EL AJUSTE FISCAL DEBILITA AÚN MÁS EL DESEMPEÑO ECONÓMICO

Crisis en la eurozona. La Eurozona se encuentra al borde del precipicio, y eso no es ninguna novedad. Para explicar la sucesión de hechos que llevaron al bloque regional al abismo, no son necesarias más que dos palabras: déficit fiscal. Durante años, la mayoría de los gobiernos de los países que utilizan el euro gastó indiscriminadamente, mucho más allá de sus recursos “genuinos”, endeudándose a niveles exorbitantes.

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Un día la fiesta se terminó: se cortó el flujo de financiamiento hacia las economías altamente endeudas y devino el problema fiscal. Con un gasto público creciendo de manera constante (y con inflexibilidad a la baja) y unos ingresos mucho más volátiles e inestables, los cuales dependen de la coyuntura macroeconómica, era de esperarse que tarde o temprano la crisis de la deuda estallara.

Todo comenzó en Grecia, una de las economías más débiles de la Eurozona, para luego expandirse hacia otras, entre ellas, Portugal, Irlanda, Italia y España.

El bloque regional, para evitar el colapso total del mismo, se empeñó (y aun se empeña) en salvar a los países con mayores dificultades. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, son necesarios ajustes más drásticos para solucionar estos problemas, que van más allá de un simple desajuste. Esto se ha convertido en un problema estructural para las economías más comprometidas.

En este contexto, y como prueba del empeño de los países de la zona euro, debe destacarse que el lunes 12 de marzo de 2012, los ministros de Finanzas de los países que comparten el euro dieron su aprobación final a un segundo rescate para Grecia y dirigieron su fuego contra España, exigiendo que apunte a un objetivo de déficit más estricto este año con el fin de cumplir su meta para 2013.

Para que este rescate fuera posible, Grecia, la fuente de la crisis de deuda del bloque de moneda común, canjeó el fin de semana previo sus bonos en manos privadas por nuevos documentos de vencimiento a un plazo más largo con menos de la mitad del valor nominal, una medida que reduciría sus deudas en más de 100.000 millones de euros.

Este accionar del gobierno heleno allanó el camino para que los ministros de la Eurozona dieran el visto bueno a un paquete de 130.000 millones de euros que tiene como objetivo financiar a Atenas hasta 2014.

Según estimaciones oficiales de la Unión Europea (UE), gracias a una alta aceptación de la oferta de canje de bonos, la deuda de Grecia debería caer por debajo del objetivo de un 120% de su Producto Bruto Interno (PBI) para 2020, y alcanzar así un 117% desde el 160% actual.

No obstante, en momentos en que los problemas financieros de Grecia han perdido cierto grado de urgencia, España plantea un nuevo desafío. El gobierno anterior incumplió su objetivo de déficit en 2011 por amplio margen, y la nueva administración de Rajoy anunció que tampoco cumplirá la meta de este año.

Captura de pantalla 2016-02-22 a la(s) 12.40.16Según las metas fijadas para 2012, se estima que España recortará su déficit al 4,4% del PBI, pero el gobierno informó que solo aspira a un 5,8% mientras se encamina a la recesión. El gobierno español anunció también este mes que su déficit en 2011 fue de un 8,5%, superando el 6,0% fijado inicialmente.

En un escenario como el planteado, la zona euro está muy interesada en que España, una economía mucho mayor que hasta ahora ha evitado la necesidad de un rescate al estilo del griego, reduzca su déficit para demostrar a los mercados financieros que su intención de poner en orden sus finanzas públicas es seria.

Madrid prometió que reduciría su déficit al 3% del PBI el próximo año, de acuerdo con el plazo final acordado, pero quiere que el punto de vista superior y la desaceleración del crecimiento económico sean tomados en cuenta al determinar la vía en 2012.

Asimismo, otros Estados de la zona euro se han comprometido a cumplir las metas de déficit.

Durante el fin de semana previo al nuevo rescate griego, Bélgica dijo que mantendrá sus objetivos de déficit y presentó casi 2.000 millones de euros de ahorros adicionales para conseguirlo, lo que presiona a España para ceñirse al plan original.

Un Pacto de Estabilidad más riguroso, que entró en vigor en diciembre, contempla la imposición de multas para aquellos países que, como España, mantienen un déficit superior al techo de la Unión Europea (UE) del 3% del PBI y que incumplen sus objetivos de reducción.

El objetivo de este artículo es analizar el impacto sobre el nivel de actividad del ajuste fiscal llevado adelante por las economías de la Eurozona y el rol activo de la política monetaria. Además, se considerarán algunas de las perspectivas que se vislumbran para el largo plazo, no solo a nivel intrabloque, sino que también a escala global: la inserción de la Eurozona en el espacio económico mundial.

LA DESACELERACION DEL NIVEL DE ACTIVIDAD

Las crisis siempre “pegan donde más duele”: el nivel de actividad. Y este caso no podía ser la excepción.

La economía de la zona euro continúa desacelerándose, y de seguir la tendencia actual, durante el primer trimestre de 2012, entraría técnicamente en recesión dos trimestres consecutivos de contracción del nivel de actividad–, por lo que el panorama no es para nada alentador.

Según cifras de la oficina de estadísticas de la UE, Eurostat, la economía del bloque monetario se contrajo a fines de 2011.

Estas cifras, al mismo tiempo, pusieron al descubierto las crecientes divisiones entre las economías del norte y del sur, mientras la crisis de deuda sigue haciéndose sentir.

En el último trimestre del año pasado, el PBI de la Eurozona experimentó una contracción de tres décimas con respecto a los tres meses anteriores, cuando apenas creció un 0,1%, mientras que en términos interanuales, la Eurozona se expandió siete décimas, tras haberse expandido un 2,5% a inicios del año, cuando Europa parecía recuperarse con fuerza de la crisis financiera de 2008/09. De este modo, el PBI de la zona euro creció solo un 1,4% en todo 2011, medio punto menos que en 2010.

La caída del cuarto trimestre de 2011 es la primera desde la verificada en el segundo trimestre de 2009, en plena crisis financiera global. En ese período, la economía se contrajo un 0,2%.

No obstante, si en lugar de analizar las cifras globales, el análisis se realiza por países, se ve la divergencia existente entre los países que comparten el euro. Entre los países miembros de la Eurozona, Italia, Holanda y Bélgica entraron en recesión técnica en el cuarto trimestre al encadenar ya dos trimestres consecutivos con retrocesos de la actividad económica, sumándose así a Eslovenia, Portugal y Grecia, mientras que Irlanda, cuyos datos no estaban disponibles, ya registró una contracción del PBI en el tercer trimestre. De este modo, las estadísticas nacionales revelaron una creciente brecha entre el norte rico y sus socios más pobres del sur.

Por otra parte, la economía de Francia sorprendió al mercado al crecer un 0,2% en el cuarto trimestre, apoyada por la inversión y el consumo. No obstante, a pesar del marginal crecimiento del último trimestre, la economía francesa se encuentra virtualmente estancada.

En tanto, el nivel de actividad de Alemania sufrió una leve contracción, pero aun así tuvo un desempeño mejor que el esperado. En este contexto, la “locomotora” alemana parece no estar tirando como antes.

En contraste, Grecia se contrajo a un ritmo interanual del 7%, mientras que el PBI de Portugal cayó un 1,3%. En tanto, la economía de España cayó un 0,3%, la de Estonia, un 0,8% y la de Austria un 0,1%, asomándose a la recesión tras registrar un primer trimestre negativo a la espera de la evolución de sus respectivas economías en los tres primeros meses de 2012. La economía italiana, por su parte, se contrajo un 0,7% frente al tercer trimestre.

Estas cifras, no solo nos muestran las diferencias en las tasas de crecimiento, sino que van mucho más allá de estas. Estas divergencias no constituyen solo cuestiones de carácter estructural, sino que están asociadas a las diferentes estructuras económicas, ante las cuales son necesarias distintas políticas económicas, tanto fiscales como monetarias y cambiarias.

¿ES CONVENIENTE UN AJUSTE FISCAL EN UN ESCENARIO DE DESACELERACION ECONÓMICA?

A principios de marzo de 2012, todos los estados miembros de la Unión Europea, salvo dos, firmaron un tratado que establece una mayor disciplina fiscal para la Eurozona, lo que supone un triunfo para Alemania, que presionó a favor del acuerdo a fin de tratar de evitar que se repitiera el descontrolado gasto que llevó a la crisis de deuda.

Solo Reino Unido y República Checa no firmaron el “pacto fiscal”, según el cual los 17 países que comparten el euro incluirán en sus constituciones o leyes equivalentes una “regla de oro” sobre la obligatoriedad de mantener el equilibrio presupuestario con mecanismos automáticos de corrección si lo violan.

Sin embargo, en un contexto como el actual, surge un interrogante: ¿es conveniente un ajuste fiscal en un escenario de desaceleración económica?

Una primera apreciación que puede realizarse es que, en un escenario de crisis y con graves problemas de incertidumbre, la restricción fiscal a la que se enfrentan los países miembros de la Eurozona agudiza aún más sus problemas económico – financieros.

Y los ajustes inducidos tras la forma del tratado de disciplina fiscal podrán exacerbar aun más los malos resultados de los fiscos: como se mencionó, el gasto público suele ser inflexible a la baja y aunque los gobiernos se esfuercen por reducir sus erogaciones al mínimo, existe un límite que no se puede pasar sin generar problemas sociales. Igualmente, dado que los ingresos dependen de la coyuntura macroeconómica, en un escenario de desaceleración económica, los límites tienden a reducirse, ya que a menor nivel de actividad, menor recaudación de recursos en concepto de impuestos.

Las políticas fiscales son contractivas y recesivas, y se recomienda realizarlas en contextos de recalentamiento del crecimiento, con el fin de amortiguar los ciclos económicos. En casos de desaceleración, o virtual recesión, los gobiernos deberían realizar políticas expansivas, con la finalidad de reactivar las economías. Por lo tanto, se puede concluir que el nivel de actividad no es el objetivo del bloque monetario, sino que este está más preocupado por la disciplina fiscal.

No obstante, a pesar del doloroso ajuste a realizarse en el corto plazo, en algún momento es necesario llevarlo a cabo. Es probable que, de haberse solucionado este asunto a tiempo, se hubrían evitado los problemas económicos actuales. Sin embargo, aunque hoy en día el ajuste fiscal no genere más que descontento en las sociedades afectadas, patear el problema para adelante no haría más que empeorar la situación.

EL ACTIVO ROL DE LA POLÍTICA MONETARIA

En un escenario como el descripto, por fortuna la zona euro cuenta con un banco central que busca darle impulso a las alicaídas economías del bloque.

Un menor nivel de actividad “ayuda” a mantener la tasa de inflación bajo control, dando margen al Banco Central Europeo (BCE) para realizar una política monetaria ultraexpansiva, tratando de neutralizar –en parte– la política contractiva en el frente fiscal.

No obstante, así como los gobiernos buscan mantener a raya la disciplina fiscal, la autoridad monetaria podría definirse como “fundamentalista” en el control de la inflación. Sus acciones en el mercado monetario así lo demuestran.

En mayo de 2009, en medio de la desaceleración que estaba sufriendo la Eurozona por la crisis con epicentro en los Estados Unidos, el BCE llevó la tasa de interés a su mínimo histórico del 1,0%, buscando generar un impulso sobre el nivel de actividad. Menos de un año atrás, la tasa de referencia se encontraba en el 4,0%, lo que demuestra la rapidez del ente emisor para actuar frente a condiciones adversas.

El tipo de interés se mantuvo en su mínimo histórico hasta abril de 2011, mes en que las presiones inflacionarias comenzaron a sentirse debido al aumento del precio de las materias primas. Sin embargo, a los pocos meses, en noviembre del mismo año, debió volver a llevarlas al 1,0%, ya que la inflación comenzó a ceder y el nivel de actividad no reaccionaba. A partir de ese mes, se mantuvo estable y por momentos ha llegado a sugerirse que podría bajarla medio punto más.

Sin embargo, a pesar del rol de la autoridad monetaria, debe destacarse que una tasa de interés única no es compatible con las diferentes necesidades económicas de los países.

Como ejemplo, puede mencionarse que “la moneda única terminó de unificar a los 17 países de la zona, pero lo hizo tras eliminar el riesgo en los préstamos a Europa periférica (Italia, España, Grecia, Portugal e Irlanda); y así logró el ‘milagro’ de que los préstamos a 30 años en Grecia tuvieran el mismo costo que en Alemania. Por eso los países de la periferia europea crecieron durante 10 años, a pesar de que sus niveles de productividad eran negativos o divergentes con los de la República Federal. Así, el intento europeo de competir en la nueva economía global tuvo un doble carácter interno; y esto mientras el capitalismo experimentaba la más grande transformación productiva y tecnológica desde la Revolución Industrial”1.

Hoy el BCE se empeña en “rescatar” a las economías del abismo, pero en parte colaboró en generar la situación que atraviesa en la actualidad. Las bajas tasas de interés dieron la posibilidad a las economías periféricas de endeudarse a tasas no compatibles con sus estructuras económicas, y hoy están pagando por ello.

CONSIDERACIONES FINALES Y PERSPECTIVAS

El panorama de la zona euro no parece demasiado alentador. Sin embargo, no se trata de una mera cuestión a corto plazo, sino que está relacionado con cuestiones mucho más profundas, que deberá tratar de corregir si quiere sobrevivir en el escenario económico mundial actual.

En el corto plazo, los países del bloque que comparten el euro se han aferrado a la aplicación del “dogma” que sostiene que la condición necesaria para encauzar el crecimiento de las economías es primero lograr la estabilidad fiscal. No obstante, como se ha mencionado previamente, esta estabilidad afecta el nivel de actividad, y podría empeorar aún más las condiciones actuales, y el costo –no solo económico, sino también político y social– que deberá enfrentar la Eurozona, podría ser muy alto.

Por otra parte, aun cuando la zona euro supere la crisis financiera, deberá concentrarse en el largo plazo y el rumbo que desea que tenga el bloque en el escenario mundial, ya que esta vez no se trata solo de una crisis de solvencia, sino que tiene que ver más con su carácter histórico – estructural.

Europa fue la cuna del capitalismo, ese mismo que hoy en día parece estar dejándolo de lado para “irse a los brazos” de otros países con características estructurales diferentes a las presentes en el viejo continente. Es por eso que los países del bloque monetario se encuentran incapaces de competir en una economía globalizada, en la que el eje del proceso de acumulación se ha trasladado a los países emergentes, al tiempo que los Estados Unidos experimenta una nueva revolución tecnológica. Esto se presenta como el doble filo de una tijera cuyo corte es letal.

Además de las dificultades que plantean a Europa adaptarse a las nuevas condiciones globales de competitividad, la reducción en términos absolutos de su población agrava aún más el problema, sumado a su envejecimiento generalizado. Basta mencionar el caso de Italia: su crecimiento poblacional es negativo (0,1% anual entre 2003 y 2008). Más de 24% de los italianos tiene 60 años o más; y el 40% de la franja entre 30 y 40 años es soltero y vive con sus padres.

Por otra parte, si bien Alemania continua siendo el motor del bloque económico regional, la locomotora parece no estar tirando tanto. Fue sinónimo de potencia productiva e industrial, solo que en el sector de la manufactura tradicional (automotores, máquinas, herramientas) y no en las actividades altamente innovadoras de informática e Internet, que hoy en día constituyen la frontera del conocimiento y la actividad productiva. Con la economía germana en esta situación, se hace difícil esperar que el viejo continente vuelva a ocupar en el escenario mundial el lugar de oro de décadas atrás.

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Lic. en Economía (UBA), Posgrado en Economías Latinoamericanas (CEPAL, NU). Mg. en Economía Aplicada UCA. Economista CATALAXIA Consultores. Asesora de empresas, organismos públicos nacionales e internacionales. Docente de Microeconomía, Macroeconomía, Economía Internacional y Cuentas Nacionales en UBA, UCES, UP, USAL, UB. Columnista de Infobae, El Economista, Cronista Comercial, Reconciliando Mundos, Desarrollo Industrial.