Esto se da en un contexto en el cual la recesión empeoró y un creciente número de sus gobiernos regionales ya han pedido o analizan la posibilidad de pedir ayuda monetaria al gobierno central en Madrid. El interés del bono soberano a 10 años se disparó a niveles insostenibles a mediano y largo plazo, en un indicio de la creciente desconfianza de los mercados de que el país pueda pagar la enorme deuda que debe.
La posibilidad de rescatar financieramente a España preocupa seriamente a Europa debido a su costo potencial, muy superior al dinero existente en los presentes fondos de ayuda. Y no solo eso, para sumar más presión a la unión monetaria, los mercados financieros, además, comenzaron a preocuparse por Italia, otra gran economía europea con una enorme deuda soberana y casi nulas posibilidades de crecimiento.
Los temores sobre España aumentaron luego de que el banco central diera a conocer las cifras de desempeño del nivel de actividad. Según las estadísticas oficiales, la economía se contrajo un 0,3% en el segundo trimestre en comparación con los tres meses anteriores, mientras que respecto al mismo trimestre del año anterior cayó un 0,4%.
Asimismo, el gobierno no ve una rápida salida de la recesión, y pronosticó que la actividad económica no volverá a crecer hasta 2014, ya que las nuevas medidas de austeridad afectarán a consumidores y empresas.
Por otra parte, España encara nuevos costos a medida que varias comunidades autónomas, empezando por Murcia y Valencia, pidieron rescates financieros al gobierno central y la posibilidad de que pronto lo hagan otras ocho, entre ellas Cataluña, una de las zonas más ricas de España, por lo abultado de su déficit presupuestario y la imposibilidad de pagar sus cuentas y vencimientos.
En este contexto, el objetivo del presente artículo es analizar el rol del déficit fiscal (total y de las comunidades autónomas) en la crisis que enfrenta la economía española, lo que (junto a otros factores) genera preocupación a los inversionistas. Además se presentaran brevemente las perspectivas fiscales para el mediano plazo y las consideraciones finales.
CRISIS Y DEFICIT FISCAL
España registró entre enero y mayo de este año, casi todo el desequilibrio previsto en sus cuentas públicas para el 2012, más allá de haber ejecutado recortes presupuestarios por unos 40.000 millones de euros y solicitar un rescate financiero por otros 62.000 millones.
En ese escenario, el gobierno de Mariano Rajoy tomó la decisión de profundizar el ajuste y dejará de financiar descuentos para la gente en alrededor de 500 medicamentos. El Fondo Monetario Internacional (FMI), sugirió a España que baje los salarios públicos, suba el IVA, elimine la desgravación fiscal por adquisición de viviendas, flexibilice la legislación laboral y reduzca su intervención en materia de salud pública.
El déficit de la Administración Central en los cinco primeros meses del año es del 3,41%, 9 décimas por debajo de los pactado para todo 2012 con la Unión Europea, que contempla un 3,5%, y un 5,3% si se tienen también en cuenta las autonomías regionales.
La cifra entre enero y mayo supone además un aumento del 30,6% en comparación con la cifra del mismo periodo del año anterior. En total, el déficit de la Administración Central asciende a 36.364 millones de euros. La situación de España se agrava y no resultó mejor después de la aprobación del rescate financiero para los bancos.
Tras el pedido de salvataje, el gobierno de Rajoy acudió en tres oportunidades al mercado de capitales a buscar financiamiento por el cual debió pagar cada vez más. Parece que España deberá volver a solicitar un rescate financiero, esta vez del orden del que recibieron Grecia y Portugal.
No obstante, los diversos planes de salvataje lanzados por el mundo no hacen otra cosa que aunar el déficit de los Estados, hasta conformar una peligrosa espiral. Un Estado no puede dejar de pagar sus cuentas, por lo que debe acudir a los mercados de deuda, tanto internos como externos, que más temprano que tarde debe pagar.
Es importante destacar, que el grueso del desfase presupuestario, dos terceras partes concretamente, se produce en las cuentas de las comunidades autónomas. Según cifras oficiales, estas cerraron el 2011 con un déficit del 2,94%, lo que supone una desviación de 1,64 puntos sobre el objetivo previsto, que era del 1,3%. Las regiones que más se apartaron del techo fijado fueron Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia. Por contra, la Comunidad de Madrid (1,13%) fue la más cumplidora.
Un punto nada más a saber: por mejor que se encuentre la Comunidad Autónoma en este ranking, no debe olvidarse de que siguen siendo números negativos. Esto significa que el dinero que generan no alcanza para pagar todas las cuentas, y alguien queda siempre sin cobrar, ya sean empleados públicos, proveedores del Estado o servicios de cualquier tipo.
MOTIVOS QUE PREOCUPAN A LOS INVERSIONISTAS
Los esfuerzos repetidos desde el año 2009 por los gobiernos sucesivos para solucionar los problemas del país sólo consiguieron minar la confianza en la cuarta mayor economía de las 17 naciones que utilizan el euro. España padece una recesión que se agudiza, y el número cada vez mayor de los gobiernos regionales que buscan medidas de salvamento aumentan los problemas de un gobierno que ya brega por auxiliar a su vacilante sistema bancario.
En este contexto, si siguen aumentando las tasas que otorga España al dinero prestado, el gobierno podría ser marginado de los mercados internacionales y forzado a pedir un rescate financiero que arrastraría a los fondos de rescate europeos a un punto de quiebre. Los motivos que preocupan a los inversionistas son los siguientes:
a · Regiones en apuros:
Durante la burbuja inmobiliaria en España, las 17 regiones semiautónomas del país recibieron la mayor suma de ingresos de ese sector, pero el mercado se derrumbó, el país cayó en recesión y esas zonas ya no pueden pagar sus facturas ni solventar sus deudas.
Nadie sabe cuánto dinero necesitarían las regiones, aunque el periódico El País consideró que tienen deudas por 140.000 millones de euros y que 36.000 millones deben ser refinanciados este año. España podrá contar con 18.000 millones de euros, pero si necesita más habrá de emitir deuda con tasas perjudiciales para Madrid o pedir un rescate.
b · Endebles perspectivas:
España sufre su segunda recesión en tres años y uno de cada cuatro habitantes está sin empleo, aunque la tasa llega al 52% entre los jóvenes menores de 25 años.
El ministerio de finanzas español reveló que la contracción económica en 2013 será más pronunciada que la prevista, lo cual demora todavía más la recuperación del empleo.
En lugar de una expansión económica de 0,2% para el año próximo, el gobierno pronostica ahora una contracción de 0,5%. Para este año, espera una reducción menor de 1,5% al 1,7% calculado en un principio.
c · El rescate bancario:
España no anunciará antes de septiembre una cifra precisa sobre cuánto necesitarán los bancos, y hasta entonces no se sabrá si son suficientes los 100.000 millones de euros aprobados por las otras 16 naciones de la Eurozona para ese fin.
Los ministros de finanzas de los países del euro aprobaron los términos del rescate, pero persistió el desasosiego en los mercados debido a que el gobierno es el responsable de pagar el rescate. La posibilidad de que esa responsabilidad sea transferida a los bancos podría tardar años.
d · Dependencia crediticia:
El salvataje de la banca sólo intensificó la inquietud de los inversionistas sobre la situación financiera de España.
Las dos terceras partes de los bonos del gobierno español están en manos de bancos, fondos de pensión y empresas aseguradoras del país, por encima del 50% del año pasado. Ese incremento drástico es una clara señal de una rápida reducción en la demanda externa de deuda española. España colocó este año 59.000 millones de euros en bonos de un total de 86.000 millones programados para 2012.
Los observadores del mercado temen que el país y su banca contraigan una dependencia mutua: el gobierno emite deuda –que en su mayor parte es comprada por sus bancos– para luego usar el dinero de la venta en ayudar a su banca con el fin de que ésta pueda adquirir más deuda gubernamental.
e · Creciente indignación:
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, recrudeció en los últimos meses la austeridad con la intención de evitar que el país llegue a pedir un rescate financiero total.
Las nuevas medidas de Rajoy fueron las más controversiales: un aumento pronunciado en el impuesto al consumo y la eliminación de uno de los 14 pagos anuales que reciben los empleados públicos.
Mineros, policías, bomberos y población en general participaron en las concurridas manifestaciones realizadas en varias partes del país contra la austeridad. Un incidente de violencia dejó 32 lesionados el 11 de julio, incluidos 10 policías. Un eventual aumento en la violencia únicamente ahondaría el nerviosismo de los inversionistas sobre España.
PREVISIONES PARA LA ECONOMIA ESPAÑOLA
España cerrará este año con un déficit público del 6,3%, se apartará levemente de su objetivo del 4,5 % para 2013 y no bajará del 3 % hasta el 2016, según señala el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe final sobre la economía española.
La reducción del déficit se mantendrá constante, para cerrar en 2013 en el 4,7 %, dos décimas más del objetivo del gobierno, y en el 3,6 % en 2014, pero España no cumpliría con lo pactado con sus socios europeos, que permitieron una prórroga de un año (hasta 2014) para alcanzar el 3 %, según el Fondo.
El escenario presentado por el FMI en su Artículo IV sobre España es significativamente mejor que las previsiones de déficit para 2012 y 2013 que hizo públicas el 16 de julio en el informe fiscal, que pronosticaba un déficit del 7% para este año y del 5,9 % para 2013.
La actualización incluye el plan de ajustes del gobierno de Mariano Rajoy por 65.000 millones de euros presentado el 11 de julio, que contribuirá a que el déficit baje por vez primera del 3% en 2016 cuando se situaría en el 2,6 %, para pasar a un 2,1 % en 2017.
Según el FMI, las medidas de ajuste anunciadas el 11 de julio por el gobierno acercarán al déficit en 2012 y 2013 a los objetivos revisados, “aunque más medidas (por ejemplo, sobre el IVA) podrían ser necesarias para 2014 y más allá de esa fecha”.
“El nuevo paquete fiscal, las acciones de los gobiernos regionales y las medidas estructurales están ampliamente en línea con las recomendaciones del personal del Fondo”, recuerda el informe, que espera que las medidas de consolidación tengan un impacto en el crecimiento especialmente en 2013.
El Fondo prevé, en ese sentido, que la economía española se contraiga un 1,2% el próximo año, muy por encima del retroceso del 0,5% que espera Madrid y del 0,6% que adelantaba el Fondo hasta ahora.
España no retornará a la senda del crecimiento hasta el 2014, cuando repuntará un 0,9 %. Este año la economía española se contraerá un 1,7%, tras crecer un 0,7% en 2011.
CONSIDERACIONES FINALES
La crisis económica que ha afectado a gran parte de los países industrializados en los últimos años ha sido singular por su intensidad, complejidad y por las dificultades para su superación. Se trata de la primera crisis de entidad que afecta a España desde que entró a formar parte en la Eurozona y, por lo tanto, surgió en una situación en la que la batería de instrumentos de política económica se había reducido significativamente, aunque se contaba con la red de seguridad que proporcionaba la pertenencia a una área fuertemente integrada tanto en lo económico como en lo financiero.
Durante los diez primeros años de uso del euro, la economía española había acumulado desequilibrios macroeconómicos y financieros significativos en determinadas áreas (mercado inmobiliario, exceso de endeudamiento y pérdida de competitividad), todas ellas estrechamente interrelacionadas, que representaban factores de vulnerabilidad pero, en otros ámbitos, arrojaba fundamentos aparentemente más sólidos (como en el caso de la situación presupuestaria y del mercado laboral), que le podrían proporcionar elementos de resistencia.
Por el lado de la oferta, la recesión se dejó sentir con virulencia en el sector de la construcción, pero también afectó de manera severa a la actividad industrial. Las pérdidas en términos de empleo duplicaron aproximadamente lo observado en episodios recesivos anteriores.
Un aspecto central de la crisis son las dificultades que muestra la economía española para su recuperación, superiores a las que afrontan otros países europeos o a las registradas en España en anteriores fases cíclicas. Por último, la necesidad de enderezar la vulnerable situación de las finanzas públicas exige la instrumentación de planes de consolidación fiscal ambiciosos, lo que también condiciona la trayectoria de salida de la crisis.
La experiencia de estos últimos años ha desvelado, de una parte, la dificultad que comporta determinar con precisión su situación subyacente y, de otra, el fallo en los mecanismos institucionales de seguimiento y supervisión tanto a nivel europeo como a nivel nacional. Y ello a pesar de que, en ambos casos, se diseñaron mecanismos para constituir colchones fiscales en épocas de bonanza que facilitaran la instrumentación de políticas presupuestarias contra-cíclicas en fases recesivas.
Los cambios en los marcos fiscales que se han adoptado en España en los últimos meses y las modificaciones al Pacto de Estabilidad y Crecimiento que se están instrumentando en Europa corregirán estas disfunciones.