El éxito con el Norte radica en cómo uno se relaciona con él. Norte con mayúscula, como nombre propio, alejado de la mera referencia geográfica. Para cumplir con objetivos N es prudente cederle cierto territorio y conseguir beneficios a cambio. Por el contrario, si se busca un objetivo Aleph1 puede ser un serio inconveniente. Un futbolero diría “el Norte se mira y no se toca”. Aquellos que trabajamos en contacto con el Norte sabemos muy bien que no podemos decir lo que vimos entre bambalinas: si nuestra ética no tiene precio, el camino está abierto para que hablar nos convierta en un Julio López2. No hay Norte que funcione sin un Sur incondicional, perverso y mediocre. La marginalidad es un dictado N al que se le agregan los errores de ortografía S.
¿Qué hilos desandan este laberinto?
Lev Vigotsky nació en 1896 en Orsha, actual Bielorrusia, hemisferio Norte. En una de sus obras, “Pensamiento y habla”3, intenta definir una teoría psicológica fundada en el análisis dialéctico de la relación entre la conciencia lingüística del individuo y el medio social. Se anticipó cien años en materia de neuropsicología, ideas que hoy dejan de lado nada menos que a Jean Piaget. Pero cuando el talento no es servil, el Norte, heterogéneo por donde se lo mire, se puso de acuerdo contra Vigotsky: “Pensamiento y habla”, texto emblemático en su producción es, sin embargo, uno de los peor conocidos, ya que sufrió censuras tanto en la URSS como en Estados Unidos y Europa. Muerto en 1934 en Moscú, su obra recobra importancia recién a partir de 1980 gracias a quienes durante cincuenta años trabajaron para sacarlo del oscurantismo.
Pero hay una contra-intelectualidad N. Así encontramos a François Jullien, autor de “Conferencia sobre la eficacia”4 . El libro es la transcripción pronunciada ante empresarios y profesionales del management, y la editorial la presenta del siguiente modo: “Si la concepción occidental de la eficacia, ligada a la modelización y a la finalidad, reivindica la acción, incluso hasta el heroísmo, el pensamiento chino de la eficiencia, indirecta y discreta, apoyada sobre el potencial de cada situación, induce ‘transformaciones silenciosas’ que a menudo carecen de acontecimiento. François Jullien, filósofo y sinólogo, se ocupa de interrogar la naturaleza de la efectividad en ambas culturas: el modo en que la intervención humana se conecta con la propensión de las cosas y se deja integrar en ellas”.
Cuando hablamos de oscurantismo hoy, hay quienes tienen acceso a información que les permite señalar, por ejemplo, al FMI como uno de sus personeros. Pero la pregunta que subyace es ¿por qué tanto oscurantismo y, además, iluminados para la eficacia del management? Voy a dar una única respuesta a modo de único-múltiple: el origen de la escuela.
La escuela fue creada en 1630 por el checo Jan Amos Komenský. La obra que lo hizo célebre fue “Didactica Magna”. La motivación para haberla creado es la de incentivar la autonomía del proceso formativo para evitar que el gobierno católico eliminara del todo al protestantismo en la República checa. “Si la gente lee la biblia en casa, no podrán confundirse” fue supuestamente el pensamiento de Comenius. Pero la “Didactica Magna” es el volumen número quince de los más de veinte que conforman su obra integral. Veinte tomos imprescindibles para entender el motivo de la “Didactica Magna”. Misteriosamente, su obra ya no se publica en forma íntegra, y vaya casualidad, el único modo de procurarme de esos textos “ocultos” fue comprándome a precio regalado la bella edición “comunista” checoeslovaca de 1974 publicada por la Nakladatelství Československé akademie věd, en Brno. La lectura no es simple: los textos son originales y respetan la lengua utilizada por Komenský, el latín o el checo. Si me remito exclusivamente al tomo dieciocho encontramos dos textos “Prima philosophia” y “Triertium catholicum” que son suficientes para hallar la verdadera motivación de Komenský al crear la “Didactica Magna” y la escuela: que la población estudie La Biblia y se abstenga por completo de estudiar filosofía.
Norte y Sur son la oscuridad en la que nos sumieron legados como el de Komenský, hoy capaces de ser “potenciados” con el buen uso de las marquesinas del management. Sin embargo el hecho de que aún reflexionemos se lo debemos en parte a gente como Lev Vigotsky, con su claridad para persistir sin importarle ni Norte ni Sur.