Aunque no exclusivo, la multinacionalización de la empresa fue un fenómeno que se originó en los Estados Unidos, que sirvió para poder obviar las barreras arancelarias levantadas por muchos países extranjeros. La creación de filiales en el extranjero no siempre ha respondido, sin embargo, a razones arancelarias. Se han creado en muchos casos con la finalidad de aprovechar mano de obra o materias primas baratas, estar cerca del mercado de venta, evitar conflictos laborales, alejar el riesgo físico de la producción, etcétera. La diversificación espacial constituyó una prolongación de la estrategia diversificadora sectorial, con el fin de aminorar los riesgos que para la empresa se derivan de las fluctuaciones de la demanda.

En este contexto, las multinacionales han ido creciendo, no sólo en tamaño, sino también en poder e influencia. Su capacidad para ejercer poder sobre el sistema se ha visto demostrada en el rol que cumplen dentro del proceso organizacional de la economía internacional. En este sentido, nos encontramos que la influencia sobre qué es lo que se importa o exporta desde donde y hacía donde resulta difícil de obviar.

Así podemos comprender que estas multinacionales “bajo una unidad mundial de gestión, tienen intereses y actúan en una pluralidad de países, acomodándose a las condiciones económicas, sociales y legales de cada uno de ellos con el fin de conseguir la maximización de sus beneficios y la mejor defensa de sus potencialidades de nivel mundial”1. El objetivo tras la expansión de una empresa, es siempre lograr mayores beneficios y reducir los costos. El comportamiento que llevan adelante en el sistema está siempre ligado a este mismo objetivo, y siempre con el propio interés como motivo de acción.

Podemos, entonces, establecer un conjunto de características que poseen las empresas multinacionales. Primero, las mismas se extienden en todo el territorio. Segundo, sus propietarios llevan sus productos o servicios a numerosas partes del mundo a la vez que abren sucursales en otros continentes diferentes al propio de origen. Tercero, no solo trabajan con plantas en todo el mundo, sino con importantes cantidades de productos. Cuarto, son fuertes inversores en investigación y desarrollo. Quinto, poseen conocimiento profundo acerca de las estructuras y el funcionamiento de los mecanismos políticos de aquellos países donde son residentes. Sexto, un mecanismo habitual de crecimiento son los procesos de fusión y adquisición. Y, por último, sus productos no siempre son terminamos en la misma planta en la que se da inicio a su producción; muchas veces son enviados a otras plantas para continuar con el proceso, y luego redirigidos hacía otros lugares para ser comercializados.2

Estas empresas se ubican dentro del sistema internacional. Deprez y Harvey, dos economistas post-keynesianos, consideran que la naturaleza misma de las industrias de tender hacía la formación de oligopolios, es lo que causa que la economía se encuentre dominada por mega-corporaciones.

Las multinacionales poseen poder de mercado, y la competencia entre una y otra se da no a través del precio sino de otros mecanismos tales como las relaciones publicas, o el marketing.3 Robert Carbaugh realiza entonces un análisis de los flujos de intercambio internacional tanto de bienes como de servicios, y realiza un análisis acerca de las fuerzas económicas detrás de los movimientos internacionales de los factores de producción. Así otorga una especial atención a la empresa multinacional que realiza la reasignación del capital a nivel global.4

Como explicábamos anteriormente, las transnacionales actúan en base a su objetivo, y es con este motivo que van a organizar su esquema de comercialización y producción internacional de manera tal que se acomode a este.

¿CÓMO SE LOCALIZAN LAS MULTINACIONALES?

Debido a la importancia actual de las empresas multinacionales en la economía global del siglo XXI, es de vital importancia analizar cómo estas deciden donde localizarse. En esta decisión de localización de la inversión directa en el exterior influyen numerables factores, entre los que se destacan las ventajas comparativas y competitivas, y causas que justifican dichas decisiones (búsqueda de mercados, recursos naturales y activos estratégicos).

Asimismo, se observa que la distribución geográfica y sectorial de las multinacionales ha variado en el tiempo, respondiendo tanto a elementos institucionales (del país de origen y del de destino) como a ventajas específicas de las empresas.

No es casual que estas mega-corporaciones ubiquen sus fábricas en países donde los costos de vida Edison

extremadamente bajos y los gobiernos están desesperados por ingresos y dispuestos a que sus empleados sean abusados. Tampoco podemos obviar la elección para la ubicación de la parte gerencial de la pirámide corporativa, y de administración de la compañía.

Países como China, Corea del sur, Taiwán, Vietnam5, en el sudeste asiático, o como, Honduras, México y el Salvador6 en América Latina, poseen en sus territorios Zonas de Procesamiento de Exportaciones (ZPE). Las ZPE son espacios donde se fabrican los artículos y donde además no se pagan gravámenes de importación y exportación y a menudo tampoco por los ingresos ni por la propiedad. Según cifras de la Organización Mundial del Comercio el volumen de negocios de estas zonas oscilaba, a principios de siglo, entre 200 y 250 millones de dólares.7

Las multinacionales tienen, sin embargo, un especial cuidado con respecto a la relación y vínculo que se establece con las fábricas ubicadas en las ZPE, ya que en realidad lo que hacen es contratar a proveedores para que fabriquen sus productos pero sin generar vínculo directo con la marca.

El motivo general de ello es que al no tener vínculo legal, han forzado a los contratistas a ofrecer mejores plazos de entrega a costos aún menores, lo cual se ha trasladado en mayor explotación para sus empleados; explotación con la cual las empresas han negado poseer vínculo alguno.

Por otro lado, sus headquarters se ubican en general en los países de origen de las compañías. Estados Unidos y los países de Europa son los países con más multinacionales, pero otros países como Australia, Brasil y Sudáfrica son propietarios figuran entre los países de origen de las multinacionales más poderosas según Forbes.8

La decisión de ubicar las casas matrices de las empresas en dichos países tiene en general un motivo: es el lugar donde la empresa surgió, por lo tanto sus fundadores allí se encuentran radicados. Sin embargo, en ocasiones las empresas pueden verse motivadas por la búsqueda de profesionales universitarios capacitados para llevar adelante la gerencia y el control administrativo de la empresa.

VENTAJAS Y DESVENTAJAS PARA LOS PAISES RECEPTORES

La decisión que lleva a las empresas a ubicarse en uno u otro país genera un impacto en la economía de los países. La inversión que las empresas realizan en países del tercer mundo, si bien en condiciones deplorables, brinda una especie de aire a países que de otra manera perderían numerosos puestos de trabajo que actualmente las multinacionales brindan. Sin embargo, se encuentran su vez con otro desafío: ser capaces de brindar siempre el mejor precio aún cuando signifique mayores sacrificios de su población; existen numerosos proveedores y las empresas sólo buscan el menor costo posible.

No obstante, de la misma forma, estas empresas multinacionales también deben enfrentar la competencia de otras multinacionales o de empresas locales fuertes en los mercados en los cuales venden sus productos. Esta competencia requiere que estas compañías respondan a las necesidades y exigencias de los mercados locales sin perder eficiencia a nivel mundial, haciendo que inviertan recursos en investigación y busquen avances tecnológicos, administrativos y productivos con los cuales puedan obtener beneficios. Al aplicar estas tecnologías y conocimientos, se produce una transferencia de estos a los países en los cuales hacen presencia tales empresas.

Desde el punto de vista de las críticas, no sólo deben considerarse las relativas a la explotación de la fuerza de trabajo, sino que debe considerarse también la de los recursos existentes en los países (recursos naturales, por ejemplo) sin que, posteriormente, las ganancias que obtienen de tales explotaciones sean reinvertidas en el país sino que son enviadas a la compañía principal ubicada en el país de origen, lo que produce una fuga de dinero hacia otros países que no contribuye a la economía nacional.

Asimismo, ante la falta de regulación de las actividades de estas empresas, se ha acentuado el fenómeno de la economía, propagando los efectos que esta acarrea, a saber las presiones para reducir las condiciones de trabajo y debilitar la reglamentación por parte del Estado en materia de relaciones laborales con el simple propósito de aumentar la competitividad de los territorios nacionales.

Debe también tenerse en cuenta que la ausencia de una legislación y de controles supranacionales permite una libertad de acción que no atiende a la responsabilidad, convirtiendo a las multinacionales en las líderes del libre comercio, oponiéndose a cualquier regulación de sus actividades en todo el planeta. Es preocupante ver como estas empresas han alcanzado gran poder, se están volviendo cada vez más Desafuertes

que escapan al control de los propios estados nacionales, provocando la falta de una verdadera regulación de sus actividades y de su funcionamiento.

Las transnacionales no sólo tienen impacto en la calidad de vida de los ciudadanos, o en la organización productiva del país sino también en el medio ambiente. Los desechos tóxicos altamente contaminantes que son arrojados a los ríos por las fábricas causan problemas en los ecosistemas, a su vez que producen efectos graves en la salud de los ciudadanos.9

Sin embargo, esto también ha llevado a una organización ciudadana a nivel internacional que exige a las multinacionales llevar adelante políticas de Responsabilidad Social Corporativa. El objetivo tras ella, es llevar a que las empresas descubran la forma en la cual sus negocios generan un impacto a lo largo del ciclo productivo, en el sentido del efecto que genera sobre las diferentes personas que forman parte del mismo desde el proveedor hasta el consumidor.

Si bien existen empresas que han sido pioneras en estas cuestiones, estableciendo estándares sociales ambientales y de vigilancia de sus proveedores, otras no han desarrollado la misma línea.10

Lo más importante en este sentido, es generar algo así como una conciencia empresarial; las empresas son poseedoras de gran poder e influencia a nivel global y deben por lo tanto comprender los resultados que generan y el impacto que se produce a causa de sus decisiones.

Por otro lado, los países del primer mundo, no resultan tampoco del todo beneficiados; numerosas fábricas en Estados Unidos y Europa han cerrado sus puertas para redirigir la producción a los proveedores de las ZPE. Las multinacionales si bien dejan puestos gerenciales con salarios abundantes, no generan numerosos puestos de trabajo en aquellos países sino una numerosa masa de desempleados.

Así nos encontramos con que los países del primer mundo, tienen una pequeña capa de su pirámide y contratada por las multinacionales y una gran capa de ciudadanos que deben ser sostenidos por el Estado. A su vez, la modalidad de subcontratación, tan popular con las fábricas del tercer mundo, no sólo encuentra lugar allí, sino que se extiende; la activista Naomi Klein dedica una parte de su libro “No Logo” a explicar como el empleo denominado “temporal”, se ha vuelto cada vez más popular, ya que las grandes transnacionales prefieren evitar todo tipo de vínculo legal con el empleado, y en cambio deciden desviar la contratación del servicio a terceras empresas11.

La interacción entre el Estado y el mercado es constante, ya que si bien las acciones políticas surgen desde el Estado producen un efecto en el Mercado, el cual va a construir un elemento de poder en la sociedad que influye en las decisiones políticas.12 Los Estados se ven, en muchas ocasiones, imposibilitados de luchar contra el sistema de las megacorporaciones, ya que su desligamiento a todo vínculo terrenal, las ha llevado a llevar adelante siempre acciones que piensen en su propio beneficio. Buscan los Estados que les ofrezcan las mejores ventajas comparativas, sin importar los resultados que el traslado de la empresa puede producir en los empleados y la economía en general del país del cual se traslada.

¿ES LA HORA DE REALIZAR LA INVERSIÓN?

Antes de entrar con operaciones en un nuevo país, todas las grandes multinacionales tienen un principio básico de cautela: evaluar y medir el riesgo geopolítico de estar ahí. Las grandes mineras y petroleras, por ejemplo, tienen expansión y presencia en el Medio Oriente, África y países de Sudamérica, que muchas veces tienen ambientes políticos complejos y hostiles. Estudios como estos pueden durar desde tres meses hasta un año. Desde la industria señalan que tienen un costo inicial de US$ 30.00013.

En esta línea, se han detectado una serie factores a considerar a la hora de realizar un proyecto de inversión de tal envergadura en el exterior.

La mayor preocupación es en materia de regulación y confianza. Esto es, en la necesidad de modificar las estratégias de negocios de las grandes multinacionales a raíz de los mayores controles y la creciente regulación por parte de los países emergentes que afecta la competitividad de estas empresas. Mientras muchos celebramos la mayor regulación internacional de la actividad farmacéutica y biotecnológica entre otras, algunos lo ven como el mayor riesgo para sus cuantiosos flujos de ingresos.

En segundo lugar, aparecen los shocks financieros que afectan en estos últimos años al mundo entero. La inestabilidad de los mercados dificulta el acceso al financiamiento, fundamental para la expansión y el crecimiento de las empresas y para la inversión en nuevos proyectos de investigación que generen innovación e incrementen la competitividad. Luego se ubica, en un tercer lugar, el envejecimiento de los consumidores y la mano de obra, un fenómeno demográfico que afecta seriamente a las empresas pues deben renovar sus propuestas para abarcar las necesidades de las personas de edad avanzada que cada vez representan un sector más importante de la población total. Así también, el envejecimiento de la mano de obra complica ciertos procesos productivos, disminuyendo la productividad al tiempo que encarece los sistemas de salud.

El cuarto problema está relacionado con los mercados emergentes y la dificultad que muestran las empresas para adaptarse a las demandas específicas de estos nuevos consumidores y a los crecientes requerimientos de sus gobiernos.

Otros retos señalados son la consolidación o transición de los procesos industriales, los shocks energéticos, la ejecución de transacciones estratégicas, la inflación de costos, la concientización ambiental y los cambios en la demanda de los consumidores. Un pantallazo interesante de los mismos fenómenos que nos afectan a nosotros, pero desde una óptica muy diferente.

POST-GLOBALIZAR LA ECONOMÍA

A lo largo de este artículo hemos realizado un breve análisis acerca de la situación de las empresas multinacionales en la Economía Mundial. El desarrollo histórico ha demostrado el peso que las corporaciones tienen dentro del sistema internacional. Las transnacionales han adquirido poder como actores del sistema, y han logrado influenciar la forma en que la economía se organiza en torno a ellas. Tal es así, que se han comenzado a borrar las fronteras de los Estados para comenzar a trazarse fronteras económicas, explicadas por la presencia de dichos actores globales. Debido a las diferencias estructurales de las economías desarrolladas y en desarrollo, base de la teoría de intercambio desigual de comercio exterior, las empresas ubican sus fábricas, sedes y subsidiarias en base a las ventajas comparativas de los países periféricos y con su objetivo en mente: obtener mayor rentabilidad.

Así, nos encontramos con que los países del tercer mundo aportan la materia prima y la mano de obra industrial al proceso productivo, mientras que los países del primer mundo aportan el capital intelectual. Sin embargo, dado que los países en desarrollo no poseen los recursos suficientes para realizar inversiones de la envergadura de los proyectos que generan las corporaciones, los Estados suelen otorgar facilidades de localización e incentivos o exenciones fiscales, con el fin que se asienten en su territorio y generen empleo, aun a costa de los magros salarios que las multinacionales pagan a sus trabajadores.

En este contexto, debe destacarse que el rol que los Estados efectúan en el proceso de crecimiento de las multinacionales, será de vital importancia para combatir la influencia desmedida de las mismas. Sólo de esta forma podrá evitarse la explotación de los recursos humanos y naturales.

Por otra parte, debemos rescatar que las corporaciones generan vínculos comerciales y colaboran con el intercambio internacional entre países; sin embargo, se rige por intereses privados y, por lo tanto, su rol debe ser vigilado e incluso limitado por los gobiernos de los países. Es necesario combatir el abuso de las empresas. Hoy en día, las ONG y la ciudadanía global ha tomado más acción en este sentido, con la demanda de por ejemplo la Responsabilidad Social Empresarial. No obstante, a pesar de algunos avances en cuanto a la responsabilidad social y el control de las multinacionales, aun queda mucho camino por recorrer. Será tarea de los Estados equilibrar la balanza.

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* Eliana Scialabba, Lic. en Economía (UBA), Posgrado en Economías Latinoamericanas, (CEPAL-NU), Santiago de Chile. Magíster (cand) en Economía Aplicada (UCA). Consultora, investigadora, docente UBA, UCES, UP, USAL, UB, área de expertise: macroeconomía, economía internacional, industrial y política económica. ** Ligia Paoletti, Lic. en RR.II. (USAL). Posgrado en Negociación. Magíster (cand) en Economía Aplicada (UCA). Docente USAL. *** Mariana Scialabba, Lic. en Economía (UBA). Consultora, docente UBA, USAL, área de expertise: macroeconomía, economía internacional, medición del crecimiento económico.