H illary Clinton ha representado una fuerza política de los EEUU antes de que millones de sus jóvenes votantes hubieran nacido. Ha tenido las más variadas posiciones dentro de la esfera de la política pública: la primera dama de su esposo Bill Clinton durante sus presidencias; senadora de New York (uno de las locaciones más salvajes a nivel político); Secretaria de Estado de la 1ra. presidencia de Barak Obama, y ahora vuelve a anunciar su candidatura para la presidencia del hegemón mundial.

Algunos analistas políticos, como Paddy Power, le dan hasta el 91% de intención de voto para la Casa Blanca en el 2016. Pero los ciudadanos desean una votación, no una coronación y esta es la razón por la cual la Sra. Clinton debe ser voraz en su campaña para ganar la confianza de sus votantes.

Dentro de las actividades que ha llevado a cabo, ha sumado varias experiencias que le podrían servir para su mandato. Por ejemplo, es la segunda en mando que más ha viajado alrededor del mundo lo cual le permite conocer, de primera mano, tanto a los mandatarios como a decisores de la política pública del sistema internacional. La cantidad de millas recorridas la llevó a112 países (ONU reconoce a 194 Estados). En el caso de algún conflicto, las probabilidades de que ella ya haya estado en ese lugar o conocido a su Jefe de Estado, son bastante más altas, y ningún otro candidato puede decir lo mismo.

En cuanto a su variado paso por distintos puestos políticos (oficiales y no oficiales) dentro de la arena política, la provee de una ventaja: entender a Washington DC desde otros enfoques; a su vez ya se encontró entre el bipartidismo norteamericano donde, como senadora, debió balancear las posturas para llegar a acuerdos.

A pesar de sus ventajas de perfil presidencial, le quedan muchos desafíos por delante. Como candidato se espera que responda a cuestiones de gran envergadura nacional, que supo esquivar en los últimos años: el uso de su casilla de secretaria de Estado para temas personales; el hecho de que la Fundación Clinton aceptara dinero de otros gobiernos nacionales; cómo procedió con el ataque (2012) a la embajada de EEUU, en Bengazí, Libia; su postura sobre la guerra en Irak, Irán y Afganistán.

Su campaña comenzó hace muchos años, toda su carrera política la ha preparado para este momento, pero no va a serle ni fácil ni agradable.

CAMPAÑA Y PROPAGANDA

Su bunker publicitario está ubicado en Brooklyn, New York, allí se concentra el equipo Clinton todos los domingos para debatir sobre las estrategias y mensajes para los potenciales votantes. Su jefe de campaña es Robby Mook y la estrategia más reconocida es realizar un rally de viajes, por todo el país, y conocer a sus votantes de forma directa.

Por supuesto que las redes sociales, luego de la campaña Obama 2008, se transformaron en la esencia de la carrera presidencial. Además de su web oficial, donde lo primero que figura es la posibilidad de donar a su campaña, Hillary actualizó su cuenta de Twitter y abrió una FanPage de FaceBook.

Uno de los spots publicitarios más relevantes de su campaña es un video que apela a un grupo muy diverso de norteamericanos, que si bien son las minorías: madres solteras, afroamericanos, latinos; y en el cual, en su afán de convencerlos de que ella los representa a todos, asegura que se postula para que ellos “hagan más que solo pasar, sino que puedan estar a la cabeza y seguir allí. Porque cuando las familias son fuertes, América es fuerte. Estoy en esta carrera para ganar su voto porque es Su momento, y espero que me acompañen en este camino” (“so you can do more than just get by — you can get ahead and stay ahead. Because when families are strong, America is strong. So I’m hitting the road to earn your vote because it’s your time. And I hope you’ll join me on this journey” (sitio oficial: hillaryclinton.com).

A diferencia de su campaña en el año 2008, donde se concentró en su experiencia y en posicionarse como el candidato más calificado para el puesto, Clinton apunta a que la elección sea sobre sus votantes. “América luchó contra duros tiempos económicos, pero la balanza está todavía atascada a favor de aquellos que están arriba” dice en un video propagandístico. Allí se postula como una luchadora por el pueblo, un discurso populista que los más progresistas pueden apreciar, y se coloca en un centro izquierda amigable para la mayoría. Lo faltante es que su mensaje se respalde con propuestas políticas concretas, leyes que sean del agrado de la clase media, los cuales representan la mayoría de sus votantes.

Sin embargo a pesar de sus debilidades –figura polarizadora relacionada con el secreto de Estado; sobrevivió al escándalo del amorío de su esposo Bill Clinton en los ’90, con respuestas más que ambiguas al respecto- Hillary sigue siendo una

favorita para convertirse en el próximo presidente de los EEUU porque, simplemente, no hay un rival ni de parte de los demócratas, ni de los republicanos, que tenga amplia intención de voto.

LA ESTADÍSTICA AYUDA

La historia dicta que el 2016 debería ser “el año” para los republicanos, ya que es muy difícil que un partido gane un tercer mandato consecutivo en la presidencia. Pero si bien la historia importa, el mapa electoral muestra otra realidad. El mayor problema para el Partido Republicano es que las nominaciones demócratas comienzan con 242 votos del colegio electoral, de un total de 270. Hay 18 Estados, en el distrito de Columbia (California, Connecticut, Delaware, Hawaii, Illinois, Maine, Maryland, Massachusetts, Michigan, Minnesota, New Jersey, New York, Oregón, Pennsylvania, Rhode Island, Vermont, Washington y Wisconsin) que han votado al Partido Demócrata en cada elección presidencial ,lo cual comparado, solamente, con los 13 Estados que han votado a los republicanos en las últimas seis elecciones consecutivas para la presidencia, con un total de 102 votos electorales, significa que los demócratas están más cerca de alcanzar los 270 votos.