica.