El delito es esa conducta prohibida por la ley que protege valores reconocidos por la sociedad, en tanto bienes muy apreciados como la vida, la propiedad, la libertad. Dicha doctrina señala que los delitos pueden clasificarse de diversas formas. Hay delitos instantáneos porque ocurren en un mismo momento, como el robo o las lesiones, o delitos permanentes, como la usurpación y la privación de la libertad, ya que la comisión del delito se mantiene en el tiempo, entre otras clasificaciones.

Una clasificación más actual desde un perfil de la seguridad distingue los delitos de resolución simple de los de resolución compleja. Los delitos en general, desde el punto de vista criminalístico generan una reconstrucción histórica que va desde el lugar del hecho hacia atrás en el tiempo, para establecer la dinámica de los acontecimientos. Pero existen delitos de resolución compleja, ya que otras variables inciden en el mismo, generalmente por tratarse de delitos que ocurren en tiempo real, donde el abordaje de su problemática no está condicionado al pasado.

Retomando el ejemplo anterior una usurpación de propiedad estaría incluido en dicho contexto, pero cuando su producción involucra la vida y libertad de las personas, generalmente estamos en presencia de dos modalidades de delitos específicos: privación ilegal de la libertad (toma de rehenes) y el secuestro extorsivo.

ASPECTOS PARTICULARES DE CADA CASO

En líneas generales, si bien ambos afectan la libertad de las personas, la dinámica de producción y el contexto de cada supuesto, son diversos. En rigor, la toma de rehenes, resulta un hecho consecuente de un delito en progreso por el cual el captor o sujeto activo toma como moneda de cambio a una o varias personas, para conseguir diversas demandas tendientes a lograr su fuga, en la situación de acorralamiento policial que sufre. Por otro lado, el secuestro extorsivo es un delito por el cual una persona por cualquier medio y en cualquier forma, se encuentra en poder de terceros, privada ilegalmente de su libertad personal, como medio intimidatorio para sacar rescate, éste último como precio por la liberación del rehén, que puede ser en dinero o en otra prestación de carácter patrimonial. La palabra Rehén1, deriva del árabe Rhan, que significa prenda.

RESPUESTA DEL ESTADO ANTE DICHOS DELITOS COMPLEJOS

A. Toma de rehenes

Los sujetos productores de la situación compleja pueden ser: personas en crisis, delincuentes antisociales y marginales, psicóticos, presidiarios en cárceles, terroristas fundamentalistas. La resolución de estos supuestos se brinda con el denominado protocolo de actuación en situaciones de crisis, conformado por un eje central en juego interactivo de una trilogía compuesta por:

· Un comité de crisis: como un consejo decisorio de la situación, integrado por integrantes de seguridad, con tratamiento de vías tácticas y estratégicas. Integrado por un presidente de comité de crisis, negociadores principales y secundarios, asesores psicológicos, de inteligencia y comunicaciones.

· El negociador: Es el operador del diálogo entre los captores y el comité de crisis.

· El grupo táctico: es el encargado de resolver la situación operativamente, en un ámbito de comunicación o no con el captor.

El Comité de crisis es el encargado de controlar la situación de crisis . Una de las metodologías de control más aplicadas es la denominada LACER.

Aspectos sobre el negociador

El negociador trabaja con dos herramientas indispensables: el tiempo y la palabra.

Respecto del tiempo, informa al comité de crisis los diversos indicadores que permiten la continuación o no del diálogo con el captor, básicamente los mismos son:

· Si el captor desea seguir o no con vida (perfiles brindados con asesores psicológicos) que responden a una unidad de comportamiento.

· Analizar los niveles de confianza que se van adquiriendo con el diálogo.

· Observar la negativa constante de entablar diálogo con el negociador.

· La exhibición agresiva y de uso inmediato de armamento o explosivos.

El negociador debe utilizar un diálogo COMPRENSIVO, DIRECTIVO, NO EVALUATIVO Y EMPATICO. En su trabajo busca lograr un itinerario ascendente para lograr la confianza y desestimiento de los captores que se traduce en:

· En primera instancia un silencio en respuesta a los dichos del captor.

· Demostración de signos de empatía (se coloca en lugar del captor) de acuerdo a sus expresiones.

· Trata de lograr el llamado rapport o transferencia entre ambos.

· Búsqueda de la confianza entre ambos en marco de veracidad y claridad de los dichos.

· Imprimir influencia en las actitudes.

· Obtener la deposición de su conducta.

B. Secuestro extorsivo

La privación ilegal de la libertad en busca de un rédito determinado, se denomina secuestro extorsivo, buscándose un beneficio patrimonial afectando la libertad de la víctima y en última instancia su integridad física. La respuesta del Estado varía según sea el tipo de secuestro:

· Planificado: toma la calidad de un emprendimiento ilícito. Se desenvuelven con conductas profesionales. Poseen estructura celular con roles definidos entre sus integrantes. Básicamente son bandas destinadas en un principio al robo de blindados y bancos que con el “efecto corralito” desviaron su objetivo ilícito.

· Ocasionales: de actividad esporádica, usualmente se conjugan y pre ordenan en busca de un objetivo determinado, de regular infraestructura, no se ocupan específicamente de tal actividad, pudiendo o no reiterar su modus operandi.

· Oportunistas: carecen de toda profesionalidad respecto del delito. Poseen un mínimo de convergencia intencional en sus actitudes criminales, similar a los de cualquier hecho criminal. Su causa se origina en incidencias comunes a todos los delitos, en especial lo atinente a tráfico y uso de drogas, utilización de armas ilegales, falta de políticas educativas, laborales y de contención social.

MEDIDAS DE INVESTIGACIÓN

A diferencia de la toma de rehenes, el organismo policial cuenta con una estructura decisoria y un equipo operativo (brigadas, grupo operativo de tareas y/o inteligencia) no existiendo la figura del negociador en primera instancia, sino canalizándose con los familiares o amigos que son el nexo entre los secuestradores y la policía.

El Estado enfoca la problemáticas desde dos aspectos distintos. En perfil preventivo, denotando la recopilación de datos históricos de acontecimientos análogos en el que participaron delincuentes abocados a dicha actividad. El desarrollo de actividades de inteligencia y recolección informativa lleva a reducir el espectro de posibles operadores. La informática y el entrecruzamiento de información de los diversos sistemas registrales de antecedentes criminales son un auxilio a dicha tarea. El denominado “Sistema Afis” del Ministerio Público Fiscal o el RUD de la Suprema Corte de Justicia, ambos de la Provincia de Buenos Aires son debida prueba de ello.

En su acción post-evento, valorando la particular naturaleza de “duración temporal en tiempo real” del delito, el Estado debe actuar en un doble comando. Por un lado en el trato directo con los captores a través del negociador (algunas veces de contratación privada por parte de la familia) que no solamente debe establecer pautas de diálogo tendientes a arribar al éxito de la negociación y a obtener datos individualizatorios y/o el ámbito de actuación de los delincuentes, sino además brindar contención a la ansiedad y desesperación familiar, que corren en paralelo con el tiempo que transcurre. Mientras que por el otro el ejercicio del aparato público se orienta en pro de la ubicación y detención de los delincuentes, a través no sólo de la obtención de información del perfil del cautivo y su familia, (aspectos familiares, económicos, laborales, sociales, etc.) sino también en particular con la utilización de herramientas técnicas de rastreo orientador de las comunicaciones.

CONSIDERACIONES DE LA RELACIÓN ENTRE POLICÍA, JUSTICIA Y PRENSA DURANTE LA CRISIS

· El Juez o Fiscal actuante debería mantenerse alejado de la escena y dejar en manos de las fuerzas de seguridad el control de la situación, brindando en un principio, las directivas básicas.

· Si opta por presentarse, debe tomar en cuenta que pasa a dirigir un operativo, para el cual no está técnicamente preparado, adoptar decisiones de gravedad sin contar con el tiempo mínimo para meditarlas y hasta puede interferir en la estrategia del denominado “comité de crisis”

· No resulta conveniente que el magistrado imparta la orden de actuar al grupo táctico, agotadas las negociaciones con los delincuentes. Si por las circunstancias del caso debiera hacerlo, no es aconsejable que adopte la decisión en soledad, sino debidamente asesorado por los jefes de los equipos específicos.

· Debe preveer que puede ser utilizado por los delincuentes para negociar, desplazando así a los mediadores que tienen más conocimientos y experiencias en estas situaciones críticas, o pasar a convertirse en un protagonista más del episodio y no dar lugar a los delincuentes que adquieran protagonismo y se coloquen en papel de víctimas ante la opinión pública.

· El magistrado deberá dejar el trato en manos de un negociador principal ( que puede ser o no policía y si es así de regular jerarquía), otro secundario y valerse de colaboradores auxiliares tales como psicólogos, estrategas adecuadamente entrenados, etc, con la debida responsabilidad que a éstos les corresponde por su actuación en la emergencia.

· Evitar la presencia inmediata de la prensa en el lugar, de modo tal que sea utilizada como medio y protagonista de las negociaciones.

RECOMENDACIONES EN CASO DE SER TOMADO COMO REHÉN

Aunque la retención puede ser por un periódo muy largo, siempre existirán mecanismos internos para adaptarse y sobrevivir. Las víctimas de secuestro, a lo largo del tiempo de cautiverio, pueden simpatizar eidentificarse con su secuestrador o tratar de protegerlo. Esta sensación se denomina “síndrome de Estocolmo”. Aunque los secuestradores sean corteses y educados y traten bien a la víctima, nunca se debe olvidar que utilizaron la privación de la libertad para lograr sus fines. La víctima debe intentar establecer conversación con los captores, sobre todo con los que están encargados de la custodia directa y que están viviendo en condiciones similares. Una relación simple, que no ayude a los delincuentes ni los amenace o perturbe puede ayudar a bajar la tensión y hará que, si las cosas salen mal, el delincuente vea a la víctima como persona y no como un objeto desechable. El cautivo debe conseguir poco a poco ciertos elementos que puedan ayudarlo, como una radio, una televisión, papel y lápiz para escribir, logar que no lo encadenen

El secuestrado debe colaborar con los secuestradores y no ofrecer resistencia física. Al principio, en el momento de la captura estará en shock y tratará de oponerse a sus captores. No es aconsejable enfrentarlos. Si ellos le ofrecen alimento deberá aceptar. No van a envenenarlo. Los secuestradores suelen comer y beber lo mismo que el secuestrado.

El secuestrado necesita mantenerse en buenas condiciones físicas. Al estar amarrado durante días y semanas, es necesario que ejercite los músculos, tratando de caminar y apretando los músculos varias veces por día. Si se le suministra un televisor, debe verlo unas tres o cuatro horas al día para evitar ideas obsesionantes que bajan la moral como que ha sido olvidado o que nunca saldrá de allí. El secuestrado tratará de no ofrecer información acerca de su familia, su situación financiera o la de su corporación. Si es el dueño de una empresa puede decir “mi contador me da una cantidad por mes, no se cuales fueron todas las ganancias del año pasado” por ejemplo. Pero quizás lo presionen y tenga que decirles exactamente cuánto podrán pagar por él. Este tipo de información debe suministrarse gradualmente a lo largo de días o semanas.

En el momento de la captura y el traslado debe mantener la calma. Poner mucha atención y cumplir todas las instrucciones que le ordenen. Estimar el tiempo, la dirección, la distancia y la duración del viaje hasta el lugar de cautiverio. Memorizar la ubicación, información útil de los secuestradores y características del lugar del cautiverio. No debe luchar, forcejear ni hacer movimientos bruscos o gritar a menos que esto le garantice su escape. No preocuparse si lo drogan para inhabilitarlo.

Prepararse mentalmente para estar en cautiverio durante un largo período, desarrollando un plan de seis acciones necesarias para sobrevivir: comer, dormir, mantener limpio y aseado su espacio, hacer ejercicio, preservar la salud mental y reaccionar ante las emergencias. Ya en cautiverio, debe informar a los secuestradores si tiene un requerimiento especial (medicamento, dolencia y/o impedimento físico). Debe mantenerse lo más alimentado y aseado posible, aprovechar cualquier ventaja o privilegio que le concedan.

Es conveniente desarrollar una buena comunicación con los captores tendiendo a reconocer sus técnicas coercitivas, pero debe desconfiar de cualquier información que le suministren, o brindar información que le sea usada en su contra, tratando de causar la impresión que tiene una posición poco importante en la empresa o institución que trabaja. Debe mantener un registro de lugares, horas y fechas de los eventos importantes durante el cautiverio. Bajo ningún concepto debe perder la entereza, firmeza mental o la idea que su empresa o su familia lo abandonaron y se olvidaron de usted, como tampoco antagonizar innecesariamente en conversaciones banales con los captores o dirigirse con agresión verbal.

La fuga sólo es aconsejable cuando el plan trazado tenga una alta probabilidad de éxito. El momento de la liberación es la segunda etapa de más alto riesgo en las fases del cautiverio. Debe ponerse mucha atención a las instrucciones manteniéndose alerta a los acontecimientos. Es conveniente hacer planes de emergencia ante el eventual supuesto que algo salga mal, pero en ningún momento debe frustrarse por el retraso de la liberación ni tampoco relajarse hasta que se encuentre seguro. Finalizado el evento, le tocará rendir declaración a las autoridades o medios de comunicación. Es importante realizar una evaluación médica y psicológica y determinar si necesita ayuda o tratamientos. ◊