Las energías renovables en la Argentina

Cuál es la situación actual de las energías limpias en el país. Cómo los vientos, el agua y el sol podrían ser aprovechados en proyectos energéticos que abastezcan a la red. El boom de los biocombustibles, la instalación de pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, y los estudios de geotermia y de biomasa.

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Energía renovable, verde, limpia, sustentable o ecológica. Todas estas palabras se pueden utilizar para referirse a aquellas energías que protegen el medio ambiente al no emitir gases contaminantes. Año a año, miles de millones de toneladas de dióxido de carbono llegan a la atmósfera aumentando la temperatura de la tierra. El calentamiento global es un hecho y los continuos desastres naturales son un fiel reflejo de que el mundo está diciendo basta. Y la mejor manera de combatir esta realidad es con un cambio en la matriz energética, que busque abandonar paulatinamente el uso del gas y el petróleo como principal generador de energía, y construya el camino hacia las energías sustentables.

Países como Alemania, Estados Unidos, España y hasta Brasil son pioneros en la utilización de recursos naturales renovables para generar energía. Pero, ¿qué sucede en Argentina? ¿El país tiene recursos para desarrollar proyectos energéticos verdes? ¿Qué oportunidades ofrece la geografía nacional y cómo se podrían aprovechar estas fuentes sustentables?

  1. 1. RECURSOS LIMPIOS

Argentina cuenta con una enorme cantidad y una excelente calidad de recursos energéticos renovables. Tiene muy buenos vientos, no sólo en la Patagonia, sino también en las zonas serranas y montañosas del centro y el oeste del país; gran parte del territorio nacional presenta irradiaciones solares que permitirían generar electricidad, especialmente en el noroeste y en el Cuyo; tiene una extensa costa con mareas y olas, numerosos ríos y saltos de agua para proyectos hidroeléctricos de bajo impacto ambiental; cuenta con abundante producción de biomasa y en los últimos años se han impulsado significativamente los biocombustibles como consecuencia de las buenas cosechas de soja.

Argentina cuenta con una enorme cantidad y una excelente calidad de recursos energéticos renovables

A pesar de esta gran disponibilidad de fuentes energéticas renovables que abarca a la energía eólica, solar, de biomasa, de pequeños aprovechamientos hidráulicos, la geotermia y la mareomotriz, menos del 1% de la energía que se generará en 2010, pronosticada en 30.000 MW, proviene de recursos limpios.

¿Por qué si están los recursos, la Argentina está tan atrasada? Hay varias respuestas. Una de ellas es lo barata que se paga la electricidad en el país como consecuencia de los subsidios que recibe toda la cadena productiva energética, que hace que las empresas privadas no encuentren incentivos para invertir los millones que hacen falta para la generación de energías renovables. Juan Carlos Villalonga, director de campaña de Greenpeace en el país, explica en su columna “La necesidad de un ajuste tarifario”, cómo estos precios son uno de los principales problemas para el desarrollar de energías limpias.

Otro de los motivos es la falta de interés político que suscitan este tipo de energías. Desde 1990 hasta la fecha, prácticamente no ha habido planes integrales a largo plazo que proyecten una verdadera transformación de la matriz energética nacional. Si bien en la década pasada hubo un incipiente desarrollo de parques eólicos de la mano de cooperativas eléctricas, éstos lograron generar muy poca energía, sin llegar a más de 30 MW, lo que supone el 0,1% de la capacidad eléctrica instalada del país. Además de algunas instalaciones remotas de paneles solares, de un pequeño número de centrales hidroeléctricas chicas, y de un prematuro desarrollo de los biocombustibles a base de soja, el país no había dado pasos firmes hacia las energías verdes.

Sin embargo, el programa de “Generación Eléctrica a Partir de Fuentes Renovables” (GENREN), promovido por el Gobierno nacional, dio un vuelco a la situación hasta ahora estática en que se encontraba el tema de las energías limpias en el país.

El GENREN nació con el objetivo de generar en un plazo de dos a tres años un 3% de la energía del país a partir de fuentes alternativas. Para tal fin, se licitaron diversos proyectos energéticos. Luego de la presentación de los proyectos, se adjudicaron 32 planes que generarán, en su conjunto, un total de 895 MW. Sin embargo, se habían presentado 51 iniciativas ecológicas por un total de 1.442 MW, más de lo estipulado en el programa original. Según estimaciones del sector, todas estas obras requerirán una inversión superior a los u$s 2.000 millones y crearan cerca de 7.000 nuevos puestos de trabajo.

Este es un buen paso hacia el compromiso que el país debe cumplir. De acuerdo a la ley 26.190 de energías renovables, en 2016 el 8% de la generación eléctrica de la Argentina debe provenir de fuentes sustentables, lo que supone que más de 2.500 MW deben provenir de recursos amigables con el ecosistema.

De los 895 MW adjudicados, mas del 80% (754 MW) utilizarán al viento como materia prima, lo que permitirá llevar la energía eólica a una capacidad instalada de 780 MW al sumar los tan sólo 30 MW que existen actualmente. En este sector se realizarán 17 proyectos, 13 en la provincia de Chubut, dos en Buenos Aires y dos en Santa Cruz, que serán llevados a cabo por siete compañías diferentes. La segunda energía más licitada fue la térmica con biocombustibles, que generará 110 MW a partir de cuatro proyectos en Santa Fe y Bs.As. El resto de la energía está dividida entre la solar fotovoltaica (20 MW) y las mini centrales hidroeléctricas (10,6 MW). “Este es el verdadero punto de origen para las energías renovables en Argentina” asegura Carlos St. James, presidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER).

¿Qué suponen estos 895 MW generados a partir de fuentes renovables? Que cada año se dejarán de consumir 4.400.000 barriles de petróleo, y que también se dejarán de emitir más de 1.700.000 toneladas de dióxido de carbono a la atmosfera, que es el principal causante del calentamiento global.

  1. 2. VIENTOS

El potencial energético más grande que tiene Argentina está en los vientos. Según expertos, los vientos de la Patagonia son los mejores del mundo, y con ellos se podría generar una enorme cantidad de energía. ¿Hasta dónde llega esta capacidad?

La tecnología de energías renovables que más crece en el mundo anualmente es la eólica, con un incremento del 30% por año, lo que la hace la energía más dinámica, aún comparada con las tradicionales. Y la tecnología para desarrollar parques eólicos no sólo ya existe, sino que hay empresas nacionales que se encargan de hacerla. Por lo tanto, están los vientos y está la tecnología, sólo falta poner manos a la obra.

Según un estudio de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CAER), el potencial teórico de generación eólica del país es muy elevado, lo que permitiría instalar más de 2.000 GW, un valor equivalente a dos veces la capacidad de generación total actualmente existente en EE.UU. ¿A qué se debe este potencial? Sin dudas a las características únicas que tienen los vientos argentinos.

El país cuenta con característica técnicas inigualables en cuanto a los recursos eólicos aprovechables. El 70% del territorio nacional está cubierto con vientos cuya velocidad media anual, medida a 50 metros de altura sobre el nivel del suelo, supero los 6 metros por segundo. En determinadas zonas de la Patagonia, los vientos llegan a velocidades promedio de entre 9 m/s u 12 m/s. Pese a estos valores, actualmente sólo se producen 30 MW de energía, cuando hoy en día ya se podrían generar más de 2.500 MW. En algunos países, la energía eólica es una fuente significativa de generación. En España representa el 11% del total, y en Dinamarca más del 20%. En Estados Unidos, el 40% de las instalaciones de nueva generación en 2008 fueron de origen eólico, con una potencia total de 8.300 MW.

En 2008, Argentina gastó cerca de u$s 1.800 millones en combustibles líquidos importados y en energía eléctrica de origen térmico comprada a países vecinos. Este dinero fue destinado a la generación y compra de 7.700 GW, lo que arroja un costo promedio de u$s 230 por MWh. En este contexto, CAER asegura que si se hubiese destinado el 15% de dicho gasto (u$s 270 millones) a la energía eólica, se podrían haber instalado cerca de 700 MW eólicos, atrayendo inversiones por u$s 1.500 millones. Además, dentro del marco de la ley que establece que el 8% de la energía generada en el país debe provenir de fuentes sustentables para 2016, la Secretaría de Energía de la Nación proyectó que para cumplir con los 1.250 MW eólicos que se podrían generar ese año, la inversión del sector sería entre u$s 2.200 y u$s 2.700 millones hasta 2016, más otros u$s 800 a u$s 1.100 millones hasta 2050.

PARQUES NACIONALES

De acuerdo al último relevamiento realizado en el país, actualmente hay 14 parques eólicos en funcionamiento y otros seis proyectos en ejecución. La mayor cantidad están en la provincia de Chubut, donde se generan 17,5 MW de los 29,8 MW que hay instalados. El otro punto, donde hay seis parques instalados, es en la Provincia de Buenos Aires, distribuidos entre Claromecó, Darragueira, Mayor Buratovich, Tandil y dos en Punta Alta, donde se generan 5,7 MW. El resto de los proyectos están en La Pampa, Neuquén, Santa Cruz y San Juan. “Los diferentes lugares en donde están instalados los parques eólicos demuestran la riqueza de los vientos argentinos, y que en todo el territorio nacional se pueden levantar muchos más parques”, explica Villalonga, de Greenpeace.

Además de los 17 proyectos licitados  a través del programa GENREN, hay otros seis parques que se están levantando, los cuales generarán más de 286 MW. El más importante es el de 90 MW del parque Arauco, en La Rioja seguido por el de Malaspina (80 MW), Vientos de la Patagonia I (60 MW) y Diadema (6,3 MW), en Chubut; el de Vientos del Secano (50 MW) en Buenos Aires, y Vientos de la Patagonia II que se está desarrollando en Santa Cruz.

  1. 3. BIOCOMBUSTIBLES

La Argentina cuenta con todas las posibilidades para generar biocombustibles en los próximos 20 años. A partir del boom sojero, impulsado principalmente por los altísimos precios internacionales, varias compañías argentinas fabricantes de aceite de soja comenzaron a producir este tipo de energía.

El excelente rinde que la soja ha dado en los últimos años, ha impulsado a las empresas nacionales del sector a volcarse a la producción de biodiesel. En 2009, la Argentina exportó un total de 1.149.663 toneladas, y la proyección para este año es que las ventas externas llegarán a 1.300.000 toneladas, lo que ubicará al país entre los siete mayores productores de biodiesel del mundo.

A pesar del beneficio aparente que supone este tipo de energía, Villalonga explica que “uno podría decir que es bueno utilizar recursos naturales para generar energía porque están sustituyendo a los combustibles fósiles, que cada vez hay menos. Pero la verdad es que uno no puede aspirar mucho con los biocombustibles y no se puede pensar en un reemplazo total de los combustibles fósiles. La conclusión es que el volumen de negocio de la energía eólica es mucho mayor al volumen que puede tener el de los biocombustibles. Actualmente el de los biocombustibles es un negocio más grande, pero no se puede multiplicar por diez como es el caso de las energías eólicas”.

  1. 4. ENERGÍA SOLAR

Viento y sol hay en todo el mundo. Sin embargo, el aprovechamiento energético que se puede obtener de uno u otro recurso es muy diferente. Así como los vientos tienen un enorme potencial, los rayos del sol son mucho menos útiles.

El planeta recibe del sol una cantidad de energía anual de aproximadamente 1,6 millones de kWh, de los cuales sólo un 40% es aprovechable, una cifra que representa varios cientos de veces la energía que se consume actualmente en forma mundial. En este sentido, no hay dudas que el sol es una fuente de energía descentralizada, limpia e inagotable. Pero la energía que se puede generar a partir de los rayos solares no es la misma en todas partes. El aprovechamiento energético está condicionado por la intensidad de radiación solar recibida por la tierra, los ciclos diarios y anuales a la que está sometida y las condiciones climáticas del lugar.

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¿Qué oportunidades solares hay en el país? Sólo una pequeña franja del noroeste argentino (parte occidental de Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y San Juan), presenta irradiación alta (superior a 5 kWh por metro cuadrado por día), lo que daría un alto aprovechamiento potencial. El resto de la superficie del país tiene irradiaciones que permitirían proyectos de generación eléctrica de baja potencia. Dentro del programa GENREN se presentaron seis proyectos para la generación de 20 MW de energía solar fotovoltáica en San Juan.

Sólo una pequeña franja del noroeste argentino presenta irradiación alta lo que daría un alto aprovechamiento potencial

LA NECESIDAD DE UN AJUSTE TARIFARIO

Argentina tiene un enorme potencial para desarrollar una gran variedad de energías renovables en el corto plazo. Cuenta con excelentes recursos naturales y con la tecnología para hacerlo. Entonces, lo primero que uno se preguntaría es: ¿por qué cada año aumenta la importación de energía? ¿Por qué el país no ha comenzado a construir el camino hacia las energías limpias? Sin duda se podrían dar explicaciones de todo tipo: económicas, políticas, sociales y hasta culturales. Pero el problema que subyace a todas las energías renovables son las tarifas.

A partir de la crisis de 2001-2002 las tarifas eléctricas empezaron a ser subsidiadas por el Estado Nacional. Después de la devaluación, los precios se congelaron, en ese momento muy adecuadamente por la situación que estaba pasando el país, pero todo ese sistema de subsidios se mantiene hasta el día de hoy. Y no se ve una verdadera voluntad para cambiarlo, ni de este Gobierno, ni de cualquier otro que pudiera asumir. No es una problemática de un Gobierno, sino que es una problemática estructural del Estado. Si uno compara el precio de la energía de Argentina con el de Brasil, Uruguay o Chile, y ni hablar con países desarrollados como Francia o Alemania, la energía acá está regalada. Pareciera que no nos queremos dar cuenta, pero la energía es cara y cuesta mucho producirla, y en Argentina nos acostumbramos a pagarla barata.

El verdadero inconveniente de la energía barata es que toda la nueva tecnología que se quiera introducir, especialmente la que produciría energía limpia, desde el punto de vista de los costos es competitivamente inviable. Por este motivo, el Estado es hoy en día el único actor en el mercado eléctrico. Esto no es malo en sí, sino que es negativo porque no fomenta la participación de nuevos actores en el sector. Mientras las inversiones que se requieren para desarrollar energía sean tan altas, y éstas no tengan un correlato con las tarifas, la ecuación económica no cierra y  esto no genera inventivos. Es difícil que nuevas fuentes energéticas puedan penetrar de manera significativa en el mercado y que haya empresas que estén interesadas en invertir millones de dólares para generar energía verde si el precio que se pagará por ella es tan barata. El tema tarifario, al estar tan deprimido y atrasado, afecta el estímulo a las nuevas energías renovables.