A partir de los primeros días del presente año, toda persona podía utilizar el texto de An­toine de Saint-Exupéry y publicarlo, adaptarlo o trabajarlo sin ninguna ne­cesidad de pagar derechos de autor a sus herederos.

A partir de la idea/propuesta lan­zada por Juan Manuel Garrido (en Facebook), tanto él, como Micaela Sánchez Malcolm, Tatiana Pollero y Tamara Méndez, comenzaron a ana­lizar la posibilidad de realizar una versión totalmente diferente de la obra El Principito. Una versión que no fuera comercial, de excelente calidad artística y representativa. Así surgió la convocatoria inicial, a través de las redes sociales, a ilustradores de Ar­gentina, de América Latina y de otras latitudes para generar una versión ilustrada por 27 artistas.
Luego de dicha convocatoria, se pautó el plazo de 20 días para recibir las postulaciones de los diversos ar­tistas, mediante correo electrónico o a través de Facebook. El único requi­sito de presentación en el proyecto, fue requerir que compartieran un porfolio con diferentes trabajos rea­lizados. Una vez cumplido el plazo, los cuatro gestores analizaron las postulaciones que alcanzaron 600 presentaciones, evaluaron los traba­jos y finalmente se llevó a cabo una selección final de 160 artistas.

GESTIÓN Y PRODUCCIÓN

Trabajando conjuntamente, dis­tribuyendo las tareas, se con­tactó a los 160 ilustradores se­leccionados y se asignaron los 27 capítulos a ilustrar, realizan­do un seguimiento del material.
En paralelo se avanzó con el di­seño del sitio web que soporta todo el proyecto (www.invisiblealosojos.com), con la gestión de redes sociales y a contactar a diferentes gestores culturales. Finalmente el 6 de abril de este año, fecha de la publicación ori­ginal del cuento, el sitio salió a la luz.

PRESENTACIÓN

El 10 de abril, en el Centro Cultural Ca­ras y Caretas (Venezuela 370, CABA) se proyectaron las más de 140 ilus­traciones que conforman la versión digital de “El Principito”. A su vez, du­rante el evento varios artistas partici­pantes dibujaron unas cien obras en vivo, sobre un panel de tres metros de largo, bajo la consigna: “Dibújame un cordero”.

PRÓXIMOS PASOS

Invisible en papel: En el mes de junio, los gestores se reunirán con todos los ilustradores radicados en la Ciudad de Buenos Aires, para analizar las di­ferentes alternativas de financiación e impresión del libro de Invisible.
La idea es que la decisión sea representativa y esté validada por la comunidad que participó. El objetivo es llegar a tener el libro impreso en el segundo semestre de 2015.

Más artistas: Para la próxima versión del sitio y de cara a la segunda etapa, se sumarán más artistas.

Nuevas exposiciones: Se pretende lle­var la muestra (proyección de imáge­nes y exposición de gran parte de las ilustraciones) a diferentes espacios y otras latitudes.
Varios idiomas. En junio se lanzarán las versiones en inglés y francés del site www.invisiblealosojos.com

NUESTRO MANIFIESTO

El plazo de 70 años con algunas va­riantes, según el país, es el que esta­blece la ley de propiedad intelectual (si es que la propiedad sobre bienes inma­teriales puede medirse) para que una obra, un texto, una película, una foto, una poesía pasen a dominio público.

¿Qué significa eso?, básicamente que pasado dicho lapso de tiempo, desde la muerte de un autor, sus herederos dejan de tener la potestad de percibir ingresos exclusivos por la reproduc­ción de una obra; considerando que todos podemos, sin pagar tributo, rendir tributos a autores, re-editando, adaptando, traduciendo, mezclando las obras que pasan a dominio público.

Resulta que hace varias semanas, breves pero fructíferas, “El Principito” pasó a ser de dominio público. Hace 70 años que Antoine De Sain-Exupéry inició su viaje (¿lo habrá encontrado a Él?). Ni lerda ni perezosa, la rueda edi­torial argentina hizo uso de la potestad de dominio público y ya circulan, más temprano que tarde, versiones comer­ciales del clásico cuento que nos hizo llorar a todos.

Invisible a los ojos es una rueda completamente diferente, gira en sentido inverso. Estamos haciendo una versión de la obra de todos y para todos. Vamos a editar un libro 100% gratis; 100% colaborativo; 100% crea­tive commons. ¿Cómo? Con la magia, el aporte, los trazos de cientos de ilus­tradores. Ideas, ganas, colaboración, de eso se trata Invisible a los ojos. Más de 550 ilustradores postulados ,160 ilustradores seleccionados. Trabajo mancomunado, desinteresado, creati­vo y latinoamericano, 27 capítulos, 27 excusas para ilustrar, diseñar, re-crear, 27 tributos para una versión colectiva, combativa y digital de altísima calidad.
Que vengan ideas, aportes, mira­das. Que sea “invisible a los ojos”. Y que sea de todos.

TESTIMONIOS DE ILUSTRADORES

Ochopante (Uruguay) “Fue comple­jo tratar de equilibrar la sinceridad interna que provocó leer el capítulo, con la imagen que debía hacer para compartir. Quería encontrarme a mí mismo en el dibujo, sin importar la simpleza de la imagen que resultara, porque el cuento genera un movi­miento interno en quien lo lee, una inquietud que opacamos con res­puestas rápidas en esta realidad que aceptamos. Hacer la ilustración fue una manera de devolverle al cuento lo que alguna vez me produjo con sus palabras. Me entusiasmó el capítulo en el que participaba, cuando el per­sonaje del principito llega a la Tierra y los problemas cada vez se vuelven tan palpables como reales. ”

María José da Luz (Costa Rica) “El Principito siempre fue una de mis lecturas favoritas. Soy ilustradora de clásicos de la literatura infantil, por­que siempre han sido una herramien­ta para dejar fluir la imaginación vi­sualmente. Me permiten transmitir lo bonito de las cosas simples”. (Foto 1)

Rodrigo Luján (Argentina) “Invisible a los ojos me permitió visitar algunas influencias que hace mucho no mi­raba. Volví a Alan Lee, Brian Froud y Edmund Dulac. Fue un proceso diver­tido y visceral, porque si bien es un libro fácil de leer (en el buen sentido), tiene una fuerza emotiva enorme. Habla de la pérdida y eso nos llega a todos”. (Foto 2)

Carlos De Armas (Argentina) “Parti­cipé porque me pareció una buena idea: oponerse, aunque más no sea a partir de un pequeño proyecto, a la apropiación y desvirtualización de la literatura por parte de editoriales inescrupulosas. Pero, además, re­sulta que casualmente cuando sor­tearon los capítulos entre los partici­pantes, me tocó en suerte el capítulo 21 (el de la zorra, el trigo, la construc­ción de lazos y el atesoramiento del recuerdo).

Capítulo que durante gran parte de mi infancia, fue el único que había leído. Y es que en casa no había más que unos pocos libros, entre los que se contaba uno de esos viejos textos escolares, obsoletos y aja­dos, que recopilaba relatos sueltos o capítulos de otros libros a manera de muestra y material de estudio. Entre estos extractos se hallaba el capítulo 21 (tal vez es po sible que sea el capítulo más representativos del libro), el cual leí por aquella época hasta el hartazgo, sin comprenderlo completamente por supuesto, pero saboreando la ternura y melancolía derivadas de lo que la zorra procura­ba enseñarme. Fue a este recuerdo al que me aferré con nostálgica ale­gría mientras trataba de traducir la vivencia en una imagen, y puede que lo haya logrado, ya que ha habido quien ha asegurado ver en los ojos de mi zorra una lágrima que nunca dibujé. Ahora bien, no sé si hoy podré decir a las claras qué es lo que el libro significa para mí, pero sí puedo, cada vez que lo evoco, recordarme incli­nado ante esas hojas amarillentas, y sentir cierto dulce escalofrío que me recorre la espalda”. (Foto 3)

Natalia Letona (Costa Rica)

“El Prin­cipito está en mi lista de libros fa­voritos, lo he leído muchas veces, y siempre me provoca experiencias distintas, cuando leí sobre el proyec­to, sabía que tenía que participar y cuando quedé seleccionada me llené de felicidad, un proyecto colectivo donde más de cien ilustradores, dise­ñadores, dibujantes, artistas se unen para formar parte de esta gran obra, poniendo su tiempo, esfuerzo y co­razón, eso es lo que me entusiasmó, poder hacer lo que más amo sobre un tema que me encanta. Una de mis metas a largo plazo es tener una co­lección de las ediciones de esta obra, apenas la estoy empezando, una de las copias está junto a mi cama y me gusta abrir el libro al azar y leer cual­quier párrafo, siempre me deja algo, siempre me hace sonreír”. (Foto 4)

Roger Hoyos (Perú) “Me encantó la oportunidad de interpretar con di­bujos un cuento famoso. Además de convertirse en un gran reto para el escritor conseguir el alma de niño para realizarlo, para mí significa una manera especial de mostrar las cosas vanas del mundo desde los ojos de un niño de manera que nos dé un men­saje, tanto para grandes como para chicos”. (Foto 5)

Edwin Delgado (Colombia) “Vi la con­vocatoria, vi el tema y me encantó. Si debo ser sincero, no sabía mucho de qué se trataba al principio. Luego, cuando me enteré sobre el proyec­to, me entusiasmé aún más. Toda la idea es muy genial, toda la gente que participó, me asombró ver esa acogida, fue maravilloso ser parte de ello. Cuando la página de internet del proyecto por fin salió, compartí mi ilustración terminada y completa comentando lo mucho que me en­cantaba haber sido parte y más aún porque El Principito fue el primer libro que leí, cuando estaba en el colegio. Significa mucho, porque es y no es un libro para niños, es muy profundo, y el principito, como tal, es un genio, me encanta lo soñador, lo mágico, lo
complejo que es como personaje. Y en algunos momentos me siento identifi­cado con él”.

Micaela Sánchez Malcolm
(Lic. en Ciencias de la Comunicación)
“¿Cómo empezó Invisible? Con ayuda externa, en enero surgieron varias propuestas editoriales (y comercia­les) que re-editaron El Principito, al haber pasado a domino público. En Argentina la opción que más resonó fue la de Nik. Esa y otras propuestas no nos representaban, a ninguno de los cuatro, ni ideológica ni comercial­mente. Juan disparó la idea y la con­signa en Facebook. Inmediatamente me sumé, luego Tatiana y después llamamos a Tamara. Todo en el mismo día: así fue que decidimos reunirnos e impulsar un proyecto diferente.

El objetivo fue que queríamos hacer una propuesta de clásico re­presentativa, en clave con la iden­tidad cultural de América latina, con impronta propia, pero a la vez con particularidades, con variantes. Pensamos en algo pequeño y repen­tinamente se convirtió en algo her­mosamente enorme. Iban a ser 27 ilustradores, fueron más de 550. Iba a tener una ilustración por capítulo, fueron 4, 5, 6 artistas trabajando en cada uno. Iba a ser nacional, resultó americanista. Iba a ser digital. Va a ser un libro.

La única premisa que tuvimos, además de intentar una humilde reinvención de un cuento muy impor­tante para todos nosotros, fue hacer algo en conjunto. Por eso, Invisible vale mucho más que la suma de las individualidades. Nos trasciende. Y que tenga licencia creative commons es la garantía de que así sea, es una versión de todos y para todos.
Es una lectura clásica que leí con mi padre y a medida que lo voy leyen­do, en diferentes momentos de mi vida, representa distintas cosas. Hoy significa la posibilidad de cambiar y crecer, de basarme en eso para ir ha­cia adelante.”

Tamara Mendez
(Ilustradora y desarrolladora web)
La idea de un libro hecho en conjunto, por amor al arte, me pareció hermosa desde un principio. El Principito fue un libro importante en mi infancia, y al cual es importante volver cada cierto tiempo, especialmente cuando uno comienza a convertirse en adulto. Esta fue una oportunidad muy linda para ese reencuentro.

Creo que el proyecto, en su espí­ritu, le hace honor al cuento, somos un centenar de adultos jugando a ser chicos, haciendo esto por diversión y sin pensar en réditos.

Mi percepción inicial respecto a cuánto iba a escalar se quedó cortí­sima. En la convocatoria inicial reci­bimos centenares de portfolios, fue un trabajo durísimo hacer un filtro y decidir dónde hacíamos el corte, es­tábamos fascinados y emocionados por el nivel de artistas que se querían sumar, al inicio pensábamos que iba a haber un sólo dibujo por capítulo y al ver ese caudal de talento decidimos quintuplicarlo. Ver llegar todos los di­bujos hermosos que se enviaron deja­ba el corazón hinchado de amor y una alegría enorme.

Ahora vamos por el libro, que no va a ser nada fácil, pero asimismo, va a valer todo el esfuerzo. Lo más difícil del proyecto, para todos, fue la dedi­cación de tiempo que requirió; orga­nizar a más de 150 ilustradores ele­gidos, hablar con ellos, coordinar las entregas de dibujos, organizar la web.

Como todo lanzamiento, la noche previa a la publicación de la web no hubo descanso, se repasaron los di­bujos, se realizó el chequeo de nom­bres, de links, ver que no se produje­ran errores en los textos, pero valió la pena porque la respuesta de la gente fue hermosa, y se replicó ese viernes en el evento en Caras y Caretas, una noche hermosa donde pudimos co­nocer personalmente a muchos de los genios que ayudaron a que este proyecto fuera posible.

Juan Manuel Garrido
(Diseñador Gráfico.Músico)
“Lo más importante de este tipo de proyectos no es la idea en sí misma sino la respuesta de la comunidad y las personas que se nuclean alrede­dor de ella. En este caso, una comu­nidad de ilustradores que ni siquiera sabíamos que existiera, sintió la ne­cesidad de salir a dar una pelea cultu­ral por la calidad y el trabajo colabo­rativo. Sin conocernos más que por fotos, 160 personas nos pusimos de acuerdo e hicimos un producto que está al nivel de cualquier trabajo eu­ropeo, de cualquier libro de bienal de diseño. Y gratis para todos.
Cuando ves el sitio, con tantas ilustraciones de tanta calidad, de tan­tos estilos distintos, queda clarísimo que lo único que hace falta para tener mejores productos culturales es te­ner ganas y pasión”.

Tatiana Pollero

(Ilustradora y diseñadora gráfica)
A este proyecto le tomé mucho cariño, creo que fue un desafío interesante. Lo que más me gusta es que reúne a varios artistas de distintas partes del mundo con el fin de componer algo en común.Quienes participan lo hacen con esfuerzo, desinteresadamente, sin pedir nada a cambio. Y creo que, justamente, es el valor que representa para cada uno de nosotros una historia como El Principito, lo que dio como re­sultado tantos buenos trabajos.

Mis expectativas tenían que ver más con llegar a tener una buena con­vocatoria, que ilustradores y artistas, que admiro y respeto mucho, se suma­ran a la idea. Ahora espero que alcance más visibilidad, especialmente para difundir el trabajo y el talento de los artistas que participaron. Me sorpren­dió que la propuesta haya tenido la re­percusión que tuvo. La gran cantidad de personas que se interesaron con la idea, que decidieron participar, y la de­volución que tuvimos. La verdad, todos comentarios muy positivos.
Lo más atractivo del proyecto fue la presencia de entre 4 y 5 ilustradores por capítulo del libro y cada uno plas­mó su visión. Lo más difícil tuvo que ver con los plazos. Organizar los tiem­pos de entrega de las ilustraciones”. ◊


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